6. La apariencia del color: como el objetivo colorimétrico principal del formato ICC es conseguir mantener la apariencia del color en la reproducción cruzada del color, el tratamiento de la misma es, por ahora, bastante simplificado en el formato con el uso del espacio CIE-L*a*b* en el espacio PCS, al igual que la selección de la transformación de adaptación cromática de tipo Vo n Kries. Por tanto, parte de lo que se sabe ya sobre apariencia del color (RLAB, LLAB, CIECAM’97) debería ser implementado en futuro cercano sobre un diagrama de flujo de cinco etapas (fig. 2.14) para asegurar el control de la apariencia del color entre dispositivos cruzados de reproducción del color. La clave de este diagrama es que en la etapa intermedia, cuando previamente se han efectuado la caracterización CIE del dispositivo de entrada y el paso al modelo completo de apariencia del color, es donde deberían controlarse todas las operaciones necesarias (proyección de las gamas de colores reproducibles, balance de grises, etc.) para mantener o alterar a voluntad la apariencia del color en el dispositivo de salida, anteriormente claro a la inversión del modelo de apariencia del color y la inversión de la caracterización CIE del dispositivo de salida. Cuanto más completo sea el modelo de apariencia del color en describir los fenómenos perceptuales del color, tanto más seguros estaremos de que no existirá ningún parámetro perceptual cromático que se escape a nuestro control en una reproducción cruzada del color.
Fig. 2.14 Esquema de cómo implementar modelos de apariencia del color en el método de igualación propuesto en las estructuras del perfil ICC con dos espacios perceptuales de color de conexión: a la entrada y a la salida del sistema de gestión del color.
7. Los métodos de interpolación: no están perfectamente definidos los métodos matématicos de interpolación que puede manejar un módulo de gestión del color (CMM) en las transformaciones cuantizadas del color entre dispositivos.
8. Falta de claridad en la descripción de los métodos posibles de creación de las especificaciones de los perfiles de los dispositivos.
9. Para los sistemas de gestión del color basados en el perfil ICC, se necesita ponerse de acuerdo en quiénes van a hacer las transformaciones de color, dónde y cuándo, y estar seguro de que no existirá ambigüedad sobre la interpretación de los datos etiquetados y no etiquetados de los perfiles de los dispositivos.
10. La organización ICC tiene dos objetivos principales en el formato de fichero ICC: primero, facilitar la interoperatividad de perfiles desde fuentes diferentes sobre plataformas (hardware) y aplicaciones (software) diferentes y, en segundo lugar, facilitar la comunicación consistente de color entre los dispositivos. Se puede decir que la especificación cumple el primer objetivo proporcionando un formato de fichero y un espacio de color de conexión razonablemente fuertes y claramente definidos, con un comportamiento común para los componentes dentro de la arquitectura de gestión del color. Sin embargo, el segundo objetivo está menos conseguido, y existen problemas serios sobre las inconsistencias posibles procedentes de los distintos métodos de proyectar los colores de un dispositivo en y desde el espacio PCS. El formato de fichero ICC es un estándar que está evolucionando y se esperan nuevas investigaciones para clarificar esta cuestión en el futuro.
Como resumen de todo este capítulo, podríamos extraer unas críticas generales o cuestiones a resolver sobre los sistemas de gestión del color recordando con ello que este campo de la colorimetría aplicada es un campo en evolución constante debido al trasfondo científico y tecnológico que subyace en el mismo. Así pues, los aspectos que deberían resolverse son:
1. Cada componente de una cadena de reproducción cruzada del color necesita hacer su parte de gestión del color, pero ninguna más. Los softwares de control (drivers) de los escáneres no deberían registrar el color en los espacios de color de las impresoras o imprentas, ni los softwares de control (drivers) de las impresoras o imprentas no necesitan saber qué espacio de color usa el escáner.
2. CMYK es un espacio de color que todavía se sostendrá en el futuro cercano de las artes gráficas. Se necesita, por tanto, que se mantenga completamente incluso en sistemas de reproducción y gestión del color centrados en espacios de color independientes del dispositivo.
3. Las intenciones de conversión entre espacios de color son apropiadas y necesitan conservarse para la clase alta de gestión del color, pero un conversor que se ajuste a todos los tipos de perfiles o a todas las transformaciones podría ser apropiado para la clase baja de gestión del color.
4. Actualmente, existen demasiados procedimientos para hacerlo de forma incorrecta y muy pocos para hacerlo bien (Lammens 1999). Se necesita trabajar con configuraciones comunes e interfaces para usuarios que pro-porcionen los controles del color de forma consistente, inteligible y no redundante.
5. Para mantener todos los tipos posibles de sistemas de reproducción y gestión del color, los fabricantes de equipos multimedia tienen que añadir hardware y/o software complejos en sus dispositivos. Se necesita estándares bien definidos de amplio uso industrial sobre cómo manejar el color de forma que este tipo de complejidad pueda eliminarse o simplificarse, o al menos no duplicarse.
2.4 Apéndice: espacios de color RIMM/ROMM RGB, e-sRGB e ICC-2001
El mundo de la gestión del color no para de evolucionar. Tras lo explicado en los párrafos anteriores, parecía necesario mejorar los defectos del formato ICC, y al fin, se ha conseguido. Si la versión de trabajo (v. 3.5) de este capítulo es del año 1998, ya ha aparecido la versión núm. 4 (ICC 2001), cuyas característi-cas colorimétricas novedosas (tabla 2.7) veremos resumidamente a continuación.
TABLA 2.7
Datos colorimétricos de los espacios de representación del color e-sRGB, ICC PCS, ROMM RGB y RIMM RGB
Con el advenimiento de gran variedad de dispositivos o periféricos, parece que ya no es necesario centrar el flujo de la información cromática alrededor de la visualización de la imagen desde un monitor estándar tipo sRGB. Por ejemplo, ya resulta bastante común enviar directamente las fotos captadas con una cámara digital a una impresora de sublimación. Esto significa que ya no tiene sentido limitar la gama de colores de la imagen a la de un monitor tipo CRT, puesto que no se utiliza en el proceso. Así pues, un nuevo espacio de color independiente del dispositivo, e-sRGB (PIMA 2001, SRGB 2001), pretende capitalizar los nuevos retos de la gestión del color sobre el intercambio de información cromática entre nuevos dispositivos multimedia donde el monitor CRT no sea imprescindible. Para ello, dado que el estándar sRGB seguirá en marcha durante varios años más, se ha optado por un enfoque interoperativo, de forma que el nuevo estándar es una extensión del espacio sRGB. Aunque la propuesta inicial es de PIMA (Photographic and Imaging Manufacturers Association), ya está en fase de desarrollo desde ISO (ISO 22028) y de igual forma desde IEC (IEC 61966-2-2). Por tanto, es mera cuestión de tiempo que este informe pase a ser definitivamente un estándar internacional más bien dentro del campo de la tecnología del color.
Por otra parte, se ha acordado recientemente que la mayoría de las imágenes se pueden clasificar en dos tipos: el referido al dispositivo de transferencia o salida (output-referred) y el referido al contenido colorimétrico original de la escena (scene-referred). Para ello, una familia de sistemas de representación del color de una gran gama de colores reproducibles (con algunos primarios irreales) se han definido también para el almacenamiento, el intercambio y la manipulación de imágenes (Spaulding, Woolfe, Giorgianni 2000). El espacio estándar RGB de salida (Reference Output Medium Metric RGB, ROMM RGB) es un sistema de color de amplia gama diseñado para