• Políticas de conservación inspiradas en la construcción de capacidades. Es esencial generar políticas y mecanismos de integración de las comunidades locales y visitantes en la Patagonia chilena, a través de un programa de información, capacitación, integración y co-responsabilidad para una conservación efectiva y sostenida (National Research Council, 2002). Es urgente aumentar la incorporación de las comunidades locales en la planificación, gestión, implementación y cuidado de las áreas protegidas. Debido a la escasez de recursos y necesidades de capacitación, cautelar el patrimonio natural solo con personal de los parques y otras áreas protegidas es improbable a corto y mediano plazo. La gestión debe ser reformulada, con programas de capacitación, y con financiamiento para un horizonte de una década, incentivando la participación ciudadana coordinada (ciencia ciudadana, ver Hermoso et al., 2020). La construcción de capacidades debe estar asentada en especial en un conocimiento profundo del valor del territorio, patrimonios natural y cultural, y cómo éstos contribuyen al crecimiento sustentable de las economías locales, el bienestar humano y la sustentabilidad de la biósfera. Estas políticas deben potenciar el conocimiento integrando a los ciudadanos de todos los orígenes y promover la unificación de valores y comportamientos, bajo una ética de administración socioambiental (stewardship) colectiva y responsable de los ecosistemas y sus recursos (Bennett et al., 2018; National Research Council, 2008; Noble et al., 2003).
• Incentivos a la colaboración binacional Chile-Argentina en conservación de la Patagonia. La Patagonia como un todo, con sus vertientes oriental y occidental, sobresale a nivel mundial por sus numerosos ambientes remotos sujetos a reducidos impactos antrópicos (Jones et al. 2018). Este territorio y maritorio están hoy expuestos a diferentes fuerzas de cambio global acelerado (climático, oceanográfico, pesquero, acuicultura, invasiones de especies exóticas, turismo, sobrepesca), que pueden afectar diferencialmente sus vertientes oriental y occidental. La colaboración, entre entidades académicas y gubernamentales chilenas y argentinas, pueblos originarios y ONG en la Patagonia es clave para generar y difundir nuevos conocimientos, promover el monitoreo de los ecosistemas y motivar acciones conjuntas de conservación. A modo de ejemplo, en 2018 en el extremo sur de Chile, se decretó el establecimiento de una de las mayores áreas oceánicas de conservación: el Parque Marino Diego Ramírez-Paso Drake, con 140.200 km2, que se complementa con la Reserva de la Biósfera Cabo de Hornos (48.000 km2). Ambas áreas son adyacentes en Argentina con el Parque Marino Yaganes, con 68.843 km2. En este caso particular, la gestión de conservación coordinada Chile-Argentina es indispensable.
• Creación y financiamiento de un Centro Interdisciplinario de Conservación de la Patagonia chilena. Una de las necesidades más importantes en investigación y planificación de la conservación patagónica es incrementar el conocimiento interdisciplinario sobre los principales ecosistemas, sus necesidades de conservación y sus relaciones con el bienestar humano. Para romper con los esquemas de investigación y conservación fragmentarios y competitivos, proponemos apoyar la investigación interdisciplinaria que integre ciencia, sociedad y conocimientos tradicionales ancestrales, estableciendo así un puente entre los actores estatales, centros académicos regionales, pueblos originarios, privados y ONG. Con esta finalidad recomendamos la creación de un “Centro Interdisciplinario de Conservación de la Patagonia chilena” que cuente con personal e infraestructura propia y que se complemente con la colaboración de instituciones y otros centros regionales de frontera en investigación en ciencias naturales, sociales y humanísticas. Dicho centro debería generar líneas de investigación propias y potenciar los nexos entre las ciencias desarrolladas por diferentes entidades instaladas en la Patagonia chilena. Uno de los ejes importantes de acción de este centro sería implementar la visión de conservación patagónica mar-tierra-sociedad desarrollada en este capítulo. Los objetivos del centro deberían apuntar a: la investigación básica y aplicada con altos estándares, publicaciones en revistas nacionales e internacionales, revisión de los planes de manejo, monitoreos sistemáticos en y fuera de las áreas protegidas, capacitación profesional de guardaparques, educación escolar y la implementación de programas de ciencia ciudadana (Hermoso et al., 2020).
• Apoyar el liderazgo indígena en la conservación de la Patagonia chilena e impulsar al diálogo intercultural. La conservación de la Patagonia chilena requiere formas de gobernanza más inclusivas y participativas en las áreas protegidas, además de mecanismos para el reconocimiento de los derechos colectivos de los pueblos indígenas sobre territorios y maritorios ancestrales. Se recomienda desarrollar nuevas políticas y capacidades de gestión en los servicios públicos para facilitar tales fines. Por una parte, estas deben incluir el establecimiento de modalidades de uso y gobernanza de las áreas protegidas para apoyar la supervivencia de los modos de vida y culturas de los pueblos indígenas; incluyendo mecanismos para compartir los beneficios de las actividades económicas en las áreas protegidas. También, se debe identificar y reconocer los territorios indígenas de conservación y áreas conservadas por comunidades locales, bajo la gobernanza de pueblos indígenas (Aylwin et al., 2021). Se propone impulsar procesos de diálogo en cada área protegida teniendo presente las directrices y recomendaciones de la UICN referidas a los tipos de gobernanza y a derechos de pueblos indígenas sobre sus tierras y territorios. Ello, con el fin de analizar y definir en conjunto formas de solución de conflictos actuales y potenciales, recomendamos la creación de un mecanismo oficial para dar seguimiento público y apoyo decidido a estos procesos, cuando sea pertinente, y proponer formas específicas de restitución de derechos y nuevas formas de gestión compartida para la conservación. A su vez, recomendamos que los procesos de creación de nuevas áreas protegidas incluyan una revisión de su posible traslape con territorios y derechos indígenas, evitando así que se vulneren derechos ancestrales.
Es importante que los órganos públicos competentes y las entidades privadas que administran las áreas protegidas en la Patagonia chilena consideren el potencial que tienen los Espacios Costero Marinos de Pueblos Originarios como iniciativas de conservación de los pueblos indígenas en sus espacios costeros marinos, muchas veces aledaños a las áreas protegidas públicas. Los ECMPO asignan derechos de acceso y gestión sobre áreas marinas a comunidades indígenas a fin de mantener las tradiciones y el uso de los recursos naturales por parte de las comunidades vinculadas al borde costero (Hiriart-Bertrand et al., 2020; Tecklin et al., 2020). Sin ser esta figura un área marina protegida, la ley establece que los ECMPO deben asegurar la conservación de los recursos naturales de estas áreas. Por lo tanto, se recomienda: i) avanzar en el estudio del potencial rol de los ECMPO para la conservación biocultural, incluyendo el análisis de las trabas, políticas y legales (Hiriart-Bertrand et al., 2020) para acelerar los procesos de tramitación de los ECMPO dentro de lo estipulado por la ley; ii) brindar apoyo por parte de CONADI y la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura a las comunidades y los procesos de solicitud de ECMPO, con fines compatibles con la conservación; iii) brindar apoyo y fortalecer las capacidades de las comunidades para la gobernanza colectiva de los ECMPO y la conservación y uso sostenible de sus recursos.
• Fortalecimiento de políticas públicas y gobernanza del sistema de áreas protegidas. Una conservación efectiva y duradera en la Patagonia chilena solo será posible bajo un sistema de gobernanza que asegure el vínculo continuo entre tomadores de decisiones, la población y entidades científicas, tanto para resoluciones basadas en la evidencia científica, como para promover el desarrollo de capacidades. Este proceso debe asegurar procesos participativos eficientes, basados en principios de justicia y equidad (Martínez-Harms, 2021) sobre los cuales la ciudadanía pueda pedir rendición de cuentas.
La recomendación transversal para la conservación en la Patagonia chilena es que el sistema de gobernanza actual sea modificado para producir procesos adaptativos y flexibles frente a una nueva legislación. El Proyecto de Ley sobre el Servicio de Biodiversidad y el Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Chile representa una gran oportunidad para que la gestión de la biodiversidad pueda incluir la experiencia adquirida e incorporar el conocimiento local y el de las comunidades ancestrales y de sus descendientes (Tecklin et al., 2021; Aylwin et al., 2021). En la actualidad, el SNASPE funciona bajo una institucionalidad dispersa, desarticulada e incompleta,