La túnica inconsutil. Santiago Arellano Hernández. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Santiago Arellano Hernández
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9788418467479
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clavos y una lanza,

      Tu Corazón atravesado y mi esperanza.

      En el umbral.

      María viste al Niño Dios

      Las mujeres judías fabricaban las telas para la familia. La lana que usaban se obtenía de los rebaños.

      Referente a este proceso, el libro de los Proverbios en su tributo a la madre ideal lo describe así: «Aplicó sus manos al huso, y sus manos tomaron la rueca» (Prov 31,19).

      Los expertos afirman que la túnica inconsútil de Cristo era de lino. No hago cuestión. A Cristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, he preferido, por licencia sentimental, vestirlo de lana, sin excepción de la túnica que las hacendosas y delicadas manos de María la iban a tejer con la finura, elegancia y textura del lino. ¿Quién es si no la madre ideal?

      María en Nazaret

      ¿Cómo te vestiré,

      cómo, mi Niño?

      Con el huso en mis manos

      hile la lana

      y con la rueca, rueca

      la devanaba:

      ¿Cómo te vestiré,

      cómo, mi Niño?

      ¡Como hijo de David!

      Aun siendo pobre,

      ¡como hijo de carpintero,

      entre pastores!

      Que Tú has de ser Profeta

      y Rey de Reyes

      y Sacerdote.

      ¿Cómo te vestiré,

      cómo, mi Niño?

      Yo te vestí en la cuna,

      ¿te haré el sudario?

      Y he de hacer de tus ropas

      templo y sagrario.

      Cuando todos te miren

      verán mis manos

      y exclamarán sin voces:

      La que es su amparo.

      ¡Cuánto quiere a su Hijo

      porque es su nardo!

      Parte primera:

      Comienzo de la vida pública

      I

      El nuevo Sí de María

      Al alba fue, al alba se marcharon

      dejaron Nazaret, ternura y nido

      entraba en la misión de nuestra Madre.

      Desde el alba del alba, su destino

      quedó en su ser escrito para siempre.

      Su Fíat inicial ratificó el camino

      y, en las vicisitudes de los días,

      vivir fue desvivirse por su Hijo.

      Estar al tanto, en corazón guardarlo,

      meditando en callado regocijo.

      En cuerpo y alma por que, en cuerpo y alma,

      el Verbo de Dios, en su útero bendito,

      creciera como hombre verdadero

      y por amor pudiera redimirnos,

      restaurar la Alianza con su Padre

      pagar lo impagable de un castigo

      que hacía, del vivir, ir a la muerte,

      y la nada o no ser su triste sino.

      II

      La voz y la palabra

      Dejaste todo y fuiste con tu Hijo.

      Siempre en penumbra y siempre a su lado

      cumplió la edad, y le llegó su hora.

      En Nazaret, dejó casa y trabajo,

      sin volver añorantes la cabeza

      ni mirar con nostalgia su pasado.

      El Padre le encargó anunciar el reino

      por caminos, ciudades y poblados.

      En el Jordán bajó la voz del cielo

      como trueno venido de lo alto

      al escucharlo Juan bendijo a Cristo

      y se humilló al besar sus pies calzados

      indigno de soltarle las sandalias

      mientras oímos: «es mi Hijo amado».

      El grupo de elegidos fue creciendo

      al calor de su pecho confirmados.

      Tú le seguiste porque en uno estabais

      desde la Galilea hasta el Calvario.

      La Buena Nueva despertó a las gentes

      de ensueño tantos siglos esperados:

      los sordos oyen, los lisiados andan

      la lepra huye de cuerpos desastrados

      tiemblan despavoridos los demonios

      al oír del perdón de los pecados,

      se iluminan las sombras y tinieblas

      por este Sol que baja de lo alto

      túnica y turbante y manto de profeta

      nunca en afectación engalanado.

      No te vestí con pieles de camello.

      Cetro fue tu cayado, gallardo el manto.

      Con la ropa talar de los humildes,

      un buen pastor y nunca un mercenario.

      Nunca los valles oyeron voz tan bella

      ni atónitos quedaron los collados:

      es de los pobres el reino y la riqueza,

      no son los ricos los bienaventurados

      los limpios de corazón verán la gloria

      los que ahora lloran serán los consolados

      la mansedumbre heredará la tierra

      y la pondrá al servicio del hermano.

      Los justos hallarán su recompensa:

      los que aman la justicia: serán hartos.

      Benditos son los misericordiosos

      la paz arrullará en sus descansos

      los perseguidos serán los escogidos.

      Hijos de Dios serán siempre llamados.

      No temáis los insultos por mi causa

      que el reino del amor ha comenzado

      los hambrientos se saciarán de bienes

      de desazón los ricos hastiados.

      Es la Fuerza que libra del temor.

      Por los santos profetas anunciado

      vuelve la humanidad a la esperanza

      a la paz de unos cielos recobrados.

      Voz del Maestro que enseña en Galilea.

      La buena nueva del amor sagrado

      revela a un Padre que añora nuestra ausencia.

      Y el retorno del hijo extraviado.

      Es la Palabra que cumple la promesa.

      Un Profeta en tiempos anunciado.

      La Historia del Señor entra en el mundo