13.5 Árbol de búsqueda binario
Capítulo 15. Crear un pequeño lenguaje de programación usando Racket
Epílogo - Lecturas recomendadas
Apéndice B – Introducción a TLA+ (PlusCal)
PRÓLOGO
El cálculo automático es una invención con fecha antigua. Hace 2000 años ya se había construido el «mecanismo de Anticitera», un dispositivo que permitía calcular los eclipses lunares. Más tarde, en el siglo XVII, el matemático Wilhelm Schickard desarrolló la primera calculadora mecánica.
En el siglo XX aparecieron casi concurrentemente los modelos teóricos de la computación y los desarrollos tecnológicos asociados. Muchos de estos últimos estaban basados en la intuición; otros, fundamentados en bases formales. Aparecen los modelos de Church y Turing en el área de la teoría de la computación, y de Chomsky en el área de los lenguajes formales.
Los tres enfoques, complementados con las ideas y los estudios de muchos científicos y profesionales, fueron el punto de partida de lo que hoy denominamos «Ciencia de la Computación».
A la par de estos nuevos conocimientos, surgió la necesidad de expresarlos de manera inteligible para el ser humano, y procesables por un sistema automatizado. Esto dio origen a los lenguajes de programación, cada uno con sus enfoques y sus sabores sintácticos. Los procesos involucrados en el análisis de esos lenguajes se fundamentan en los aportes de Chomsky y Backus: las teorías de Chomsky (1956) relativas a los lenguajes formales y las gramáticas y los aportes de Backus relativos a cómo expresar las reglas gramaticales. Backus creó un lenguaje recursivo, que fue denominado «BNF» (Backus Normal Form, 1959) en su honor.
Los primeros lenguajes de programación surgieron para satisfacer diferentes necesidades: Fortran (1954), para el cálculo numérico; APL (1957) incorporó la computación funcional; Algol (1958) muestra el camino hacia la programación estructurada; Lisp (1958), basado en el cálculo lambda, derivó en el primer lenguaje para inteligencia artificial; Cobol (1959), para el procesamiento masivo de registros, y Simula (1962) introduce el concepto de «clase».
Sin temor a equivocarnos, podemos afirmar que la mayoría de los paradigmas computacionales actualmente en boga tienen su semilla en las décadas de los 50 y los 60: la programación orientada a objetos, la inteligencia artificial, la computación funcional, el cálculo lambda, la programación estocástica y tantas otras ideas. Las sucesivas encantaciones de dichas creaciones primigenias devienen, gracias a los nuevos aportes, interacciones y experiencias, en el mundo digital que vivimos hoy.
Los paradigmas reaparecen adaptados y evolucionados para enfrentar necesidades nuevas, tales como los crecientes volúmenes de información y los tamaños de los sistemas computacionales, que en muchos casos superan los millones de líneas de código. Así, por ejemplo, en su momento florece el concepto de programación estructurada como consecuencia del creciente tamaño