El único e incomparable Bob. Katherine Applegate. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Katherine Applegate
Издательство: Bookwire
Серия: Ficción juvenil
Жанр произведения: Книги для детей: прочее
Год издания: 0
isbn: 9786075572291
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Portada Página de título

      Para mi familia:

      humana, felina

      y —por supuesto— canina

      Para las pequeñas criaturas como nosotros,

      la inmensidad es soportable sólo a través del amor.

      —CARL SAGAN

      Errar es humano; perdonar, canino.

      —AUTOR DESCONOCIDO

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      Glosario canino

      baile de cama: “danza” en círculos que realizan los perros antes de acostarse a dormir, tal vez debido a un comportamiento de anidación primitivo.

      bandera de baba: protuberancia visible de la lengua que se exhibe con frecuencia cuando el perro viaja como copiloto en un vehículo o ante la expectativa de probar alimento.

      bola de mí: excremento seco que se les lanza a los espectadores (informal, origen: gorila).

      coleteo total: la posición más feliz de la cola, en un movimiento circular relajado, que algunas veces incluye contoneos de cadera.

      copiloto: perro que viaja en vehículo, a menudo con la cabeza asomada por una ventana abierta (véase también: bandera de baba).

      cuerda de tira y afloja: una pieza larga (aunque nunca lo suficiente) de tela o cuero utilizada para indicar el camino a los humanos durante un paseo.

      fuuummarola: explosión repentina de energía que por lo general involucra caóticas carreras a través de la casa (informal; véase también: PAAF)

      inclinación de cabeza: mirada socarrona empleada para encantar a los humanos incautos.

      OVNI: (1) Objeto o Vianda No Identificado, a menudo encontrado debajo de la mesa de la cocina o los cojines del sofá; (2) Objeto de la Vivienda No Identificado, con suerte comestible; (3) Objeto Volador No Identificado, idealmente un palo, un disco o una pelota de tenis cubierta de baba.

      PAAF: Periodos Aleatorios de Actividad Frenética (sinónimo: fuuummarola).

      pataleta frenética: sueño (a menudo centrado en una ardilla) que resulta en un súbito e incontrolable movimiento de pata.

      pelos en alerta: el pelo en el cuello y el lomo de un perro se eriza como una reacción involuntaria a menudo generada por miedo o alguna agresión.

      perro loco: exuberante ritual de saludo.

      reverencia del juego: posición del cuerpo con los codos apoyados en el piso y el trasero hacia arriba, lo que indica una invitación a pasar un rato divertido.

      rima-con-adversario: veterinario, un humano, casi siempre amable, armado con termómetros y agujas.

      rotación de cola: (1) persecución que involucra el apéndice flexible unido a la parte trasera de la mayoría de los caninos; (2) (informal) un esfuerzo vergonzoso o quijotesco.

      SUÉLTALO: la peor orden del mundo, sobre todo cuando se aplica a la comida.

      tazón de agua turbulenta: (1) plato gigante de cerámica; (2) incómoda silla humana que por lo general se encuentra en los baños.

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      Confesión

      Mira, nadie me ha acusado jamás de ser un buen perro.

      Ladro al espacio vacío. Como arena para gatos. Me revuelco en la basura para realzar mi olor.

      Acoso a ardillas inocentes. Acaparo el sofá. Me lamo, aunque tenga compañía.

      No soy un santo, ¿están de acuerdo?

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      Y ya que estamos en esto…

      Tal vez me haya comido una pizza de pepperoni con anchoas cuando nadie estaba mirando.

      Además, tal vez me haya comido un pastel de cumpleaños de vainilla y coco cuando nadie estaba mirando.

      Además, tal vez me haya comido un pavo del Día de Acción de Gracias (excepto por el relleno: demasiado romero) cuando nadie estaba mirando.

      Nadie mirando. Ésa parece ser la causa común.

      Como dicen en los programas policiacos: motivo y oportunidad.

      Robert

      Me llamo Bob.

      Soy un perro mestizo de ascendencia incierta. Definitivamente un poco de Chihuahua, con una pizca de papillón por parte de padre.

      Quizás estés pensando que sólo soy un debilucho perro faldero, de esos que ves asomarse desde el bolso de una anciana como si fueran un llavero peludo. Pero el tamaño no lo es todo.

      Es el contoneo. La actitud. Debes saber hacer los movimientos.

      Tal vez debería haber sido llamado Gorila o Bam-Bam o Bandido, pero Bob es lo que tengo y Bob me es suficiente.

      Julia me dio ese nombre. Hace mucho tiempo. Ella es mi chica. Me llama “Robert” cuando la hago perder la calma.

      Eso sucede con bastante frecuencia, para ser honesto.

      Número uno

      Hay un viejo dicho sobre nosotros, los perros, que dice: No es casualidad que El mejor amigo del hombre no pueda hablar.

      Déjame decirte algo. Si pudiéramos hablar, la gente sería reprendida continuamente.

      ¿Alguna vez escuchaste que el hombre era el mejor amigo del perro?

      ¿Sipi?

      No lo creo.

      Como siempre lo he imaginado, al final del día, tú debes ser tu mejor amigo. Sé tu número uno.

      Lo aprendí de la manera difícil.

      Eso no quiere decir que no tenga un mejor amigo. Lo tengo.

      Un gorila, de nombre Iván. El grandote y yo nos conocemos desde hace mucho, muuucho tiempo.

      Gorila y perro. Sí, lo sé. No es algo que se vea todos los días. Larga historia.

      Me encanta ese enorme mono viejo. Lo mismo que nuestra pequeña amiga elefanta, Ruby.

      Son los mejores.

      Cómo nos conocimos

      La primera vez que me encontré con Iván yo era un cachorro sin hogar. Desesperado, muerto de hambre, completamente solo.

      Era de noche y me había colado en el centro comercial donde vivía Iván en una jaula. Caminé un poco sin rumbo fijo, agradecido por la repentina calidez y confundido por la extraña variedad de animales que allí dormían. Revisé cada cesto de basura en busca de algo que pudiera comer.

      Había un pequeño agujero en una esquina del cerco de Iván. Él estaba profundamente dormido, acurrucado con un animal de peluche desgastado que parecía un gorila cansado.

      Estaba roncando y, caramba, ese tipo roncaba como todo un profesional. En su palma abierta había un trozo de plátano, el cual —todavía siento escalofríos cuando pienso en ello— comí de inmediato, directo de su mano.

      El gorila podría haber juntado los dedos y yo habría estallado como un globo de líquido perruno. Pero él siguió durmiendo.

      Y luego —espera,