En el tercero, «Los jóvenes y los medios digitales: investigaciones», se reúnen los resultados de investigaciones que resultan relevantes por sus enfoques y hallazgos. La del español Manuel Castells, las italianas Leopoldina Fortunati y Anna María Manganelli, la argentina Roxana Morduchowicz y el inglés David Buckingham. Allí se abordan temas relativos a la telefonía celular, los cambios culturales, la escuela, los videojuegos y otros. A esta síntesis se suma el estudio realizado en Lima, el año 2009, con adolescentes de diversa condición social y económica y que permite ilustrar y comparar resultados. Se constata la explosión de las redes y de la comunicación inalámbrica, en particular de la telefonía celular como fenómeno mundial y nacional. A través del celular se accede a todos los diferentes medios, y los sistemas de telefonía inalámbrica van sustituyendo a la telefonía fija, especialmente entre los más pobres. Los especialistas e investigadores coinciden en que los públicos adoptan, adaptan y modifican las tecnologías de acuerdo con sus prácticas y necesidades, valores e intereses, lo cual explica incluso el curso de la innovación. El caso de la telefonía celular resulta significativo porque la comunicación se produce en cualquier lugar, es decir cambia el referente espacial porque el espacio de interacción se define en términos de flujos de comunicación (local y global), aunque los lugares no desaparecen. Los jóvenes se sienten más libres para establecer sus propios vínculos, más allá del espacio en que se encuentren, convirtiéndose la comunicación en un aspecto central de su existencia.
En cuarto lugar, «Privacidad, intimidad e identidades» tiene el propósito de poner en debate la confusión entre lo privado y lo íntimo. Especialmente las redes sociales consagran un espacio en el cual está de moda mostrar la vida privada, «exhibirse» y estar siempre presente, tener «miles» de amigos a riesgo de desaparecer para el resto. Esto resulta muy importante para pensar en voz alta acerca de la amistad entre los jóvenes, vinculándola con sus necesidades de estar siempre presentes y confrontarse, lo cual lleva a pensar en el tema de las identidades.
El quinto trabajo, «Efectos de las tecnologías en los niños y adolescentes», recoge y comenta los debates cada día más abundantes sobre cómo y cuánto se están afectando las mentes de nuestros niños y adolescentes, se precisan las pérdidas, así como las ganancias y posibilidades. Las neurociencias abren un campo de interés interdisciplinario que requiere explorarse en detalle. En esta oportunidad nos asomamos a los temas del multitasking y las limitaciones o logros que tienen los más jóvenes, a su capacidad de abstracción, a la pérdida o no de su capacidad de profundizar, y también a las oposiciones entre las imágenes y la lectura. No hay posturas extremas, cada uno de los aspectos busca ser evaluado en su particularidad.
En sexto lugar, el ensayo «Lectura, aprendizajes y pantallas: la alfabetización digital» plantea los temas de la lectura y la escritura en la escuela e introduce el aspecto de la literacidad. Se señala que esta última no puede reducirse a la escritura y que en nuestras sociedades se sobredimensionó el pensamiento racional y se desvalorizó la oralidad. Por ello, es la pluralidad de las literacidades, como expresión de la riqueza y diversidad de discursos orales incorporadas al aula escolar, el punto de vista que permite integrar la comunicación y la educación. Es necesario destacar que se producen transformaciones en el lenguaje por el uso del SMS o de las diversas formas de chatear que permiten las nuevas plataformas. Si bien esto influye en las habilidades escritas de los niños y adolescentes, también es cierto que pueden expresar sus emociones a través de nuevos códigos, ampliándose las fronteras de las comunicaciones interpersonales más allá del lenguaje escrito tradicional. Así como puede leerse en diversos soportes, se reestructuran los territorios de la oralidad y la escritura.
Sobre el tema de la alfabetización digital se adopta el punto de vista de los diversos aprendizajes, en plural, insistiéndose en que no es un asunto tecnológico, sino de capacidades para desarrollarse autónomamente con diversos recursos. Por ese motivo, los videojuegos y los «aprendizajes invisibles» son un componente que debe ser considerado. La alfabetización digital y los aprendizajes en nuevos soportes constituyen preocupaciones para la enseñanza presencial y las políticas educativas. Finalmente, en este ensayo se toma en consideración el programa dirigido a las escuelas rurales One Laptop per Child, y las evaluaciones sobre logros y resultados, así como el lugar del maestro y del alumno.
«Educación en la era digital: mesa redonda» constituye el séptimo trabajo. Reunió a docentes e investigadores de la Facultad de Comunicación con el propósito de debatir sobre el aprendizaje de los niños y adolescentes con el auxilio de Internet y las tecnologías digitales, conocer qué ha cambiado en las instituciones y si se desarrollan nuevas aptitudes. Se introduce una serie de reflexiones acerca del rol del maestro en los procesos de aprendizaje, planteándose interrogantes sobre si cambian las formas de leer y de narrar, el acceso al conocimiento y las formas de pensar, así como algunas iniciativas y propuestas que permitan acercar la comunicación a la educación, en medio de sus dificultades y su heterogeneidad.
El octavo trabajo, «Crecimiento y extensión de las TIC en el país y en Lima metropolitana», ofrece valiosa información recogida del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) sobre el acceso y uso de las TIC en el país y en Lima metropolitana, con el fin de interpretar ciertas tendencias.
Finalmente, en «Temas de agenda sobre comunicación y educación» busco ofrecer alternativas que contribuyan a mejorar la educación escolar, con la advertencia de que no soy una educadora en la escuela. Simplemente intento abrir un terreno de trabajo y de investigación interdisciplinaria, dada la extensa preocupación en el mundo adulto —especialmente entre los maestros— sobre los jóvenes y su aparente desinterés por la lectura, la conceptualización y la reflexión. Los profesores, y las escuelas en general, viven un tiempo de crisis que se enfrenta —en la mayoría de los casos— con la compra y adquisición de tecnologías para las aulas. Así también, adaptando o buscando incorporar formas y ritmos para acercarse a los educandos con métodos eficaces. Sin embargo, es muy oscura todavía la comprensión sobre lo que realmente se quiere en la formación escolar. Las preguntas son muchas y algunas de las que atraviesan todo el texto que presento son las siguientes: ¿Qué cambia en la educación con las tecnologías no presenciales e interactivas? ¿Ha cambiado la lectura, la forma de narrar, la distribución de la información, el sentido de las jerarquías, la conexión social, los vínculos? Del mismo modo, ante el amplio consumo de medios, ¿los más jóvenes se expresan en diversos lenguajes, transitan de la oralidad a la escritura sin problemas, y vinculan el conocimiento al entretenimiento? ¿Se tienen que «ajustar» los maestros a las demandas del mercado y de los nuevos productos? ¿Se han incorporado formas de aprendizaje colaborativo en el aula y fuera de ella, y el escolar se ha iniciado como un productor de contenidos?
Tengo un especial interés en facilitar a través de este libro el acercamiento entre la universidad y el medio educativo, porque ambos tenemos mucho que aprender y ofrecer colectivamente a nuestras instituciones y a nuestros maestros y jóvenes. Cito un comunicado de personalidades comprometidas con el sector educación, a propósito de una ley sobre textos escolares y en el cual se señala lo siguiente:
La experiencia internacional y cientos de estudios avalan los mejores resultados obtenidos en el uso fungible de los libros de texto, que permiten un proceso de aprendizaje constructivista y experimental, y un mejor uso del tiempo de clase, en lugar de invertirlo en copiar problemas y reproducir figuras, ecuaciones u otros enunciados. Es más, el moderno trabajo con materiales escolares digitales facilita la interactividad entre el estudiante y la herramienta virtual (Trahtemberg et al. 2012).
Esta problemática abre un campo de colaboración muy importante, porque a través de la investigación se pueden proponer alternativas concretas a la educación en el país. Los propios estudiantes de las facultades de Comunicación y Educación debieran proyectar su formación y estrechar lazos a través de proyectos regionales, con el debido apoyo institucional.
Buena parte de las