El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos. Eliseo Vila. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Eliseo Vila
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Религия: прочее
Год издания: 0
isbn: 9788417131753
Скачать книгу
pueden llegar ser destruidos en apariencia. Sometida a persecución, la Iglesia es como un barco en una tempestad: abate toda la jarcia,62 sí, y a veces incluso se ve obligada a cortar buena parte de ella; no queda un pedazo de trapo expuesto a los vientos, ni rastro de velamen visible; está todo plegado y amarrado en la quilla con fuertes nudos para que la tempestad ejerza menos poder sobre ella; pero tan pronto ha pasado la tormenta, vuelve a izar en alto sus velas y a desplegar todo su lienzo aún con mayor amplitud. Igual la iglesia en épocas de persecución se repliega y teme, pero de manera especial siente. Abandona todo ornamento, toda galanura que atraiga ojos de espectadores y se fortalece en la clandestinidad. En otras palabras, en los días “de trabajo”, de aflicción, viste sus peores ropas, mientras guarda en el armario sus prendas festivas en la esperanza, cierta y segura, de que Dios le concederá días santos y felices, cuando rebosante de alegría pueda lucir sus mejores galas.

      Y finalmente, los fundamentos también pueden resultar socavados por exceso de celo hasta en los mejores y más santos siervos de Dios, especialmente en sus ataques de melancolia. Como ejemplo, el caso no de algún mediocre, sino de una estrella de primera magnitud y máxima eminencia: el mismísimo profeta Elías; autoexiliándose en una cueva y quejándose dolido: “He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y solo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida”.63

      THOMAS FULLER [1608-1661]

      “Confort in Calamitie”, 1654

      Si se socavan los fundamentos. “Si” es la única palabra de consuelo en la frase, porque induce a pensar que lo que se dice no es objetivo sino hipotético. Y, no obstante, esta chispa de consuelo, a la que gustosamente nos agarraríamos para alentar nuestras esperanzas, se apaga rápidamente en una doble consideración. En primer lugar, las suposiciones imposibles producen consecuencias imposibles: “Cual la madre, tal la hija”.64 El Espíritu Santo de Dios jamás plantea un imposible, sino aquello que es factible: aquello que pasó, pasa o podría llegar a pasar. En segundo lugar, la conjunción hebrea כִּ֣י kî, si, no es un si condicional, el im, si, si forte, sino el afirmativo, el chi, quia, quoniam, puesto que, (y muy a pesar de que en este caso un “si” condicional nos sería favorable), el contexto nos lleva a pensar que la triste situación descrita ya se había producido en los días de David. Por tanto, mucho me temo que este “si”, que sería nuestra única esperanza en este versículo, no es más que un triste consuelo, como los amigos para Job. Es bueno prepararnos para el peor escenario posible; y, por tanto, mejor que contemplemos este versículo no como una hipótesis, sino como un hecho; no como algo posible, sino como real; no como temido, sino como sucedido; no como sospechado sino como ocurrido en realidad.

      THOMAS FULLER [1608-1661]

      “Confort in Calamitie”, 1654

      Si fueren destruidos los fundamentos, ¿qué puede hacer el justo? Estas palabras son la respuesta a una objeción tácita que algunos se plantean, a saber: que los justos son responsables de su mala situación, porque se traicionan a sí mismos, se abandonan, y su pasividad (por no hacer todo aquello que podrían y deberían), hace que se encuentren en tal situación. David sale al paso a esta objeción, mostrando que si Dios, en su sabia y santa voluntad, por razones tan solo por él conocidas, ve necesario que la fe sufra y se vea socavada hasta situaciones extremas, no está en el juicio, poder ni decisión de hombre alguno el cuestionar ni tratar de corregir tal situación: “Si fueren destruidos los fundamentos, ¿qué puede hacer el justo?” Se trata pues de un texto que cuelga cual ornamento fúnebre y que contiene, en primer lugar, una triste suposición: “Si fueren destruidos los fundamentos”; en segundo lugar, una triste pregunta: “¿Qué podrá hacer el justo?”; y en tercer lugar, una triste respuesta obvia: para restablecer el fundamento destruido, no puede hacer nada.

      THOMAS FULLER [1608-1661]

      “Confort in Calamitie”, 1654

      Si fueren destruidos los fundamentos, ¿qué puede hacer el justo? El fundamento civil de una nación o un pueblo son sus leyes y su constitución. El orden y el equilibrio de poderes que garantizan son las bases de ese pueblo; y si estas bases son minadas, “¿Qué puede hacer el justo?”.65 ¿Sí, qué puede hacer el hombre más íntegro y sabio? ¿Qué salida nos queda como creyentes cuando vemos que los valores fundamentales, las bases de gobierno y convivencia entre los ciudadanos son socavados y destruidos? No hay otra respuesta que la del versículo siguiente: “Jehová está en su santo templo; Jehová tiene en el cielo su trono; sus ojos ven, sus párpados escudriñan a los hijos de los hombres” (11:4), como si hubiera dicho que, en medio de estas confusiones, cuando “son sacudidos todos los cimientos de la tierra”,66 y todo a nuestro alrededor se hunde y desmorona: Dios no se inmuta, mantiene el curso de las cosas,67 sigue estando donde estaba y siendo lo mismo que era: “sin cambio, ni sombra de variación”.68

      JOSEPH CARYL [1602-1673]

      ¿Qué puede hacer el justo? El “justo” en sentido universal, no un justo en concreto: todos los justos; no solo los justos en algo determinado, sino los justos en todo; no solo los justos en lo personal, sino los justos en lo público. Si todos los justos de la tierra se juntaran en un solo cuerpo, si todos los justos vivieran en la misma época en la que los fundamentos son destruidos, y fueran convocados y organizados en corporación, todos sus esfuerzos conjuntos resultarían ineficaces para restablecer los fundamentos socavados y caídos, ya que no es labor de seres humanos, sino una obra que depende solo de Dios.

      THOMAS FULLER [1608-1661]

      “Confort in Calamitie”, 1654

      Los fundamentos. Es decir, las posturas, las posiciones previamente fijadas, establecidas y puestas en su lugar. No dice: “si el tejado estuviera en ruinas”, o “si los muros laterales se derrumbaran”, sino “Si fueren destruidos los fundamentos”.

      ANÓNIMO

      “Si fueren destruidos los fundamentos”. “Fundamentos”, en plural. No quiero implicar que sé mucho de arquitectura, pero creo que esto es un hecho incuestionable: si un edificio ha sido construido sobre múltiples bases (como pilares) cercanos el uno al otro, y uno de ellos cae, lo más probable es que la estructura siga en pie, que quede colgando, al menos por un tiempo, en virtud de la complejidad de las fuerzas de apoyo que la sostienen, pues el resto de pilares todavía se mantienen firmes y seguros. Pero si se destruyen todos los fundamentos, no cabe imaginar que la estructura pueda seguir manteniéndose en pie.

      THOMAS FULLER [1608-1661]

      “Confort in Calamitie”, 1654

      ¿Qué puede hacer el justo? El “puede” del justo es un «puede» limitado, confinado a la regla de la propia Palabra de Dios: el justo no puede hacer nada que no sea legal hacer: “Porque nada podemos hacer contra la verdad, sino solo a favor de la verdad”.69 El impío puede hacerlo todo; su conciencia, que es tan ancha que ni es conciencia, le permite hacer cualquier cosa, por ilegítimo que sea: matar, envenenar: lo que sea, por todos los medios, en todo tiempo, en cualquier lugar, a todo aquel que se interpone entre él y la consecución de sus deseos.

      Pero no el justo; los justos tienen una regla establecida por la cual han de proceder, y que ni pueden, ni deben, ni se atreven a quebrantar. Por tanto, si un justo tuviera la seguridad de que quebrantando uno de los mandamientos de Dios podría restaurar la fe decaída y volver las cosas a su statu quo prius, a su estado previo, aún en tal caso extremo, sus manos, su cabeza y su corazón estarían maniatados; no podría hacer nada, porque caería sobre él la condenación justa que el apóstol afirma que merecen los que dicen: “Hagamos el mal para que venga el bien”.70

      THOMAS FULLER [1608-1661]

      “Confort in Calamitie”, 1654

      ¿Qué puede hacer el justo? No