En el capítulo cuarto le contamos qué estamos haciendo para protegernos del monstruo que engendramos y que hoy asoma su cabeza por todos lados y a cada segundo y milisegundo de nuestras vidas. El hombre es el animal más peligroso del universo conocido. Y ahora que creó el arma más letal de todas (antes pensábamos que era la bomba), ya no basta con trotar para contenerla, hay que correr, y rápido.
En la conclusión proyectamos sobre el telón de fondo del presente y de manera muy breve, la “película” de lo que podría depararnos esa entelequia que es el futuro. Entelequia, pues creemos que “vive” allá, en un tiempo que no es este, pero nos equivocamos pues siempre hay pedazos, trazas del futuro habitando entre nosotros.3 El futuro ya llegó, quizá nunca haya estado tan próximo, tan estrechamente unido a nosotros.
Por último, pensamos que hay, pese a todo, más motivos para estar optimistas que paranoicos. Afirmamos que una herramienta —la que sea, un martillo, un motor de combustión interna, la democracia— siempre tiene un equivalente en forma de amenaza. Nada puede ser tan bueno que no traiga al mismo tiempo bajo el brazo una mala noticia. Y es que en el meollo de todo el asunto hay hombres, seres humanos, simios en último término, que ni son ángeles ni bestias, como escribiera Nicanor Parra, sino un embutido en que ambos se confunden. Eso son, eso somos.
Y ahora, a lo nuestro.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.