3.2. Toma de decisiones y Alta Sensibilidad
» Marcos, estudiante de 17 años
3.3. Timidez y Alta Sensibilidad
3.4. Autocrítica y Alta Sensibilidad
» Gabriela, estudiante de 7años
3.5. Relaciones sociales y Alta Sensibilidad
Capítulo 1. Introducción a la Alta Sensibilidad
A través de estas letras los autores esperan que seas capaz de identificar los rasgos de la alta sensibilidad, e igualmente que conozcas las consecuencias psicológicas del mismo, en este texto encontrarás valiosos aportes de experiencias, estudios y bases científicas.
Las experiencias de personas altamente sensibles nos sirven de ejemplo sin lugar a dudas, lo que a su vez es muy útil para incrementar la toma de conciencia entre los interesados en la alta sensiblidad sobre la importancia de acudir a profesionales especializados en esta temática, ya sean psicólogos, orientadores, pediatras y psiquiatras formados en Alta Sensibilidad quienes van a poder ofrecer soluciones a los problemas que a diario puedan surgir en este colectivo.
El lector debe tener en cuenta que ser altamente sensible no es similar a poseer un trastorno, a pesar de lo cual puede ir acompañado de determinadas dificultades a las cuales hay que darles solución.
Tomar conciencia de la existencia del Rasgo de la Alta Sensibilidad entre las personas que nos rodean, es tan importante como saber a quién dirigirse cuando queremos o necesitamos soluciones.
1.1. Definiendo la Alta Sensibilidad.
Si bien actualmente se considera que la persona altamente sensible posee un rasgo innato subyacente, basado en varias características que engloban una especial capacidad cognitiva al procesar la información, ser consciente de estímulos sutiles, ser emocionalmente reactivo y fácilmente sobre-estimulado, este concepto ha ido cambiando a lo largo del tiempo.
Cabe indicarse que no ha sido hasta el surgimiento de la psicología como ciencia en que se empieza a estudiar y sistematizar el conocimiento sobre las características cognitivas de la persona.
Una vez que el conocimiento evolucionó se empezó a preocupar por los casos particulares no presentes en toda la población, a la par que fue evolucionando el conocimiento sobre la psicopatología y cómo se intervenía eficazmente.
Uno de los avances más conocidos fue con respecto al surgimiento del concepto de coeficiente de inteligencia (C.I.), es una medida de nuestra capacidad de resolución de una serie de pruebas, diseñadas y preparadas por los psicólogos, las cuales siguen unas estrictas normas de control, establecidas por la psicometría (ciencia de la medida) de forma que sus resultados son válidos y fiables para la población que se aplica.
Gracias a ello, se puede predecir el nivel de éxito académico, y con ello también el futuro profesional de los alumnos, mucho antes de que éstos sean capaces de ser conscientes de sus habilidades y posibilidades; igualmente se usa en el campo de la selección de personal, para encontrar al candidato ideal para el puesto, que no tiene por qué ser ni el mejor cualificado, ni el que más experiencia tiene.
Si bien el C.I. ha sido equiparado al concepto mismo de inteligencia este ha sido cuestionado con el tiempo, entendiéndose que no es algo unitario sino que existen diversas inteligencias, así se puede hablar de inteligencia espacial, inteligencia verbal, inteligencia matemática, inteligencia musical,…
Esta evolución del concepto de inteligencia ha permitido afrontar distintos aspectos del ser humano que hasta ese momento no se habían contemplado como es la menor o mayor capacidad de procesamiento de los estímulos.
Así durante la primera mitad del siglo XX Dabrowski (1948) elaboró una Teoría del desarrollo emocional para explicar los niveles cualitativamente diferentes del desarrollo humano, a la que también denominó Teoría de la Desintegración Positiva.
Esta teoría trata de explicar ciertas características cognitivas diferenciadoras, como la hipersensibilidad o el alto nivel de concentración y de abstracción que muestran determinadas personas, estableciendo cinco niveles, la integración primaria, la desintegración uninivel, el desintegrativo multinivel espontáneo, el desintegrativo multinivel organizado, y por último la integración secundaria.
De esta teoría actualmente se sigue empleando el concepto de la sobre-excitabilidad que hace referencia a la potencia heredada, de forma que a mayor sobre-excitabilidad mayor la capacidad y mayor potencia de desarrollo.
Este autor indica que la sobre-excitabilidad puede mostrarse en cinco áreas: psicomotora, emocional, intelectual, sensitiva e imaginativa, es decir son en estas áreas donde se podría destacar.
1.2. El perfil de la Persona Altamente Sensible
En la actualidad numerosas investigaciones avalan la existencia de una particular forma de sentir, pensar e interaccionar, así se ha estimado que la Alta Sensibilidad está presente en aproximadamente el 20% de la población (Aron y Aron, 1997), denominándose a la persona altamente sensible por su acrónimo PAS y a los niños y niñas altamente sensibles como NAS, las cuales tienen una forma peculiar de procesar la información y además son muy creativas, pero como contrapunto pueden llegar a vivenciar altos niveles de estrés con mucha facilidad por lo que en ocasiones evitan determinadas actividades sociales.
Entre las características de estas personas se encuentra que son buenos observadores, se fijan incluso en los detalles más sutiles, también se sienten más molestos que el resto ante altos niveles de estimulación, tales como los que causan los ruidos y las aglomeraciones, mostrando fuertes respuestas emocionales, además aproximadamente el 70% son introvertidos.
En cuanto al género hay tantos hombres sensibles como mujeres (Aron,1996), y aunque la presencia de testosterona puede tener algún efecto posterior, la cultura en la que viven es la que va a marcar la diferencia en cuanto a su sensibilidad, así en algunas culturas los hombres se ven obligados a esconder su sensibilidad para parecerse más a un hombre típico y evitar problemas sociales.
Si bien hasta ahora se ha hablado de la alta sensibilidad como si fuera una característica únivoca, algunas investigaciones han planteado que dentro de este colectivo es posible distinguirse tres grupos de sensibilidad ambiental evidenciado con la escala infantil altamente sensible e identificación de grupos de sensibilidad, publicado en Developmental Psychology (Pluess, 2017).
Este instrumento permite distinguir entre la población altamente sensible, aproximadamente entre el 25 al 35%, de aquellos que tienen una sensibilidad intermedia, entre el 41 y el 47%; y aquellos que tienen baja sensibilidad aproximadamente entre el 20 al 35%.
Cabe indicarse que son muchas las cualidades que hay visibles y latentes en una persona altamente sensible, por ejemplo, poseen talento artístico vinculado a la creatividad que manifiestan. Profesionales o aficionados, los PAS demuestran pasión por algún tipo de arte, musical, arquitectónico, pictórico, etc, así es habitual que se puedan expresar con frases como, “no podría vivir sin mis pinturas” o “estoy profundamente enamorado del jazz desde que era muy joven”.