(Caponi, 2012a) y en
Leyes sin causa y causas sin ley en la explicación biológica (Caponi, 2014a) para, con base en él, analizar presupuestos fundamentales del programa bernardiano para la fisiología experimental. Entiendo, sin embargo, que la lectura de estas últimas obras no es condición para la lectura de la presente. Solo marco esa continuidad para enfatizar, otra vez, la ya aludida complementación y entrelazamiento que puede y debe existir entre filosofía e historia de la ciencia. Complementación y continuidad que, infelizmente, no suelen ser reconocidas —por lo menos en lo respecta a mi medio académico— en el ámbito de la filosofía de la ciencia ni en el ámbito de la historia de la ciencia. Más allá de sus méritos, pocos o nulos,
Função e desenho na biologia contemporânea y
Leyes sin causa y causas sin ley en la explicación biológica son casos claros —no digo “brillantes”, no digo “ejemplares”— de lo que habitualmente se llama “filosofía de la ciencia”, y creo que aquí muestro cómo es que ese tipo de estudio puede derivar y continuarse en indagaciones histórico-epistemológicas. Indagaciones, estas últimas, que también sirven para ratificar, rectificar y perfeccionar los análisis típicos de la filosofía de la ciencia.