De Andalucía a La Habana. Juan Antonio López Fernández. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Juan Antonio López Fernández
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9788418730887
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mis alas

      para emprender el vuelo.

      Quiero sentir al viento

      alejarme del suelo.

      Y en una nueva vida

      llena de fantasías,

      miraré desde el cielo

      la inmensidad de un día.

       Lissett Saavedra

      II. Ternura

      El deseo más ansiado

      es el preludio de tu dulzura.

      Lluvia de madrugada

      mientras, detrás de la ventana,

      repicas como campana

      recostada en mi almohada

      con el sueño,

      siendo dueña

      del amor exquisito

      que despierta

      mi más anhelado apetito.

      Eres fuerza de la naturaleza,

      voluntad, coraje, firmeza,

      propósito de agradar.

      Eres cálida madrugada,

      la canción más deseada,

      una mirada, un reencuentro,

      una palabra, un perdón,

      un te quiero, un beso,

      una sonrisa, un adiós,

      un abrazo desde el corazón.

      Eres, sencillamente, amor.

      La fuerza del cariño

      empujada por la bondad

      de tus sentimientos.

      Dulce perfume

      de fragancia que resume

      el llanto de la alegría

      al sentir tus latidos,

      que luchan contra

      fieros forajidos,

      defendida por soldados

      aliados de tu empatía.

      Tu voz es el bálsamo

      para el corazón,

      es pura dulzura,

      es pura emoción.

       Juan Antonio Almanado

      III. Cuando olvide tu nombre

      ¿Qué será del amor

      cuando el sol no se asome,

      cuando muera la luna,

      cuando olvide tu nombre?

      ¿Qué será de mis días?

      ¿Cómo serán mis noches?

      ¿A dónde irán los besos,

      y mis manos, a dónde?

      ¿Qué será de mis sueños?

      ¿Renacerán? ¿A dónde?

      ¿Qué será de tu vida

      cuando el sol no se asome?

      ¡Qué oscuridad!

      ¡Qué abismo!

      ¡Qué silencio!

      ¡Qué miedo!

      ¿A dónde irán los besos,

      si alcanzarte no puedo?

       Lissett Saavedra

      IV. Prendido de tu amor

      Déjame ser por un instante

      el equilibrista en el cielo de tu firmamento.

      Déjame ser por un momento

      el trapecista de tu corazón

      por los hilos de tus sentimientos.

      Te daré calor en las manos,

      fundiendo la nieve de tus inviernos.

      Daré dulzor al café

      en tus amargas mañanas

      y cantaremos juntos al amor,

      viendo pasar el tiempo

      desde nuestra ventana.

       Juan Antonio Almanado

      V. El viaje

      Porque te quiero y más,

      te quiero demasiado,

      te entregaré el amor

      que llevo a mi costado.

      Y libre la pasión,

      sin rastros de cordura,

      te quitará las ganas,

      el dolor y las dudas.

      Porque tus labios tibios

      es lo que necesito,

      te enseñaré el camino

      que lleva al infinito.

      Y tu almohada y mi ombligo

      serán sitio perfecto,

      para saciar de besos

      los sentidos y el cuerpo.

      Te guardaré un asiento

      en el bus de mi vida.

      Sin ti no habrá regreso,

      ni luz en mi partida.

      Y aspirando tu aliento

      recorreré el camino,

      empecemos el viaje

      sin fecha ni destino.

       Lissett Saavedra

      VI. La vida

      Hoy te miro y te admiro.

      Cuántos momentos vividos

      en un suspiro.

      Has sido mi amiga,

      mi gran enemiga.

      Los años contigo

      no fueron perdidos,

      Aquellas primaveras eternas,

      que abrían paso al verano

      con el infierno en las manos

      y esos otoños a tu lado,

      siempre tiernos,

      escribiendo notas en el cuaderno,

      dulces y amargas,

      de noches largas

      y efímeras mañanas,

      viendo pasar el tiempo

      desde la ventana,

      asomado a tu juventud,

      mientras el camino eterno

      expiraba entre invierno e invierno.

      Y sopla el viento

      azotando las sienes

      pobladas de nieve,

      cansado por dentro

      y feliz de estar aquí,

      contigo, casi sin aliento.

      Ahora que el tesoro furtivo,

      cuidado y cautivo,

      tornó envejecido

      como oro perdido,

      los