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© 2000 Mary Lyons
© 2021 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
La noche inolvidable, n.º 1190- febrero 2021
Título original: Their Convenient Marriage
Publicada originalmente por Harlequin Enterprises, Ltd.
Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial.
Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.
Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.
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I.S.B.N.:978-84-1375-134-4
Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.
Índice
Prólogo
SIEMPRE tenía el mismo sueño…
En la plaza de toros de Sevilla resonaban los gritos y silbidos de los presentes. Trompetas, bombos y tambores acompañaban la danza de los caballos con sus jinetes españoles, vestidos con el atuendo típico.
Ella trataba de controlar su caballo, mientras grandes gotas de sudor recorrían sus acaloradas mejillas. Los demás se reían con sorna de sus dificultades y ella se sentía humillada. Sabía que en cuestión de segundos se produciría el desastre.
Pero, entonces, aparecía él, alto, atractivo, vestido con un traje de torero, llegaba corriendo entre la multitud y agarraba con firmeza las riendas de su nervioso caballo. Ella desmontaba y se echaba en sus brazos, llorando aliviada. Su cuerpo duro y firme la acogía.
De pronto, la escena cambiaba y se encontraban bailando, dando vueltas al son de las guitarras. Ella solo era consciente del taconeo que sus pies ejecutaban y de la imponente presencia del hombre que danzaba con ella.
Totalmente obnubilada por su mirada cálida, se dejaba llevar por él, que la había agarrado de la mano. Juntos se reían, mientras corrían por las desiertas calles de la ciudad, hasta que él llamaba a un coche de caballos.
Una vez cobijados en el oscuro interior del carruaje, la tomaba entre sus brazos y la besaba, mientras ella se estremecía por las sensuales caricias que él realizaba sobre su cuerpo. Totalmente dominada por aquellas sensaciones y fuera de control, comenzaba a susurrarle palabras al oído.
—Te quiero, Antonio, te quiero con toda mi alma.
De pronto, él reaccionaba de modo inesperado.
—¿A tus años? ¿Qué puedes saber tú del amor? —respondía él, con una dureza inesperada. Entonces, profería un juramento y la arrojaba del carruaje—. ¡Vuelve a casa, a tu Inglaterra, y crece! ¡Deja que los dos olvidemos este incidente!
Finalmente, él desaparecía a lo lejos.
Herida y desesperada, lloraba desconsoladamente, con el convencimiento de que jamás volvería a verlo otra vez.
Y siempre tenía el mismo sueño, la misma pesadilla…
Capítulo 1
NO entiendo por qué eres tan cabezota, Antonio. Estoy seguro de que puedes ver que es la solución perfecta de todos nuestros problemas.
—No, y rotundamente no.
Antonio Ramírez trataba de hacer lo imposible por controlar su rabia ante aquel anciano frágil que lo miraba desde su silla de ruedas.
Tenía que ser paciente con su tío Emilio, al que apreciaba sinceramente, y quien, desde su último ataque al corazón, se había visto forzado a renunciar al control del gran negocio familiar.
—Tengo que admitir que en estos momentos tengo graves dificultades —admitió Antonio—. Particularmente la urgente necesidad de modernizar nuestra planta de producción vinícola. También tengo que reconocer que conseguir los millones necesarios no será tarea fácil, pero creo que ya he resuelto ese problema en particular. Pero no estoy dispuesto a tolerar que me consideres incapaz de sacar adelante la empresa por mis propios medios.
Su tío suspiró. No entendía a los jóvenes. Ninguno parecía tener prisa alguna por casarse y Antonio, un hombre guapo, rico y con una larga lista de sofisticadas ex novias en Madrid, no era la excepción. Pero su sobrino tenía ya treinta y cuatro años, la edad apropiada para casarse con la mujer adecuada, una chica de buena familia, y con su propia fortuna.
—El compromiso entre tu tía y yo fue concertado por mis padres. Aunque, en principio, se tratara de un matrimonio de conveniencia, fuimos muy feliz, aun a pesar de no haber tenido hijos.
—Sí, lo sé tío. Sé que todo esto lo haces por mí.
—Al menos, espero que tengas suficiente sentido común para no dejarte atrapar por Carlotta. Esa prima tuya será muy guapa, pero no te va a