Paloma de la paz
Vuela, mi paloma, por encima
De las aguas lavadas por Señor,
Nacidas de la alta cima
Y nos quedadas en favor.
Quitados los pecados por crecida,
Salvando el alma del enfermo,
Para que sigamos nuestra vida
Sin convertirla en un yermo.
Mira, mi paloma, por lo alto,
Tal vez los montes suben en el cielo,
Si podemos dar un salto
Sin morirnos en el suelo.
Has traído rama de olivo
Que sea símbolo de vida,
Que sea signo positivo
Para etnia herida.
Vuela más, vuelve a mirar,
¿Dónde el arca flota?
¿Está allí algún lugar,
En que descansa la gaviota?
Deprisa, llevamos esperando
Noticias de afuera.
Períodos iban pasando,
Jamás el ser viniera.
Así Señor habló con Noé
En vez del ser muerto.
Le dijo a la gente que
Saldría al puerto.
Arco iris
Tembló Noé al oír el trueno,
Se puso a chaparrear,
Su hijo dice: «Padre, bueno,
No hay más que esperar.
¿Nuevo aluvión el Dios predice?
¿Y cuál será destino?
¿Qué el Creador nos dice?
¿Cuál será camino?»
«Levántate y mira al cielo,
Allí nos brilla la señal de luz.
Se derretirá el hielo
Y aparecerá la cruz.
Hijo mío, vete ya
Reune los hermanos
Y cada uno deberá
Hacerse cargo de mis planos».
A los llegados dice él:
«Mirad vosotros, allá brilla
El arco iris como ángel,
La verdadera maravilla.
Lavó crecida todo el suelo,
De nuevo es nacido.
Señor entrega el consuelo
Al mundo tan sufrido.
Si tiene ganas de llover
Al suelo otra vez,
Ni una gota va a caer.
El arco iris es el juez.
Pues, mi deber es ilustrar
Nuevas reglas a seguir.
Jamás habrá un familiar
Que sin Dios se atreve a vivir».
Así tomo la taba hijo:
«¡Oye! Padre, si por fin
Dentro de un tiempo fijo
La fe se cae en motín.
Al igual que era antes,
Volvemos todos a pecar.
Así que todos los restantes
Derruirán ya su hogar.
¿Podrá el Dios romper el pacto
Tan grande, santo y eterno?
¿ Cuál será siguiente acto?
O nos espera el infierno?»
«La omnisciencia divina
Será la cura de su mal.
Pero tenemos otra medicina —
La redención fundamental.
En las nubes dada la gloria,
La unión del cielo y tierra.
Siete colores parecen a noria,
Símbolo del fin de la guerra.
Por ahí se eleva una paloma,
Tranquila, calma, relajada.
El Paraíso huele de aroma,
Descansa la tierra cansada».
Bautismo de Jesús
El mar ha visto y ha huido, el Jordán se ha vuelto…
Dios mandó que el profeta
El pueblo bautice en el río,
Que avise al planeta
Y se deshace de lo sombrío.
Como un trueno en desierto.
La palabra llegó a la gente:
«El reino de Dios se ha abierto
Para esclavo y para gerente.
Camino abierto a todos,
Si con silencio son amigos,
Si no tienen ningunos apodos,
Si de la alteza son los testigos.
Arrepintiéndonos en puro,
Confiándonos en el Señor,
Sigámoslo con dignidad, seguro,
Multiplicando su amor.
Nadie anda desbocado
Por el camino hacia Dios.
Con agua del Jordán lavado
Dile gracias y adiós.
No te opongas al destino
Con tu astucia y marullo.
La verdad sea tu camino,
Y olvida del orgullo.
Árbol cortado con hacha.
Árbol sin frutos ni flor,
Cortado con ira y racha,
Quemado su exterior».
La gente apuntó en cola
Al río desde todos los lados,
Y él con diestra sola
Promulgó las leyes dadas.
«Con agua os bautizo,
Pero el que tras está,
Bautizará con vis macizo,
Su bendición ofrecerá.
Porque yo soy soldado mero,
Preparo su camino bien.
Y una cosa la que quiero —
Servirle de sostén.
Él toma pala en su mano,
Por limpiar de todo, recoger
El trigo como ser humano,
Luego la paja componer».
Al otro día San Juan
Notó el porvenir de