63 Proverbios 15:19.
64 La imagen está sacada de la India en la época colonial, donde la literatura colona relata que en las procesiones en honor al dios KRISNA o KRISHNA, en las que miles de personas se apretujaban alrededor del carro gigantesco de la divinidad, morían decenas aplastadas bajo sus ruedas. La idea del “carro de Juggernaut” (término derivado de la transliteración al inglés del término sánscrito YÁGANAT o YAGANATHA, uno de los nombres por los que se conoce en el hinduismo al dios KRISNA), viene literalmente de un inmenso carromato con enormes ruedas en el que, según narra la obra “The Travels of Sir John Mandeville”, “Los viajes de Juan de Mandeville”, transportaban en procesión la imagen del dios, bajo el cual se arrojaban en sacrificio sus adoradores quedando completamente triturados. “Los viajes de Juan de Mandeville” es una obra del siglo XIV de autoría discutida que relata hechos fantásticos, imposibles y mitológicos en clave historicista, recopilados en su mayoría de traducciones de manuscritos más antiguos con anotaciones extravagantes añadidas cuando el traductor no entendía lo que leía. Aunque sabemos que muchos de los relatos son fantásticos y falsos, algunas de las historias recopiladas han pasado a formar parte del imaginario colectivo como arquetipos, como esta historia del “carro de Juggernaut”.
65 La versión inglesa KJV traduce la frase final de este versículo como: “he puffeth at them”, “les sopla”. Y por ahí va obviamente el comentario de Spurgeon. El hebreo dice literalmente: יָפִ֥יחַ בָּהֶֽם yāp̄îaḥ bāhem de פּ֫וּחַ puach, “exhalar”, y algunas versiones inglesas, como la New American Standard Version traducen “snorts at them”, “les da un bufido”. La RVA 1909 traduce: “Echa bocanadas en orden á todos sus enemigos”.
66 En el original, el autor lo ejemplifica así: «in English we should express the idea by saying, “He cries, Pooh! Pooh! at his enemies”». En la mayoría de idiomas hay una palabra inspirada en la acción de bufar o soplar con los labios, y que conlleva un sentido o connotación de desprecio. En español hemos adoptado una onomatopeya similar, “buf” o “buah”, que expresa descontento o desagrado. En algunos lugares también se usa la interjección “tururú”, que expresa negación o rechazo con burla, y que suele ir acompañada del gesto de poner los dedos en círculo y aproximarlos a la boca dando un soplo.
67 Romanos 7:14.
68 1 Corintios 2:14.
69 En la versión inglesa KJC: “he puffeth at them”, les sopla. Ver al respecto las notas 64 y 65.
70 Un claro ejemplo de este proceder lo encontramos en las obras relacionadas de TIRSO DE MOLINA [1579-1648]: “El Burlador de Sevilla”, y de JOSÉ ZORRILLA Y MORAL [1817-1893]: “Don Juan Tenorio”, donde “largo me lo fiáis” es la frase clave que Don Juan repite una y otra vez para despreciar todo aquello que no es tangible e inmediato, negando de ese modo implícitamente la existencia de otra vida y de una justicia divina: «el galardón en la muerte: ¡qué largo me lo fiáis!». Cuando Don Juan expía sus pecados, se produce el siguiente diálogo: «Adviertan los que de Dios juzgan los castigos grandes, que no hay plazo que no llegue ni deuda que no se pague (...) ¿Mientras en mundo viva, no es justo que diga nadie: ¡Cuán largo me lo fiáis!, siendo tan breve el cobrarse?» (“El Burlador de Sevilla”, Jornada III).
71 En el original: “the bat’s eyes of godless men”, Spurgeon usa esta comparación familiar para describir la falta de visión espiritual de los impíos. Tradicionalmente se había creído que los murciélagos son ciegos, pues a pesar de que tienen ojos, los tienen atrofiados de permanecer en la oscuridad y sus ojos carecen de visión tal y como nosotros la conocemos. Pero esta teoría, incuestionable en la época de Spurgeon, ha sido superada por recientes investigaciones científicas, que han llegado a la conclusión de que la visión de los murciélagos no es tan deficiente como pensábamos: aunque no ven como nosotros o los demás animales, sí son capaces de ‘ver’ la luz polarizada del sol. En realidad usan varios sentidos para volar: sus ojos (porque ven, aunque distinto de los humanos), su sónar de ultrasonidos para entornos familiares conocidos y una brújula interna que combinan con la luz que perciben con los ojos y les sirve para orientarse en largas distancias.
72 En el original “the grovelling wits of men”.
73 2 Samuel 15:2; Job 29:7. Ver comentarios al Salmo 122:5: “Porque allá están las sillas del juicio, los tronos de la casa de David”.
74 Job 7:7,16; Salmo 78:39; Salmo 103:16; Santiago 4:14.
75 Es decir, los desprecia con arrogancia convencido de que con un simple soplo puede derribarlos.
76 Mateo 7:26-27.
77 Ester 3:1-15.
78 Daniel 3:1-30.
79 Se refiere a CNEO POMPEYO MAGNO [106-48 a.C.] político y general romano que en el año 74 a.C. tomó la ciudad de Cacua (Coca, actual Segovia en España), utilizando la estratagema de introducir en ella soldados disfrazados de enfermos que solicitaban atención médica.
80 1 Corintios 9:24-26.
81 2 Timoteo 2:5; 4:7-8.
82 Los meteorólogos suelen llamar OJO DE LA TORMENTA al espacio de calma que se forma en el centro de las grandes tempestades tropicales. Suele tener un diámetro circular de entre 30 y 65 kilómetros prácticamente sin viento y cielos despejados, pero rodeado por un anillo de lo más severo de la tormenta, con lluvias torrenciales, vientos huracanados y olas gigantescas.
83 La idea parte de un viejo refrán inglés que reza: “It is a silly goose that comes to a fox’s sermon”. De hecho, también en español el vocablo “ganso” tiene sus acepciones despectivas como sinónimo de torpe, tonto, o necio, y se aplica a la persona que hace o dice tonterías.
84 AGUSTÍN DE HIPONA [354-430] aplica en su exposición estas palabras al Anticristo, que “a todos sus adversarios desprecia” (10:5): «porque impondrá un solo reino apoderándose de todos los reinos de la tierra venciendo a todos sus gobernantes y como nos advierte el apóstol, “oponiéndose y exaltándose contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; sentándose en el santuario de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (2 Tesalonicenses 2:4) […] Por ello dice el salmista: “debajo de su lengua” y no “en su lengua”, porque una cosa será lo que diga y otra lo que piense. “Debajo de su lengua”, en sus adentros, tan solo habrá “engaños y fraude”, pero ante el mundo tratará de mantener una imagen de hombre justo y bueno diciendo todo lo contrario […] Y añade también que está “al acecho en oculto, cual león en su guarida” (10:9), porque esta expresión