Prólogo
Se ha dicho a menudo que no hay nada más práctico que una buena teoría. De ahí la enorme utilidad de obras como la que el lector tiene entre las manos: un conjunto de textos que indagan acerca de algunas cuestiones básicas de la teoría ética. En efecto, una buena teoría es la mejor herramienta de que disponemos los seres humanos para poder orientarnos en medio de la compleja realidad en la que estamos inmersos. Necesitamos saber para tomar decisiones acertadas, y las teorías bien construidas, bien expuestas y bien comprendidas son la base imprescindible para disponer de semejante saber.
Es una obviedad que sobre las cuestiones éticas existe cierta pluralidad de perspectivas, como se podrá observar a lo largo de este libro, y que esa variedad de puntos de vista puede dar la impresión de que en el terreno de la filosofía todo es controversias y desacuerdos, quedando muy lejos aún el momento en que sea posible aprovechar los avances filosóficos como un saber seguro y fiable, disponible para poder tomar las decisiones más prudentes. Sin embargo, como el lector observará a lo largo de las páginas que siguen, la filosofía moral proporciona distinciones conceptuales y reflexiones de hondo calado que no tienen fecha de caducidad. Por el contrario, la existencia de tales aportaciones permite que a las generaciones actuales y las venideras les sea más fácil la comprensión cabal de los fenómenos que preocupan a la humanidad en este ámbito, poniendo unas bases sólidas para poder orientarse en el complejo mundo de la moralidad.
La complejidad del fenómeno moral es patente mucho antes de que nos adentremos en el estudio de las controversias filosóficas: desde el mismo momento en que una persona se encuentra enfrentada a un problema en el que se ha de tomar una decisión entre varias alternativas, que a primera vista se muestran como deseables, la experiencia de la moralidad se hace presente en nuestras vidas. También se manifiesta la cuestión moral cuando se dan casos de abusos, injusticias o perjuicios que alguien inflige arbitrariamente. El sentimiento de indignación ante la injusticia es, con toda seguridad, un elemento consustancial de la experiencia moral, tal como sugiere alguna de las teorías éticas que se exponen en estas páginas. De este modo, sobre la base de subrayar la importancia de algunos elementos de la experiencia moral, y de elaborar las correspondientes definiciones y distinciones conceptuales, las diversas teorías éticas consiguen aportar nueva luz sobre aspectos de la vida moral que hasta el momento tal vez no han sido suficientemente aclarados.
Hacer memoria de algunas de las teorías éticas más relevantes, exponerlas con claridad, y subrayar sus aportaciones más notables son aciertos sustantivos de los textos que contiene este libro. Una lectura detenida de estos conducirá a una mejor comprensión de las complejidades del fenómeno moral, y eventualmente les ayudarán a fijar algunas ideas básicas que les permitan tomar decisiones o juzgar comportamientos desde un punto de vista moralmente acertado. En este sentido, los textos que componen esta obra funcionan como mapas, como cartografías de un territorio en el que es fácil perderse sin la ayuda de dichos mapas. Al profundizar en las ideas que se exponen aquí, los lectores encontrarán mayor facilidad para orientarse en ese terreno neblinoso, a veces pantanoso, en el que nos movemos los seres humanos en virtud de nuestra libertad, de nuestra capacidad de elegir entre bienes, males y opciones intermedias.
En definitiva, si lo más práctico es una buena teoría, el libro que estamos prologando puede ser sumamente práctico, puesto que aclara, orienta, distingue y reflexiona con acierto sobre esa vida moral que nos constituye como seres humanos, sobre esa experiencia moral, insoslayable, que día tras día hemos de afrontar.
Emilio Martínez Navarro Universidad de Murcia
Presentación
Las personas, en su vida cotidiana, asumen ciertas obligaciones porque estiman que una acción es mejor que otra, que vale la pena esforzarse para lograr ciertas metas, que ciertos valores son más importantes que otros, y que, por ello, debemos actuar y vivir de determinada manera. Todas las personas viven bajo esos presupuestos a los que se les ha denominado moral. Es lo que Aranguren llama la “moral vivida”, lo que hacemos como padres, profesionales, ciudadanos, negociantes, políticos, etcétera.
Sin embargo, a veces nuestras pretensiones morales, es decir, nuestras valoraciones de cómo deben ser las cosas y nuestras acciones, chocan o entran en conflicto con otras. Es ahí donde los términos ‘ética’ y ‘moral’ entran en juego, especialmente porque también son puestos en cuestión. Ofrecer un poco de claridad a este confuso mundo de los significados de ética y moral, además de clasificar las teorías éticas y ver su valor, es lo que se propone nuestro pequeño trabajo.
Socialmente usamos los términos ‘ética profesional‘, ‘código de ética profesional’ o ‘comisión de ética’, pero no sabemos dar razones de por qué no llamarlas ‘moral profesional’, ‘código de moral profesional‘, ‘comisión de moral’. Y a la vez eso dependerá de las definiciones que les demos a las palabras ‘ética’ y ‘moral’. Por eso, debemos dotarlas de cierto contenido, que no debería estar basado en la arbitrariedad (“que cada quien le ponga el contenido que quiera”), sino en el devenir histórico de la palabra y el uso que le dan actualmente los académicos. Así, quizá nuestro uso de ‘código de ética’ y ‘comisión de ética’ se vean como incorrectas y prefiramos las de ‘código deontológico’ o ‘comisión deontológica’, porque fundamentalmente tienen que ver con aplicaciones de normas. En términos académicos, ni los ‘códigos de ética’ ni las ‘comisiones de ética’ hacen ética.
Para señalar esos errores o ligerezas en nuestros usos se necesita conocer las fuentes de donde proceden las palabras ‘ética’ y ‘moral’. Ese es uno de los aportes que quiere ofrecer este libro, el cual consta de seis trabajos: “Ética y moral” presenta los grandes momentos epocales de los significados de ética y moral; “La ética como filosofía moral” ofrece un conjunto de definiciones contemporáneas de ética y moral; “Principales clasificaciones éticas” pretende ordenar las distintas teorías éticas, lo cual también puede orientarnos entre la multiplicidad de propuestas éticas; en “Éticas teleológicas y éticas deontológicas” se profundiza en una clasificación que considero, como otros autores, que puede ayudarnos mejor no solo a ordenar las teorías éticas sino a afrontar los diversos problemas morales contemporáneos; “Moral y diálogo en la ética del discurso” es una interpretación libre de la propuesta de Habermas. Finalmente, “Ética del reconocimiento” es una presentación de la teoría de Honneth que nos ofrece tópicos en la reflexión moral, como el valor de la indignación y el desprecio en el progreso moral.
Agradezco al doctor Emilio Martínez Navarro, de la Universidad de Murcia, por su prólogo, así como por sus valiosas observaciones y sugerencias.
El autor
1. Ética y moral
Dos términos aparecen en el debate social: la ética y la moral, aunque por lo general de modo impreciso. Ejemplo de esa imprecisión es el uso de la expresión ‘una acción ético-moral’, como si fuera una sola palabra. Por ello, es necesario, aunque nada sencillo, esclarecer estos términos, porque los eticistas, sean filósofos o no, la definen de múltiples maneras. Cada uno tiene su idea de ética, y su idea de moral.
El francés Axel Kahn dice que el mundo contemporáneo es un gran consumidor de la palabra ‘ética’, pero le repugna utilizar la palabra ‘moral’ (2006: 7). Esto puede ser por dos razones: porque la moral está asociada con costumbres o tradiciones que limitan la libertad, o porque es identificada con deberes, sean particulares o universales; por lo que más obras prefieren usar el término ‘ética’ (introducción a la ética, ética kantiana, ética ecológica, ética profesional, códigos de ética, etcétera).
Esta doble problemática —usar los términos de manera indistinta e imprecisa y rechazar el uso de la palabra ‘moral’— hace que esta cuestión no sea baladí. Además, no solo es