4. Se abordaría la historia de la literatura en términos de su lugar como institución, y de su relación performativa con el como si.
5. Se ocuparían de lo que ocurre con la profesión de fe, la profesionalización y el profesorado, lo cual da lugar no solo al saber, sino a una alianza desde la perspectiva de lo preformativo que va más allá y se refiere al acontecimiento que afecta el campo de las humanidades.
6. Analizaría de manera reflexiva la historia del como si y de la distinción entre actos performativos y actos constantivos.
7. Daría lugar de revolución a aquello que revoluciona, conmociona y arruina la autoridad que en las humanidades se atribuye al saber, a la profesión y a la puesta en marcha del como si.
A manera de cierre, retoma el acontecimiento en cuanto irrupción, dado que debe dejarse regir por el speech act performativo de un sujeto. Esto como posibilidad, dado que solo tiene lugar allí donde no se deja domesticar por ningún como si.
“Lo imposible es lo único que puede ocurrir” (Derrida, 2002, p. 72); la hipótesis central entonces corresponde a la idea de que “cierta independencia incondicional del pensamiento, de la deconstrucción, de la justicia, de las humanidades, de la Universidad debería quedar disociada de cualquier fantasma de soberanía indivisible y de dominio soberano. Es a las humanidades donde debe llegar el pensamiento de la modalidad del ‘si’ […] en las humanidades se piensa la irreductibilidad de su afuera y su porvenir” (Derrida, 2002, p. 75). Así, en últimas, “de lo que se trata en dicha profesión de fe es del sentido del sentido” (Derrida, 2002, p. 77).
Segundo hilo: la Universidad en el siglo XXI, para una reforma democrática y emancipadora de la Universidad
Este hilo retoma el documento presentado por Boaventura de Sousa Santos, que corresponde a un análisis detallado y enriquecedor en torno a la crisis de la Universidad en el siglo XXI; no obstante, sus afirmaciones y enunciados reflejan un lugar político que es posible asumir en términos de una reforma, cuya promesa pueda materializarse en la emancipación. La Universidad, en tanto bien público, es hoy un campo de enorme disputa. El lugar de la Universidad se desglosa a la luz de la perspectiva hegemónica, del lugar institucional como un bien público, de la generación de conocimiento en una temporalidad y del escenario para la construcción crítica que se constituye a partir de las discusiones.
A lo largo del documento se visibiliza que la Universidad pública ha llegado a ser un bien público amenazado por factores externos e internos, relacionados entre sí; sin embargo, el énfasis de este análisis se encuentra en los factores externos y se exponen emergencias o contingencias asociadas a determinadas condiciones económicas y sociales trazadas por la globalización neoliberal. Por esta razón, uno de los ejes de los planteamientos se refiere a la lógica del Banco Mundial y a las organizaciones multilaterales (De Sousa, 2005).
Desde esta mirada, se cuestiona el lugar a partir del cual la Universidad podría pensarse a sí misma, interrogarse o interrogar a la sociedad, pero al parecer se ha caído en un estado de inercia que requiere un impulso para modificar su fuerza y movilizar la energía que pueda encausar una emancipación.
La historia refleja que, en este momento, las tareas universitarias se encuentran determinadas por el corto plazo, y esto incide de manera irrefutable en urgencias asociadas a presupuestos, a la competencia intrainstitucional y a los roles o tipos de profesores vinculados institucionalmente: “El ‘entrenamiento y capacitación de profesores’ se convirtió en uno de los segmentos más prósperos del emergente mercado educativo, hecho evidente en la proliferación de instituciones privadas que ofrecen cursos de capacitación de profesores a las redes de educación” (De Sousa, 2005, p. 48).
De manera puntual, la propuesta que aquí se encuentra devela tensiones entre la lógica global y externa, al igual que frente al sentido de la Universidad en términos del proyecto de nación. Por esta razón, se presenta de manera sutil y reflexiva el sentido público y cultural de la Universidad como proyecto, en términos de su viabilidad y su cualificación en medio de los diferentes aliados e intereses que emergen al pensar el trascender de la Universidad.
Las implicaciones del análisis descrito sugieren que la dirección de la reforma de la Universidad corresponde a la dirección de la reforma del Estado. Por ello mismo, el lugar de análisis frente a esta problemática no se registra desde una sola mirada sino que, por el contrario, integra un conjunto de elementos que además de cuestionar, orientan el sentido de la Universidad y de su contraste en términos del tiempo.
Para comprender este momento histórico de la Universidad resulta pertinente retomar, señalar o sencillamente tener presentes las tres crisis que ha enfrentado y a partir de las cuales se ha movilizado su sentir y actuar, dado que no se encuentran aisladas entre sí, sino que, por el contrario, han requerido respuestas articuladas que confirman una dependencia no necesariamente problemática: “[…] la autonomía científica y pedagógica de la Universidad se asienta en la dependencia financiera del Estado” (De Sousa, 2005, p. 15).
En este sentido, lo que refleja el planteamiento de De Sousa Santos es que aquella dependencia no problemática radica en que la Universidad y sus servicios eran asumidos por el Estado, pero hubo un punto central a partir de los años ochenta, cuando se redujo dicho compromiso, y el resultado fue la concepción de la Universidad y de la educación en términos de un bien público que ya no es asegurado por el Estado, lo cual corresponde, puntualmente, a un cambio en las prioridades en las políticas sociales cuando ingresa el neoliberalismo como modelo económico. Las crisis mencionadas anteriormente corresponden a:
1. La crisis de la hegemonía, la cual refleja una contradicción en términos de la función de la Universidad a la luz de los objetivos esperados por el Estado y por los agentes económicos, lo que implicó que esta dejara de ser la única institución en el campo de la educación superior y en la producción de la investigación.
[…] resultante de las contradicciones entre las funciones tradicionales de la Universidad y las que le fueron atribuidas a todo lo largo del siglo XX; por un lado, la producción de la alta cultura, el pensamiento crítico y los conocimientos ejemplares, científicos y humanistas, necesarios para la formación de las élites de las que se venía ocupando la Universidad desde la Edad Media europea. Por otro lado, la producción de patrones culturales medios y conocimientos instrumentales, útiles para la formación de una mano de obra calificada exigida por el desarrollo capitalista (De Sousa, 2005, pp. 13-14).
2. La crisis de legitimidad, la cual surge como consecuencia de la crisis anterior
[…] por el hecho de haber dejado de ser la Universidad una institución consensual, frente a la contradicción entre la jerarquización de los saberes especializados por un lado, a través de las restricciones del acceso y certificación de las competencias, y por otro lado, por las exigencias sociales y políticas de la democratización de la Universidad y la reivindicación de la igualdad de oportunidades para los hijos de las clases populares (De Sousa, 2005, p. 14).
3. La crisis institucional: “Resultado de la contradicción entre la reivindicación de la autonomía en la definición de valores y objetivos de la Universidad y la presión creciente para someterla a criterios de la eficiencia y la productividad de naturaleza empresarial o de responsabilidad social” (De Sousa, 2005, p. 14).
Ante la lógica del neoliberalismo, se afirma que la Universidad es irreformable y por ello es mercantilizada, para luego ser definida desde la globalización neoliberal, cuando debe responder ante los problemas de educación identificados por el Banco Mundial y por la Organización Mundial del Comercio:
[…] mercantilización consiste en inducir a la Universidad pública a sobreponerse a la crisis financiera mediante la generación de ingresos propios, especialmente a través de alianzas con el capital, sobre todo industrial. En este nivel, la Universidad pública mantiene su autonomía y su especificidad institucional, privatizando parte de los servicios que presta. El segundo nivel consiste en eliminar paulatinamente