La organización familiar en la vejez. Ángela María Jaramillo DeMendoza. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Ángela María Jaramillo DeMendoza
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789587814989
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de 60 años (World Health Organization y National Institute on Aging, 2011).

      Sin embargo, a pesar de la mejora sociosanitaria generalizada que permite que las personas de hoy vivan el doble o triple que sus antepasados, no todas las poblaciones tienen las mismas proporciones de personas mayores de 60 años; ello depende del descenso de la fecundidad. Los índices de fecundidad de las sociedades no han disminuido al mismo ritmo que la mortalidad, ya que obedecen en gran medida a las condiciones culturales de la población, en especial las valoraciones que hombres y mujeres tengan acerca de la familia y los hijos, lo que a su vez concierne a los entornos morales y políticos que influyen en las orientaciones de la vida sexual y reproductiva de la población. Aunque los niveles de fecundidad son distintos en las regiones del mundo, la tendencia hacia la disminución del número de hijos es algo compartido en todo el mundo. A mediados del siglo XX, se observó uno de los cambios demográficos más importantes, con el descenso general de la fecundidad, que pasó de 5 hijos por mujer a 2,7 entre 2000 y 2005 (Cohen, 2003). Para el 2012, América Latina y el Caribe registraban una fecundidad moderada superior a 2 hijos por mujer (Argentina: 2,19; Bolivia: 3,26, y Colombia: 2,32); mientras que Europa y Norteamérica ya se encontraban por debajo del nivel de remplazo (Francia: 1,98; Italia: 1,47; España: 1,49, y Estados Unidos: 1,99 hijos por mujer) (United Nations, 2014). Esto no solo influye en las diferencias de participación general de la población mayor de 60 años, sino en la forma de organización residencial, ya que en cuanto hay más niños y jóvenes, también hay más familias extensas compuestas por abuelos, padres e hijos.

      En la medida en que la fecundidad desciende y la población gana años de vida, la proporción de los mayores de 80 años aumenta. Su tasa de crecimiento mundial en el 2014 estaba alrededor del 2,8 % anual, por encima del crecimiento total de la población (1,1 %). En lugares como Estados Unidos, Japón o Europa, esta población supera el 3,5 %; mientras que en la región latinoamericana está alrededor del 1,6 % (tabla 1). A pesar de su bajo porcentaje en el país (1,2 %), la población más vieja es de gran interés para los sistemas de protección y salud, ya que por sus condiciones afectivas y físicas pueden presentar mayores riesgos de enfermedad física y mental. En esas edades, tanto el cuerpo como las relaciones sociales han sufrido el desgaste natural del curso vital, con la pérdida de familiares y amigos, así como con la aparición de enfermedades, como diabetes, tensión alta o problemas de las articulaciones, que deterioran su salud y calidad de vida.

      Respecto a la estructura de la población, se observa que las mujeres son mayoría en la vejez: en el mundo, por cada 100 mujeres mayores de 60 años hay 85 hombres. Con la edad, esta relación va cambiando, pues por cada 100 mujeres mayores de 80 años hay 62 hombres. Europa presenta el escenario de menor participación masculina con 72 hombres por cada 100 mujeres mayores de 60 años, y apenas 50 hombres mayores de 80 años por cada 100 mujeres en esas edades (tabla 1). En cuanto a la edad, Colombia tiene una estructura relativamente joven, con una edad mediana de 28 años, en comparación con Europa, Japón o Norteamérica, que se encuentran alrededor de los 40 años.7

      Otro rasgo de la estructura que influye en la composición de los hogares unipersonales es el estado civil de las personas. De acuerdo con la tabla 2, en los países seleccionados y para ambos periodos, la mayoría de las personas mayores están casadas. En particular, los hombres con casi el doble de proporción que las mujeres. Las principales diferencias se observan entre hombres y mujeres, ya que en ambos periodos más del 70 % de los hombres mayores de 60 años declaró estar casados; mientras que las mujeres para el primer periodo no llegaban a la mitad (43,1 %), y en el segundo aumentaron a la mitad (50,3 %). Esta diferencia se explica en parte por la mayor sobrevivencia de las mujeres y que se casan con hombres de más edad. Ello se refleja en su participación en la viudez, la cual es muy superior que la de los hombres, y con la edad se va incrementando. En el primer periodo, el porcentaje de hombres viudos entre 60 y 64 años era del 6,7 % y del 18,7 % luego de los 65 años, para las mujeres eran el 29,3 % y el 53,8 %, respectivamente. El segundo periodo muestra disminuciones que pueden estar relacionadas con la mejora de las condiciones de salud y la mayor sobrevivencia o el aumento de las personas separadas. Así, para los hombres bajó al 5,3 % y al 13,4 % y para las mujeres bajó al 18,1 % y al 47,1 %.

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      Fuente: United Nations (2013).

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      Fuente: United Nations (2013).

      El estado civil que observó un mayor crecimiento fue el divorciado/separado, que pasó en los hombres de 60 a 64 años, del 2,8 % al 7,2 %, y en las mujeres de esta misma edad del 4,6 % al 9,1 %; mientras que en los más viejos fue del 2,5 % al 5 % y del 2,7 % al 5,1 %, respectivamente. Ello puede sugerir que la residencia unipersonal es un comportamiento reciente que ha ido creciendo con las generaciones que nacieron hacia mediados del siglo XX, lo que no se refleja en los solteros que se conservan relativamente estable en ambos periodos, con niveles cercanos al 10 %, y con un poco más de participación de parte de las mujeres.

      En general, el país se ubica en un nivel medio de residencia unipersonal en relación con los países de la región y el mundo, así como en la esperanza de vida al nacer y a los 60 años, que indica que la población vieja es joven, considerando que los mayores de 80 años todavía son un porcentaje muy bajo. En cuanto a la estructura, el país presenta el mismo perfil internacional, en el que se registra una feminización de la vejez. La mayoría de las personas son casadas, seguidas por las viudas, las solteras y las separadas (tabla 2).

      Notas

      1Se refiere a la igualdad de oportunidades para las personas de todas las edades. El envejecimiento de las sociedades supone el aumento de la proporción de personas mayores de 60 años que, al igual que las poblaciones infantiles y adultas, requiere unas condiciones económicas y sociales que faciliten su desarrollo, inclusión y participación en la sociedad.

      2La teoría de la actividad buscaba conservar la actividad en los mayores mediante actividades físicas, intelectuales o comunitarias que facilitaran la adaptación a esta nueva etapa de la vida. Hace parte de la forma en la que la gerontología comprendía la vejez e intentaba ofrecer los remplazos funcionales entre la vida laboral y la situación pensional. En esta teoría se destacan los aportes de Havigurst, Grandall y Cox. La teoría de la desvinculación propone un progresivo distanciamiento entre el anciano y su entorno, asumiendo la cercanía de la muerte y la funcionalidad de desprenderse conscientemente de su trabajo y relaciones familiares. La teoría de la modernización muestra cómo la relación entre los cambios sociales y económicos van creando las condiciones para el aumento de la esperanza de vida y de la población anciana. La teoría de la subcultura propone considerar a las personas mayores como un grupo diferenciado del resto de la sociedad, similar a una minoría que requieren apoyos específicos para enfrentar la discriminación por edad. Y la teoría del curso de vida, plantea la vejez como parte de un continuo que se inicia con el nacimiento y que no se debe comprender como una fase desarticulada de la trayectoria vital, sino como el resultado de las oportunidades y limitaciones acumuladas a lo largo de la vida (Pérez, 1994).

      3Varios son los debates contemporáneos que critican la reducción de la noción de familia a su condición biológica. Sin embargo, en este caso, se menciona esta condición como la particularidad que históricamente ha sido más relevante para la noción y estructuración de la familia, es decir, la principal distinción en relación con la definición de hogar. Esto no significa