–Yo también –dijo Jayson y le dio una palmada en el hombro.
Brannon y Royce eran familia. Aunque se hubiera divorciado de Gia, nada había cambiado. Después de su separación, Gia había insistido en que nadie tratara a Jayson de una manera diferente. La única persona que no había podido cumplir con ese deseo había sido Gia. Se mostraba fría y distante con él la mayor parte del tiempo, a excepción de lo que había pasado en aquella casa seis meses antes.
–Caballeros –dijo Royce a modo de saludo.
Seguía vestido con el esmoquin. Taylor, con su traje de novia, lucía una sonrisa cansada.
–¿Un puro? –preguntó Bran dirigiéndose a Taylor.
–Anda, calla –respondió dándole una cachetada a su cuñado–. Estoy que me caigo.
–Claro que no –la animó Jayson.
–Gracias, Coop –dijo ella sonriendo con sinceridad antes de volverse a Bran–. Solo tienes que pedírmelo y retrasaremos la luna de miel. Royce y yo queremos estar aquí cuando nazca el bebé de Addi.
–No nos importa, Bran, de verdad.
Jayson se sorprendió al ver a Royce asentir.
–Idos –dijo Bran–. El bebé estará aquí cuando volváis.
–Pero quiero estar aquí –insistió Taylor.
–Chicos, idos a las Bahamas. Como retraséis el viaje, no os iréis nunca. Trabajáis demasiado.
Jayson paseó la mirada por el grupo y sonrió. Bran estaba tan entregado a la empresa familiar como Royce y Taylor.
–Tiene razón –le dijo Taylor a Royce–. De todas formas, si nos quedamos, tus padres insistirán en quedarse con su nieta. Están deseando que nos vayamos de luna de miel tanto como nosotros.
–No tanto –replicó Royce.
–Lo tenemos todo bajo control –aseguró Jayson.
Se alegraba por ellos. No todos los matrimonios acababan en fracaso como el suyo.
–Muy bien. Nos iremos a las Bahamas –dijo Taylor–. Por cierto, ¿dónde está Gia? Quería despedirme de ella.
–Creo que se ha ido a la cama.
–Vaya.
Jayson estuvo a punto de animarla a que subiera e interrumpiera lo que estuviera haciendo, pero se contuvo.
Estaba progresando.
Royce estrechó la mano de Jayson y luego la de Brannon.
–Llámanos en cuanto Addi llegue al hospital –le pidió a su hermano–, ya sea de día o de noche.
–Tranquilo, Royce, es tu luna de miel, te tienes que relajar.
–No me voy a relajar –dijo Royce–. Y tú, Coop, vigila a nuestra chica.
Una vez se hubieron ido, Bran se volvió hacia Jayson.
–¿De qué iba todo esto?
–Ni idea –mintió Jayson, apartando el puro de sus labios.
Royce no se refería a su hija, sino a Gia. No hacía mucho tiempo que Jack Knox, el padre de Gia, le había pedido a Jayson algo parecido. Su familia siempre la había protegido.
Jayson había tardado un tiempo en darse cuenta, pero ahora sabía que lo que Gia quería por encima de todo era valerse por sí sola.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.