Pero este estado mental, que por su propia naturaleza es el vacío, no debes considerarlo como el vacío de la nada, sino como la Conciencia misma, sin trabas, brillante, universal y feliz; esta conciencia es el principio masculino de iluminación.24 Ambas, tu conciencia cuya naturaleza es vacía sin sustancia alguna y tu conciencia vibrante y luminosa, son inseparables. Su unión constituye la realidad trascendental de perfecta iluminación.25
Esta conciencia tuya, brillante, vacía, inseparable luminosidad y vacío en forma de una gran masa de luz, no posee nacimiento ni muerte; es el principio de iluminación de inmortal luz.
Este conocimiento es lo único que importa: reconocer el vacío de tu propio intelecto como el estado de iluminación26 y considerarlo como tu propia conciencia es mantenerte en el estado de iluminada conciencia.
Esto debe repetirse tres o siete veces, de forma clara y precisa, lo que recordará al muerto las enseñanzas que le había revelado en vida su Maestro; en segundo lugar, le hará reconocer a su desnuda conciencia como la realidad trascendental; y, en tercer lugar, habiendo reconocido su propia esencia, quedará inseparablemente unido a la realidad trascendental, y su liberación será cierta.
La posición de Gautama Buda a su muerte: tendido sobre el costado derecho, con la mano derecha bajo la cabeza.
Abertura en la coronilla; extremo superior de la vía energética central, a través de la cual la conciencia debe salir después de la muerte para ser liberada.
El Gran Símbolo (en sánscrito: mahamudra) es una práctica de meditación tántrica en la que la experiencia se transforma en la visualización de la deidad en mandalas; en este estado la Gran Beatitud es producida por la unión del aspecto masculino y femenino de la práctica. Es la visualización de las propias proyecciones como energías divinas.
Samantabhadra y Samanta simbolizan la indisolubilidad de la Compasión y el Conocimiento, coeficientes ambos de la Iluminación. Como encamación del Dharmakaya (Ver Glosario) constituyen el origen de las cinco familias búdicas u Órdenes de la Iluminación, que emanan de ellas y aparecen en el estado del Sambhogakaya (Ver Glosario). Este es también el nombre de un bodhisattva, que aparece en el tercer día del Bardo.
Instrucciones para la segunda fase
del estado de transición del
momento de la muerte: la clara
luz secundaria vista inmediatamente
después de la muerte
Si la Clara Luz Primordial ha sido reconocida, se alcanza la liberación. Pero si existe el temor de que no ha sido reconocida, entonces brillará la Clara Luz Secundaria, que aparecerá aproximadamente “el tiempo necesario para una comida” a partir de la expiración.
Según el karma27 sea positivo o negativo, la fuerza vital desciende al nervio derecho o izquierdo y sale por una de las aberturas del cuerpo, produciéndose entonces un lúcido estado de conciencia.
Decir que la duración del estado en la Clara Luz Primordial puede durar el “tiempo de una comida” significa que esta depende de la sensibilidad o insensibilidad nerviosa y también de la práctica en meditación.
Cuando el principio consciente sale del cuerpo, se pregunta: “¿Estoy muerto o no?”. No puede saberlo; ve a sus allegados y familiares como los veía antes y oye sus llantos. Las terroríficas proyecciones del karma todavía no se producen, ni tampoco las apariciones o experiencias de los Señores de la muerte.
Durante este intervalo, el Maestro o lector debe seguir las direcciones del Thödol.
Existen los adeptos de la meditación perfecta y los de la meditación visualizada.28 En el caso de un adepto de la meditación perfecta, llamarlo por su nombre tres veces y repetir las palabras de confrontación con la Luz Primordial, leídas en el primer capítulo. Si es un adepto de la meditación visualizada, entonces leer las plegarias de introducción y el texto de la meditación sobre su divinidad tutelar29 y, a continuación, decir: “oh, noble hijo, medita sobre tu divinidad protectora (aquí, decir el nombre de la divinidad). No te distraigas. Concéntrate en tu dios tutelar. Visualízalo como una apariencia sin sustancia en sí misma, como el reflejo de la luna en el agua, pero no como si tuviera una forma sólida”.
Y si el muerto es una persona corriente: “Medita sobre el Señor de la Gran Compasión”.
Instruidos así, incluso aquellos que no han podido reconocer el estado de transición podrán hacerlo sin duda alguna.
Las personas que en vida experimentaron esta confrontación por medio de un Maestro, pero sin familiarizarse con ella, no podrán reconocer solos el Bardo. Un Maestro o un hermano de fe deberá ayudarles en estos momentos.
Puede haber también quienes, entrenados en la meditación, no pueden resistir a la ilusión, a causa de una muerte demasiado violenta. Para ellos también la instrucción es absolutamente necesaria.
Esta es también extraordinariamente imprescindible para aquellos que, aunque con experiencia en la meditación, entran en existencias más bajas por haber faltado a los preceptos o al cumplimiento honrado de sus obligaciones.
Es mejor si el reconocimiento ha sido realizado durante la primera fase, pero, en su defecto, con esta nueva llamada en la segunda etapa, el intelecto se despierta ante el recuerdo y puede alcanzar la liberación.
Durante esta segunda fase del estado de transición, la conciencia del individuo, no sabiendo si está muerto o no, llega a un estado de lucidez, llamado el cuerpo de ilusión.30 Si las instrucciones son aplicadas al difunto con éxito durante este estado, el karma no podrá impedirle su encuentro con la Madre-Realidad y la Realidad de descendencia.31 Como los rayos del sol disipan las tinieblas, así la Clara Luz del Camino disipa el poder del karma.
El llamado segundo bardo brilla entonces ante el cuerpo mental, y la conciencia es capaz de oír de nuevo como antes. Si las instrucciones son comprendidas ahora, el objetivo ha sido alcanzado, pues como las confusas proyecciones del karma todavía no han aparecido no pueden arrastrarle de aquí para allá.