La suerte es que la radio, una vez más, sobrevive inexorablemente al paso del tiempo y a los cambios de tecnología, porque esos niños y jóvenes, de los que antes hablamos, no sólo escucharán radio, sino que serán parte activa en el desarrollo de la misma.
La radio como concepto es una superviviente por naturaleza, así lo ha demostrado desde su nacimiento, adaptándose a los nuevos tiempos y manteniendo intacta su magia, como el primer día, tras la aparición de otros medios.
Destacar, pues, que me siento optimista ante el futuro del formato radiofónico. Serán muchos los contenidos necesarios y miles la ideas para alimentar la radio del futuro, además de millones los usuarios de estos nuevos formatos radiofónicos.
Teoría de la Integración Inversa
A corto y medio plazo está claro que la radio, tal y como la conocemos, compartirá el mismo espacio escénico que la radio del futuro. Por tanto, creemos firmemente en la posibilidad actual de forzar los mecanismos de integración comunicativa de ambos formatos en un proceso denominado Integración Inversa. El resultado de esta fusión revertiría directamente en beneficio de los oyentes en general y de la radio en particular. En la práctica, se trataría de inducir a la radio de hoy a un comportamiento que le permita asimilar de Internet la herencia cultural de sus creadores, que a su vez está propiciando un caldo de cultivo capaz de potenciar los elementos propios del lenguaje radiofónico, sumando a este resultado las ventajas propias del medio radiofónico actual.
Consiguiendo un relevo generacional sin sobresaltos, adaptándonos a los hábitos de consumo de las nuevas generaciones, con una política de desarrollo que nos permita adelantarnos en el tiempo y potenciar en una unión todos los factores propios de los lenguajes específicos de cada medio: Radio e Internet.
Por último...
Aún así, tratar de analizar profundamente los cambios socioculturales del medio radiofónico, a medio y largo plazo, sería tarea imposible. Sobre todo porque nos encontramos en una época de profundos cambios tecnológicos en materia de comunicación entre los seres humanos, como hasta ahora nunca habíamos experimentado. Con unas consecuencias sociales, económicas y culturales, incluidas aquellas provocadas por la brecha digital, que sólo el futuro será capaz de valorar correctamente.
1. ANTECEDENTES. BREVE HISTORIA DE LA RADIO Y PREVISIÓN DE FUTURO
Resulta difícil adjudicar la paternidad a un solo hombre de muchos de los grandes descubrimientos de la humanidad, por la complejidad técnica de su nacimiento y por la cantidad de elementos que intervinieron en el proceso del mismo. Este es el caso de la radio.
Históricamente se reconoce a Marconi como el inventor de la radio, y así consta en la patente registrada 2 de junio de 1897. Sin embargo, los rusos consideran a Popov como el inventor de la radio, de la misma forma que lo hacen otros países con sus respectivos investigadores e inventores en esta materia.
De esta forma, también España hace suya la invención del medio, según el libro recientemente publicado por el profesor de la Universidad de Navarra, Ángel Faús, La radio en España (1896-1977), en el cual atribuye a un español el invento de la radio: Julio Cervera Baviera, que la creó en 1902 y la patentó en Inglaterra, Alemania, Bélgica y España.
En todo caso, estamos hablando de un complicado proceso técnico, que nace de distintas investigaciones, a veces separadas en el tiempo, otras, de forma paralela.
Con todo este confuso panorama podemos decir que técnicamente la radio nació el 12 de diciembre de 1901, fecha en la cual Marconi logró cruzar el Océano Atlántico con señales radioeléctricas.
El trabajo de Marconi no habría sido posible sin descubrimientos anteriores.
Aquí no profundizaremos en conocimientos técnicos pero mencionaremos algunos detalles teóricos a modo anecdótico y sobre todo con el único objetivo de saciar nuestra curiosidad sobre cómo nace la radio.
En el año 1800, Alessandro Volta fabricó lo que más tarde sería conocido como la primera pila, un dispositivo capaz de generar corriente eléctrica. Desde entonces distintos científicos experimentarían con la corriente eléctrica, entre ellos, Hands Oersted, André Ampére, Michel Faraday y Joseph Henry.
En sus experimentos encontraron una relación directa entre el magnetismo y la electricidad. Maxwell desarrolló una teoría en 1860 donde decía que “Una carga eléctrica que se desplaza, mantiene su persistencia en el espacio mediante un campo electromagnético, aunque ya no exista la fuente original que lo ha generado”.
Años más tarde, en 1887, el alemán Heinrich Herz demostró la existencia de las ondas electromagnéticas mediante un descargador formado por dos conductores, con dos bolas en los extremos a escasa distancia entre ellas. Al conectarlas a un inductor conseguía que saltaran chispas de una bola a otra, la carga de corriente que atravesaba el descargador era variable y el cambio magnético también lo era. Así pues, la relación existente provocaba una radiación electromagnética.
Tres años más tarde el físico Edouard Branly inventó un cohesor de limaduras metálicas, con el que se podía, por primera vez, recibir señales de telegrafía sin hilo. En 1896, el ruso Popov, centrado en las investigaciones de Hertz y Branly, y tras intensos experimentos, inventó la primera antena radioeléctrica, construyendo el primer receptor de ondas electromagnéticas.
En 1896, el físico e inventor Italiano Guillermo Marconi, profundizando en las distintas investigaciones anteriores, construyó, con el descargador de Herzt, la antena de Popov y el Cohesor de Branly, un dispositivo capaz de transmitir señales de forma inalámbrica a unos centenares de metros. Al principio, en 1899, eran 51 Km a través del Canal de la Mancha y el 12 de diciembre de 1901 consiguió atravesar todo el océano Atlántico.
Hasta 1906 todas las transmisiones habían sido telegráficas, empleando el alfabeto Morse, pero fue ese año cuando el físico Reginald Fessendeen transmitió por primera vez música y voz claramente perceptibles por la radio en Onda Media.
Acababa de nacer la radio, tal y como hoy la conocemos.
Aunque lo cierto es que al principio, más que un medio de comunicación, a la radio se la trataba como a un entretenido juego de física recreativa.
Tristemente, como en otros grandes avances de raza humana, también fueron importantes en el desarrollo de la radio las conductas bélicas de la especie. Así, con la llegada de la guerra de 1914, los ejércitos, y especialmente la Marina, aplicaron la comunicación inalámbrica de forma generalizada, con el consiguiente desarrollo técnico.
En 1920 la emisora KDKA de Pittsburg (EUA) comenzó a emitir por primera vez una programación regular.
Dos años más tarde, en 1922, en Francia, Maurice Vinot, precursor de la radiodifusión europea, a través de la emisora Radiola y contando con la agencia de noticias Havas, comenzó a emitir boletines deportivos e informativos de carácter general.
Distintas son las crisis reconocidas en el mundo de la radio. Por un lado podemos destacar la que se produjo en los años 30, donde la prensa interpretó que la radio representaba un serio problema para su existencia. De ahí que la prensa forzó a las agencias de noticias a que eligiesen entre ellos o la radio a la hora de ofrecer sus noticias. Además de forzar a los clientes a que escogiesen entre estos dos medios de comunicación como destino de sus inversiones publicitarias, les obligaron también a retirar sus inversiones de la radio, ya que por aquellos años la prensa gozaba de mucho más poder mediático.
Con el tiempo la prensa se dio cuenta de que cuando la radio daba noticias importantes, ellos vendían más periódicos, con lo cual esas medidas despóticas comenzaron a desaparecer.
Durante aquellos años la radio avanzaba en su desarrollo