El demógrafo Manuel Ordorica, de El Colegio de México, analizó la cobertura ciudadana del padrón electoral, esto es, el porcentaje de mexicanos mayores de 18 años, residentes en el país, que se encuentran inscritos como posibles votantes.64 En 2003 la cobertura fue de 94.2%, en 2017 de 97.1% y para 2018 de 98.3%. Así, en 2018 se convocó a las elecciones con el padrón de mayor cobertura histórica: de cada millar de ciudadanos, 983 estaban en el padrón.
En lo que se refiere al grado de actualización del padrón, es decir, el porcentaje de personas que efectivamente viven en el domicilio que tienen registrado, Ordorica identificó que es de 85.68%, muy cerca del límite máximo posible, que es el 90%, pues siempre hay población en movimiento de domicilio. En las entidades federativas el mayor porcentaje de actualización se encuentra en Hidalgo, con 92.19%, y en el otro extremo se localiza Quintana Roo, un estado con alto grado de población flotante por la especialización en el sector turístico de la economía local, donde hubo 77.8% de actualización del padrón.
Otro hallazgo relevante de Ordorica se obtuvo a partir de comparar las bajas por defunción del padrón electoral con las estadísticas vitales, ejercicio en el que «se observan grandes similitudes en la estructura por edad de las defunciones. Si se eliminara la información de los grupos extremos 18 a 19 años y 80 años y más, la distribución por edad de las muertes sería casi igual en las dos fuentes, lo que muestra que no hay selectividad en la subcobertura y que ésta es homogénea en todos los grupos etarios».65
Además, concluye que las bajas aplicadas por fallecimiento se acercan cada vez más a las defunciones totales que reflejan las estadísticas vitales del país, lo que implica que conforme van ocurriendo los decesos, éstos se actualizan en los registros del INE.
A su vez, la demógrafa María Estela Rivero analizó la incorporación tardía de la población juvenil al padrón electoral. Su estudio reveló que la inscripción de los ciudadanos que tienen de 25 a 34 años ocurrió en promedio a los 18 años nueve meses y 21 días de edad, lo que significa que el grueso de la población se inscribe en el padrón en el primer año en el que tiene derecho al voto.66
La geógrafa Celia Palacios Mora, por su parte, estudió una preocupación externada por distintos partidos ante la Comisión Nacional de Vigilancia del padrón electoral, los cuales se preguntaban si la población migrante de tránsito del sur de nuestras fronteras hacia Estados Unidos podría obtener la credencial para votar con fotografía al presentar actas de nacimiento extemporáneas y a través de testigos, para así acreditar la identidad mexicana mientas están en territorio nacional.67 La doctora Palacios identificó el total de inscripciones en el padrón que utilizaron actas de nacimiento extemporáneas –es decir, expedidas años después de la fecha de nacimiento– y que presentaron testigos por no tener otra identificación oficial, como pasaporte, y concluyó que representaron el 0.32% de las inscripciones en el padrón entre 2008 y 2017. Después, la investigadora comparó esa cifra y los lugares de trámite con las rutas transmigrantes, e identificó que «el número de inscripciones en el área de influencia de las rutas de la población transmigrante es menor al 0.01%», esto es, la coincidencia es uno de cada 10 000 casos. Así que no hay evidencia para sostener que existe empadronamiento de la población transmigrante. Y los casos de inscripción al padrón con actas de nacimiento extemporáneas y testigos se explican por el rezago en que viven múltiples comunidades del país, sobre todo indígenas, quienes no necesariamente tramitan su acta de nacimiento al nacer y carecen de otros documentos de identificación cuando deciden inscribirse como electores.
Como puede verse, los estudios elaborados por especialistas externos al INE confirman la calidad del padrón electoral y la lista nominal de electores que, a lo largo de los años y gracias a un esfuerzo institucional y la inversión sostenida de recursos públicos, ha conseguido México.68
La democracia tiene importantes puntos de contacto con la demografía, pues finalmente se trata de un sistema político donde el pueblo ejerce la soberanía al elegir a sus gobernantes y a quienes le representan. Otro punto de encuentro lo ofrece la manera en que se construyen las circunscripciones del voto, como se verá páginas más adelante. Primero, valga atender un asunto delicado, con amplia repercusión mediática, y que por ello no debe eludirse: la seguridad de los datos de los ciudadanos inscritos en el padrón que resguarda el INE.
LOS CASOS DE EXPOSICIÓN DE DATOS DEL PADRÓN
El padrón electoral es un instrumento indispensable para hacer las elecciones y es la base de datos más amplia y mejor actualizada sobre la población en edad de ciudadanía en México. Por ello, la credencial de elector es, en los hechos, una cédula de identidad ciudadana. El padrón contiene información personal y datos sensibles de millones de electores –su edad, su domicilio, su Clave Única de Registro de Población– que deben ser rigurosamente protegidos. Por su cobertura y actualización, el padrón electoral lamentablemente también es una base de datos codiciada. La ley, en una paradoja que raya la esquizofrenia, si bien ordena al INE –y antes al IFE– proteger los datos del padrón, a la vez le manda entregar los datos del padrón y el listado nominal a los partidos políticos.69
Pese a lo anterior, han sido pocos los casos de exposición de datos del padrón electoral, que además han derivado en investigaciones con sanciones expresas a los responsables. Por ello, y ante la leyenda de que el padrón electoral «se consigue en Tepito», conviene señalar, así sea de forma telegráfica, cuáles han sido los casos donde los datos del padrón han sido expuestos o se ha pretendido comercializarlos, y en qué ha concluido cada asunto.
En abril de 2003 diferentes medios de comunicación dieron a conocer una supuesta venta de bancos de datos al gobierno de Estados Unidos por una empresa de ese país, Choicepoint Inc., en la que se incluía información del padrón electoral. Ante esta información, el IFE presentó una denuncia y en noviembre de ese año se consignó penalmente a cuatro empleados de la empresa mexicana Soluciones Mercadológicas en Bases de Datos, S.A. de C.V. Se acreditó entonces que los datos comercializados del padrón no habían salido del IFE sino del Registro Nacional de Población, dependiente de la Secretaría de Gobernación, la cual tuvo en su poder el padrón en virtud de un convenio signado el 29 de junio de 1999, mediante el cual el IFE le proporcionaría el padrón, en vista de que a esa secretaría le corresponde la expedición de la cédula de identidad ciudadana.70
Diez años después, el 7 de noviembre de 2013, el periódico Reforma publicó: «Regalan Datos Vía Internet de IFE». La nota señalaba que en la página web buscardatos.com, era posible acceder a una base de datos que incluía, entre otros, nombre, clave de elector, RFC, CURP, domicilio y edad. El IFE logró que horas después esa información fuera retirada de la red y realizó una investigación, gracias a la cual detectó que los datos del padrón publicado correspondían a la copia entregada al partido político Convergencia –después Movimiento Ciudadano–, el cual fue sancionado por el indebido resguardo de la información contenida en el padrón electoral y la lista nominal de electores. La responsabilidad del partido y sus funcionarios fue confirmada por el Tribunal Electoral.71
En abril de 2016, el INE tuvo conocimiento de que en el sitio de Amazon estaban disponibles nombres y direcciones de 87 millones de votantes mexicanos. De nuevo, se logró que la información fuera retirada del portal de Amazon para evitar la exposición de datos personales, y se rastrearon los elementos de seguridad que el INE coloca en cada copia del padrón que entrega a los partidos. Se identificó que el responsable era el partido Movimiento Ciudadano, al cual se le impuso una sanción de 34.1 millones de pesos, así como a dos