La otra campana. Matías Tombolini. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Matías Tombolini
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789505568048
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que pagamos todos.

      Pocos días después de la asunción, el presidente Fernández dispuso una agenda internacional para visitar diferentes países. Alejado del glamour de DAVOS (véase el capítulo siguiente), sin posibilidades de pagar la deuda como estaba planteada y con la obligación de generar un marco razonable para volver a crecer, Fernández buscaba dar a conocer su posición en política exterior afirmándose en la multilateralidad, destacando afinidades con los gobiernos progresistas del mundo, pero a la vez, intentando arribar a un vínculo más sólido con países que estaban más alejados como los Estados Unidos de Trump e Israel de Netanyahu.

      Israel sería su primer destino luego de la invitación a participar del “Foro Internacional de Líderes en Conmemoración del Día Internacional de Recordación del Holocausto y la Lucha contra el Antisemitismo” en el Museo de la Universidad Yad Vashem. El evento era uno de los actos políticos más importantes de la historia de Israel del que participaban decenas de líderes mundiales.

      Aquel evento estuvo signado por una histórica plegaria en hebreo del presidente alemán Frank-Walter Steinmeie (recordemos que no cumple el mismo rol que la Canciller, Angela Merkel, quien conduce efectivamente los destinos de aquel país desde hace más de quince años): “Bendito eres Tú, Dios nuestro, Rey del Universo que nos diste vida, nos sostuviste y nos permitiste llegar a este momento”.

      Sus palabras serían históricas por el significado y porque aquel evento global sería el último de su tipo antes de que el mundo entrara en la era pandémica.

      Aunque en términos comerciales Israel no figura entre los principales socios de Argentina, los vínculos entre ambos países se explican a partir de los lazos que desarrolló, desde su establecimiento en el país, de la comunidad judía local, la cual es muy relevante. Recordemos además, que Argentina fue el primer país Latinoamericano en reconocer al Estado de Israel (como estado soberano), lo cual sucedió el 14 de febrero de 1949, bajo la presidencia de Juan Domingo Perón.

      El esclarecimiento de los terribles atentados que sufrimos en la Embajada de Israel (1992) y la sede de la AMIA (1994), es una deuda pendiente que arrastra sus secuelas con fuerza en la discusión política local. Alberto Fernández fue invitado por el presidente Rivlin, y sería el único mandatario latinoamericano en concurrir, así que la aceptación a participar fue muy bien recibida tanto en la comunidad como en Israel.

      Es claro que, a la hora de aceptar la invitación, también se evaluó la posibilidad de buscar apoyos, sobre todo considerando la alianza histórica de Israel con los Estados Unidos. Pero más allá de eso, había otro aspecto determinante y es que participar del Foro implicó la reafirmación del compromiso de Argentina con la memoria de la Shoá como una de las pocas políticas de Estado en materia de relaciones internacionales.

      “El papel de los líderes políticos es dar forma al futuro”, se le escuchó decir al presidente Rivlin en uno de los múltiples eventos; seguramente esas palabras resonaron en Alberto Fernández. Abogado y docente especializado en derecho penal, el presidente expresó en muchas ocasiones que entre sus prioridades de gobierno se encuentra la defensa irrestricta de los derechos humanos y que el mejor camino es un Estado comprometido en garantizarle su ejercicio efectivo a todas las personas.

      Sostengo que gobernar también significa establecer prioridades y, durante esos primeros días, se pudo comprobar por dónde iba la cuestión. 72 horas después de visitar Israel, Fernández dio inicio a su gira europea. “Europa es un continente enorme, del cual muchos de nosotros descendemos, y fundamentalmente son los grandes inversores que Argentina tiene”, declaró el presidente en un intento de poner blanco sobre negro respecto del objetivo del nuevo destino, que era bien diferente del de su primera visita oficial.

      Adentrándonos en la composición de estos flujos, Argentina podría encontrarse en una situación desventajosa en términos de ingresos de divisas al país. En este sentido, mientras las manufacturas de origen agropecuario retienen el 49 % de las exportaciones totales hacia la región europea, las importaciones son lideradas por los bienes intermedios y las piezas y accesorios para bienes de capital, representando el 32 % y 27 % del total, respectivamente. Dado que los segundos observan precios más elevados que los primeros, no resulta sorprendente que, en los últimos años, el saldo de la balanza comercial con la Unión Europea se haya ubicado sistemáticamente en terreno negativo (por supuesto, sin contabilizar el último año en el cual las necesidades fueron modificadas y, por tanto, también las transacciones comerciales haciendo que el balance sea superavitario desde nuestro punto de vista).

      Roma, Berlín, París y Madrid figuraban en la agenda, pero antes haría una visita especial, al Vaticano. El presidente y el Papa Francisco o mejor, el padre Jorge, sostienen una vieja relación afianzada durante años. Se habían visto por última vez en 2018, cuando Fernández ni siquiera era candidato.

      Cuarenta y cuatro minutos duró el encuentro privado y parece que, al hablar de Argentina, el tema de la deuda se abordó en más de un sentido. Uno fue el económico y otro, más relevante aún, la deuda social. Y en ambos casos, el consejo del Santo Padre estuvo orientada a pedir que tomemos conciencia de la necesidad de apelar al diálogo, dejar atrás peleas estériles y enfrentar unidos una de las crisis más tremendas que hemos atravesado, y cuyo eje era la situación de pobreza e indigencia en la que se encontraban millones de argentinos, según transcendió luego de la reunión.

      La histórica diplomacia vaticana nos ha enseñado que, más allá del peso espiritual que tiene la palabra del Papa, es importante observar algunos gestos. Y en esos días realizó uno especial. Francisco habló en un seminario de Economía celebrado en su propia casa y pidió ayuda para los países endeudados llamando a los organismos internacionales a aliviar la situación con citas a Juan Pablo II. El sumo pontífice resaltó que: “las exigencias morales de Juan Pablo II en 1991 resultan asombrosamente actuales hoy”. “Es ciertamente justo el principio de que las deudas deben ser pagadas. No es lícito en cambio exigir o pretender su pago cuando éste vendría a imponer de hecho opciones políticas tales que llevaran al hambre y la desesperación a poblaciones enteras. No se puede pretender que las deudas contraídas sean pagadas con sacrificios insoportables”, agregó en uno de los pasajes de su exposición.

      En el seminario se encontraba presente la nueva titular del FMI, Krsitalina Georgieva, y el rol que la búlgara ha cumplido en la reestructuración