Quiero, muy sinceramente, como director del MuVIM, citar y agradecer el respaldo de las instituciones que colaboraron en el congreso: el Goethe Institute, el Centro Alemán y el Schweizer Kultursiftung Prohelvetia. Igualmente, deseo insistir en nuestra plena satisfacción por la adecuada organización conjunta, que a lo largo de todo el proceso hemos mantenido, con el Departament de Filologia Anglesa i Alemanya de la Universitat de València-Estudi General y con la profesora Berta Raposo y el Grupo Oswald. De hecho, esta colaboración ha continuado muy eficazmente luego y también ha seguido dando sus frutos: en abril del 2008 hemos llevado a buen término un nuevo congreso, esta vez sobre el no menos sugerente tema de «La guerra y los viajes», que esperamos asimismo ver editado en los próximos meses.
No es posible tampoco olvidar la eficiencia del Centro de Estudios e Investigación del MuVIM, cuyo equipo se ha convertido en el mejor recurso organizativo de estas actividades, facilitando la sinergia entre las instituciones y la colaboración entre las personas.
Finalmente, les invito, desde estas líneas de presentación, a descubrir este libro, coeditado por Publicacions de la Universitat de València, que, fruto de la investigación, está construido a partir de un conjunto de viajes, algunos desarrollados por el Mediterráneo, otros por tierras centroeuropeas y algunos otros por latitudes más lejanas. Espero que les transporte a nuevos y prometedores espacios intelectuales.
De hecho, la modernidad supuso, entre otras muchas cosas, el intenso desarrollo de las comunicaciones y el incremento creciente de viajes y de viajeros y, por tanto, también de los contactos e intercambios culturales que de todo ello directamente se derivan. Al fin y al cabo, todas las modernidades históricas y/o actualizadas, también las literarias, por supuesto, son y serán bienvenidas en el MuVIM.
ROMÀ DE LA CALLE
Director del MuVIM
INTRODUCCIÓN
El viaje es un espacio emblemático del encuentro, del diálogo y de la apertura de horizontes. Si nos preguntamos por lo específico de las experiencias hechas por viajeros de habla alemana en España (y en menor medida, de habla española en Alemania), nos encontramos con un proceso paulatino de conocimiento y de acercamiento de dos culturas, separadas en un principio no sólo por una considerable distancia geográfica, sino también por un abismo cultural e histórico, que al profundizar en la investigación sobre él, a veces se revela como más aparente que real. Se trata del encuentro entre el norte y el sur, un sur que no es el suelo clásico que entusiasmó a Goethe, sino un espacio todavía por descubrir que se fue revelando poco a poco, desde la Edad Media tardía hasta el siglo XX.
También es indudable que la literatura de viajes tiene un carácter híbrido de ficción y realidad. Por un lado, puede tener un indudable valor documental para el estudio de la historia de la cultura. Por otro, hay relatos de viaje cuyo valor literario y estético no tiene nada que envidiar al de las mejores obras de ficción. Pero además, hay un tercer aspecto que entra aquí también en consideración: el viaje como tema o motivo literario, hasta el punto de que, empezando por la Odisea, que relata el viaje de Ulises a su patria, grandes y pequeños autores de la literatura universal se han servido y se sirven de este tema, tanto en sentido material como metafórico: el viaje de la vida, el viaje iniciático, el viaje onírico.
La diversidad y amplitud de la literatura de viajes surgida de los contactos culturales hispano-alemanes, los dispares contextos y formas en que se desarrolla, así como la interpenetración de la ficción y de la realidad que ahí se refleja, se irán mostrando en los siguientes artículos, que son las versiones reelaboradas de las ponencias y comunicaciones presentadas en el Congreso «Alemania-España. Viajes y viajeros entre ficción y realidad», celebrado en el MuVIM del 5 al 7 de marzo del 2007, a cuyo director y colaboradores agradecemos calurosamente su generoso apoyo en la organización de este importante evento.
Al comienzo, Miguel Ángel Vega se plantea una reflexión teórica sobre el fenómeno del viaje, cuya esencia cultural ve en la activación de la capacidad admirativa del individuo. Pero, por otro lado, también muestra ciertas deficiencias estructurales que dan lugar a tópicos, clichés y estereotipos que se hacen muy visibles en el caso hispano-alemán.
A partir de aquí, los artículos siguen un orden cronológico. A finales de la Edad Media y principios de la Edad Moderna, la Península Ibérica deja de ser un espacio nebuloso y desdibujado para Centroeuropa gracias a los numerosos relatos de viajes que Albrecht Classen revisa e interpreta en su artículo desde el punto de vista de la historia de las mentalidades.
Si el paso del siglo XV al XVI supuso la entrada de España en el marco de percepción consciente de los países de habla alemana, el final del XVIII y principio del XIX marcan otro hito en el camino del conocimiento de este país fuera de sus fronteras. Los viajeros ilustrados se esfuerzan por captar una nueva imagen del país, objetiva y libre de prejuicios. Christian August Fischer, de quien Berta Raposo y Eckhard Weber trazan una breve semblanza biográfica, puede considerarse como representante típico de esa nueva visión, aderezada con impresiones personales llenas de amenidad y viveza. Como expone Hang Ferrer en su artículo, Fischer dedicó especial atención a Valencia, trazando de ella una imagen idílica, sólo ocasionalmente relativizada por ciertas observaciones críticas. La fuente principal de Fischer fue la obra del botánico valenciano Antonio J. Cavanilles, quien como científico de gran prestigio internacional mantuvo una estrecha re lación personal y epistolar con Alexander von Humboldt, como lo muestra Ro sario Martí, al resaltar además los puntos en común existentes entre ambos, tanto en sus métodos como en sus objetivos científicos. Por su parte, Wilhelm von Humboldt, aunque también viajó por toda España, centró su atención en el País Vasco, de manera comparable a lo que hizo Fischer con Valencia, marcando así el camino a posteriores viajeros e investigadores, como puede verse en el artículo de Garbiñe Iztueta. También Alexander von Humboldt desempeñó un papel pionero, analizado por Sandra Rebok, que parte de él para luego presentar a otros viajeros alemanes que visitaron España en el siglo XIX con objetivos científicos, que evolucionan desde una mirada holística a principios de siglo hacia una especialización cada vez mayor.
Pero no son sólo científicos alemanes los que viajaron a España. También desde España salieron rumbo al norte. Los hermanos Delhuyar y J. Ezquerra son un ejemplo de ello. M.ª José Gómez Perales nos presenta su viaje y estancia en la Academia de Minas de Freiberg entre 1778 y 1781, la repercusión que tuvo este viaje en su formación, tanto personal como profesional, y la importancia que tuvo para posteriores avances científicos.
Es evidente aquí la diferencia con los viajeros que podríamos llamar «románticos», y que están representados en este volumen por Victor Aimé Huber, a quien Dietrich Briesemeister dedica un extenso y profundo estudio, destacando su condición de hispanista y profesor universitario en una época en la que despuntaban las filologías nacionales como disciplinas universitarias; las experiencias españolas de Huber fueron decisivas para la configuración del hispanismo académico en Alemania.
Sabine Geck, por su parte, nos presenta a un viajero hoy prácticamente olvidado pero muy leído en su época, Friedrich Wilhelm Hackländer. En su relato de viaje Winter in Spanien nos describe sus experiencias y aventuras durante el viaje que realizó en el invierno de 1853/1854 por diferentes ciudades de España. No sólo su visión del país, sino también su concepto de viaje, son representativos para toda una época. Destacan en su relato unas descripciones que ahondan en el detalle, intentando asemejarse a una plasmación fotográfica.
A medio camino entre los viajeros científicos y los románticos puede situarse el archiduque Luis Salvador de Austria, afincado en Mallorca después de extensos viajes por tres continentes; en el artículo de Ferran Robles sobre él se