2. Movimientos de resistencia y protesta directa
2.1 Oposición a los derechos jurisdiccionales
2.2 Oposición a los derechos económicos
5. EVOLUCIÓN DE LA RENTA SEÑORIAL EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVIII
1. El contexto valenciano y catalán
2. Evolución de la renta de la Casa de Medinaceli en Valencia
6. LAS REPERCUSIONES DEL PROCESO REVOLUCIONARIO DEL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XIX
1. La legislación abolicionista: señoríos, diezmos y vínculos
1.1 La abolición de los señoríos
1.2 La abolición de los diezmos
1.3 La supresión de los mayorazgos
3. Balance económico: evolución de las rentas y el patrimonio de la Casa ducal
3.1 Los ingresos de la Casa ducal en Valencia durante el primer tercio del siglo XIX
3.2 La evolución del patrimonio inmobiliario
1. El proceso de saneamiento financiero de la Casa de Medinaceli
2. La contribución de los dominios valencianos al proceso de saneamiento financiero
PRÓLOGO
Es para mí un placer, no merecido en este caso, prologar la obra de Vicente Gómez Benedito. No es merecido, pues estas líneas deberían ser elaboradas y firmadas por mi colega Vicent Sanz Rozalén, de la Universidad Jaime I de Castellón, que dirigió con indudable maestría este trabajo. Pero es conocido y considerado a menudo una sana costumbre pedir este tipo de páginas a colegas más alejados del candidato y de la gestación de la obra.
Conocí a Vicente Gómez en el mismo acto de defensa de su tesis doctoral, como corresponde a algunos hábitos universitarios de países vecinos, donde se exige que el tribunal no haya tenido relación personal directa con el candidato. Pero lo conozco suficientemente, a él y a su obra, como para asegurar al lector que tiene en las manos una investigación ejemplar, concienzuda, sin atajos y de honestidad intelectual más que probada. Me consta que no es fácil investigar hoy como profesor de enseñanza secundaria, condición que Vicente tiene a gala. Han pasado los tiempos de personajes que dejaron huella entre nosotros, desde Vicens Vives o Antonio Domínguez Ortiz, a Julio Valdeón o Julio Aróstegui, y otros muchos que tanto nos enseñaron antes y después de dar el paso a la Universidad (los que lo pudieron dar). Y no se debe ello, ni mucho menos, a desidia, falta de interés o preparación entre un grupo de docentes que ha hecho historia en la enseñanza de nuestro país. Las cosas han cambiado tanto, y no siempre a mejor, que hoy es casi imposible encontrar ejemplos como el de Vicente. El diseño del currículo académico en el que se ven presos nuestros jóvenes investigadores y que implica publicar mucho y mal, ir a todo tipo de reuniones supuestamente científicas para así tocar levita de popes cercanos a las diferentes agencias de evaluación, etc., está desde luego reñido con el trabajo paciente, callado y reflexivo, en el archivo y en el aula, que exige, además, en este último caso, programaciones docentes absurdas y extenuantes, permanencia diaria y hasta tareas vespertinas sin fin a nuestros profesores de instituto. Vaya nuestro reconocimiento, que nunca será suficiente, a él y a sus colegas.
La que el lector tiene en las manos es una investigación original y de gran altura que contiene innovaciones importantes sobre el pasado de nuestro país y del territorio valenciano en particular. No me toca a mí –sino al lector– detectar y subrayar sus aportaciones; además, las excelentes conclusiones que se han reescrito para este libro hablan por sí solas. La investigación es de una factura clásica en el género: estudio de los procesos de formación del patrimonio, análisis de los distintos estados señoriales, del tipo de rentas que los sustentan, de su evolución, de las reformas en su administración, de las tensiones sociales que provocan, de la evolución del ingreso, etc., para terminar en unas brillantes y novedosas páginas sobre la crisis del sistema señorial que retoman una vieja tradición desde los estudios de Moxó, A. M. Bernal, P. Ruiz Torres, A. García Sanz, A. Bahamonde o R. Robledo entre muchos otros, y avanzan sin complejos en un campo que, por transitado, parecía difícil de fertilizar.
Uno de los problemas de la historia económica es que a veces se ha confundido eso –la historia de la economía– con la historia del crecimiento económico, al que implícita o explícitamente se le han dedicado un porcentaje muy alto de las energías. Lo que se hace aquí es lo que algunos gustamos de llamar una historia social de la economía; algo que constituye una sana tradición en la historiografía española y en particular en la historiografía sobre la nobleza y el régimen señorial. Ahora que en muchas ocasiones se estudia este grupo social como una entelequia de clientelas, patronos y mecenas sin tener en cuenta que lo que se intenta entender no se explica sin sus bases materiales, la forma en que se distribuye la riqueza y el poder en el seno de los linajes o su capacidad de acceso al producto social o al crédito, un estudio como este –con todo lo que tiene de formato clásico– constituye, paradójicamente si se quiere, un soplo de aire fresco que nos da ideas nuevas y revisa muchas de las que teníamos. Por esa senda, Vicente Gómez Benedito nos alerta de la importancia de las cabrevaciones, del papel clave del debate en torno al patrimonio real en el proceso de resolución de la crisis del Antiguo Régimen, nos da una visión alternativa del modo en que este grupo consiguió superar la crisis de rentas e ingresos, llamando la atención sobre la mayor flexibilidad en la gestión que obtuvo de la abolición del marco legal del Antiguo Régimen, y nos conduce, en fin, por una serie de caminos que aclaran muchas dudas y crean nuevas preguntas.
Pero cada lector hace sus lecturas y me gustaría hablar de las mías, si se me permite. Para mí, precisamente porque el problema central es el estudio de las relaciones sociales y del sistema institucional que las regula, la cuestión que se trata aquí es la de la distribución social de la riqueza y las reglas del juego