Dimensiones de la migración en Colombia.. Felipe Aliaga Sáez. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Felipe Aliaga Sáez
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789587822984
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y el DANE; posteriormente, como parte de los anuarios demográficos, también del DANE; hasta llegar a ser objeto de anuarios especializados, publicados por el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) y por Migración Colombia, que ha permitido el acceso a sus datos a través de su portal, con el aplicativo Tableau.

      Al incluir a todas las personas que cruzan un puesto de control, los totales de los registros de entrada de extranjeros (que normalmente son identificados) no dan cuenta de la inmigración (quiénes llegan para establecer residencia, permanente o temporal, en el país), pues incluyen, entre otras categorías que constituyen la mayor parte de los registros, a los que ingresan con propósitos turísticos, de negocios, o de visita a familiares. A esto se suma que lo identificado son movimientos y no personas, muchas de la cuales ingresan (y salen) varias veces en el mismo período. Algo semejante ocurre con los registros de salida de extranjeros, que involucran los movimientos de todas las categorías referidas, además de inmigrantes que viajan temporalmente fuera del país o en plan de retorno a su patria o de remigración a un tercer país.

      Por otro lado, aunque, en algunos casos las estadísticas del motivo de viaje informado por el viajero son presentadas en los informes, la continuidad de esta información, además de la variabilidad de las categorías del motivo y la veracidad de lo informado por el viajero, en particular si se trata de un migrante que no cuenta con la visa respectiva, hacen inviable la construcción de series largas a partir de los datos desagregados sobre el motivo de viaje.

      Como una alternativa práctica para estudiar los procesos de inmigración al país (al igual que los de emigración), surgen los saldos migratorios, entendidos como la diferencia entre el número de entradas y el de salidas de extranjeros, que pueden interpretarse como un acercamiento a la variación de la cantidad de inmigrantes asentados en el país (acervo o stock), ocasionada, simultáneamente, por la llegada de nuevos y la partida de otros asentados en períodos previos, que incluyen retornos a los países de origen o remigraciones a terceros.

      Debe tenerse en cuenta también, que, tratándose de saldos anuales, una migración de duración inferior a doce meses, que ocurre dentro del mismo período, no se incluye en el saldo, al cancelarse el movimiento de entrada con el de salida. También ocurre que entradas de no inmigrantes se dan en un período, mientras la salida se registra en el siguiente, lo que implica que aumenten el saldo de inmigrantes del año de llegada y reduzcan el del año siguiente, produciéndose cierta compensación.

      También, los saldos tienen limitaciones en la cobertura, al no incluir a las personas que no cruzan por los puestos de control, cuyo número tiende a crecer, con lo que se deduce el subregistro, como ocurrió cuando en Colombia se pasó de considerar solo los movimientos a través de los puestos marítimos por contabilizar, además, el paso por controles terrestres, fluviales y aeroportuarios.

      En consecuencia, los saldos no indican valores exactos de impacto en el cambio de los stocks de inmigrantes del período para el que se calcularon, pero proporcionan un muy buen acercamiento a las variaciones en períodos cortos, por lo menos en sus órdenes de magnitud, y más en las tendenciales de los stocks de inmigrantes que cruzan por los puestos de control. Esta inclusión es la que explica la posibilidad de saldos negativos, que surgen cuando los que salen superan a los que habían llegado en el período, con un efecto de reducción del stock de inmigrantes con el que se empezó el año.

      Al construir la serie, se notó la ausencia de datos para varios años, entre ellos 1948, 1950, 1970, 1971 y 1972, que no fueron publicados, además de otros que no localizamos, sin tener noticia acerca de si habían sido publicados o no. Casos especiales fueron los de 1974 y 1980, cuya información desagregada por nacionalidad informaba de saldos completamente atípicos (124.000 y 213.000), que hacen pensar en errores del procesamiento o edición para las publicaciones, por lo que se tomó la decisión de prescindir de ellos en la construcción de la serie. La veracidad de tales valores implicaría la ocurrencia de hechos muy especial durante esos años, que, en este momento, no logramos identificar.

      Se observaron algunas inconsistencias en el interior de un mismo anuario (valores distintos para la misma variable), como entre los datos de los anuarios de los años correspondientes y los contenidos en las recopilaciones de cortos períodos hechos en anuarios posteriores, boletines o publicaciones especiales de las mismas fuentes. Las últimas podrían deberse a revisiones de errores o a la inclusión de datos traspapelados o llegados a destiempo. En la medida de lo posible, fuimos ajustando nuestra información a las estadísticas más recientes, pero, cuando el nuevo dato encontrado significaba la inversión de tiempo importante (en el marco de una investigación contra el reloj), no había diferencia en los órdenes de magnitud y no variaban las tendencias, se dejó el dato ya consignado.

      Primera mirada panorámica

      Al observar los resultados censales, se evidencia la poca importancia cuantitativa que históricamente había tenido la inmigración antes de la llegada masiva reciente de venezolanos, tanto en términos absolutos, como relativos respecto a la población total del país, con un pico algo por encima de 160.000 en el censo de 1985 y participaciones máximas de 6.5 por mil, dentro de ese total, en el mismo año y en 1938 (ver tabla 1). Dada su concentración en algunas pocas ciudades, cabe decir otra cosa respecto a ellas, como se verá adelante.

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      *Solo hombres

      Fuente: elaboración propia, a partir de informes censales, Anexo 1.

      Por otro lado, el comportamiento de los saldos conocidos muestra que hasta 1968 estuvieron siempre por debajo de cinco mil (figura 1) y que en 1966 se inicia una fase de crecimiento que lleva a un período donde predominan valores significativamente más altos, hasta el último año estudiado. Visto a través de los promedios de los saldos conocidos, mientras entre 1926 y 1965 el valor medio fue de 999, de 1960 a 2015 llegó a 29.081.

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      Fuente: elaboración propia a partir de los anexos 1 y 2, además de otros de los informes estadísticos, para los datos de los años no incluidos en los anexos.

      La disposición asimétrica de información y la diferencia de comportamiento de los saldos que se acaba de ver, entre otras cosas, nos llevan a dividir el análisis siguiente en cuatro subperíodos: de 1819 a 1899; de 1900 a 1925; de 1926 a 1965; y de 1966 a 2015. A continuación, se detalla cada uno de ellos.

      Inmigración durante el siglo XIX

      Colombia inició la vida como país independiente en 1819, cuando, junto con Venezuela y Ecuador, que continuaba bajo el dominio español, se conformó, en el Congreso de Angostura, la República (Colombia, 1819), conocida popularmente como la Gran Colombia, a la cual se unió Panamá en 1821. Venezuela y Ecuador se separaron en 1830 y Panamá en 1903.

      Desde sus comienzos, la nueva república fue favorable, con algunas condiciones, a la llegada de extranjeros. Como compensación por el apoyo económico a la causa independentista, en 1819 el Gobierno confirió a los judíos de las Antillas, especialmente de Curazao, la posibilidad de establecerse en la costa del Caribe, con los mismos derechos de los nacionales y la garantía del libre ejercicio de su religión (Bibliowicz, 2001). De manera general, en la primera Constitución, se estipuló que serían colombianos los no nacidos en el país que obtuvieran carta de naturaleza (Colombia, 1821,