A pesar de que el cerebro no termina de desarrollarse dentro del vientre materno, se ha comprobado cómo el bebé es capaz de captar diferencias estimulares, tanto visuales como auditivas, y a través de estas se le puede “enseñar”.
Pero hay que entender lo limitado del proceso, debido a que los circuitos neuronales no están consolidados, a pesar de lo cual, se han observado cambios en la actividad eléctrica cerebral en neonatos, ante determinados estímulos presentados mientras se estaba en el vientre materno, al comparar bebés expuestos, frente a no expuestos a cierta estimulación, mostrando así el aprendizaje.
Tal y como se afirma desde la Universidad de Helsinki (Finlandia) (Partanen et al., 2013), quienes estudiaron a 33 mujeres embarazadas, a la mitad de las cuales las hicieron oír repetidamente durante el día una pseudopalabra, es decir, una palabra inventada que no existe en su idioma, mientras que la otra mitad no escuchó nada nuevo.
Después del nacimiento al bebé se le evaluó empleando el registro mediante electroencefalograma, que evalúa la actividad eléctrica del cerebro, encontrando que los bebés del primer grupo eran capaces de reconocer las pseudopalabras, lo que indicaría cierta capacidad de aprendizaje y memoria, con lo que a partir de este estudio se afirma de la importancia de la estimulación temprana en el desarrollo cognitivo, incluso antes del nacimiento, durante la gestación.
Tras el nacimiento y gracias a la estimulación ambiental, se produce un gran incremento de las conexiones sinápticas entre las neuronas, llegando su máxima expresión sobre los 6 meses.
Con un año de vida, el bebé tiene casi el doble de las conexiones que las de un adulto, conectando estructuras y áreas casi sin ningún tipo de orden, las cuales van a ir perdiéndose por su falta de práctica, gracias al fenómeno de la apoptosis o muerte neuronal programada, de forma que aquellas neuronas que no tengan unas conexiones fuertes van a tender a desaparecer, manteniendo sólo aquellas que son “útiles” basadas en la experiencia y el aprendizaje, produciéndose un adelgazamiento cortical. Mecanismo de apoptosis que no es exclusivo de las neuronas (@CienciaDelCope, 2020) (ver Ilustración 3).
Ilustración 3 Tweet Apoptosis por COVID-19
Técnicas de estudio
Con respecto a la clasificación de las técnicas de análisis del cerebro para llegar a su comprensión se pueden distinguir entre las técnicas invasivas y no invasivas, siendo las primeras aquellas que requieren de una intervención directa a nivel cerebral, algo que con anterioridad era una práctica “habitual”, pero que cada día más se va dejando de usar debido al desarrollo de las técnicas no invasivas, destacando entre las primeras:
– Cirugía estereotáxica, basado en el mapeo de estructuras cerebrales
– Electrocorticograma consistente en la introducción de electrodos bajo el cuero cabelludo, para una localización más fina de la actividad eléctrica neuronal
– Métodos lesivos, donde se lesiona parcial o totalmente una estructura o área con la que estudiar su influencia en el comportamiento del individuo.
– Estimulación eléctrica, donde se transfieren impulsos débiles que aumentan las señales de las neuronas próximas al electrodo, mostrándose patrones comportamentales o puestos al de las lesiones.
– Intervención farmacológica, donde se administran fármacos para comprobar los efectos en el cerebro y en la conducta. Estos pueden provocar lesiones químicas selectivas, mediante el uso de neurotoxinas, o afectar a funciones específicas, mediante la intervención en neurotransmisores o receptores específicos.
– Intervención genética, donde se trata de eliminar o sustituir genes para observar los efectos que provoca a nivel neuronal y comportamental.
Las técnicas no invasivas por su parte son aquellas que permiten realizar inferencias mediante evaluaciones, sin necesidad de intervenir directamente en el cerebro de la persona.
– Tomografía axial computarizada o escáner cerebral, permite mediante rayos X extraer imágenes tridimensionales del cerebro en secciones horizontales
– Resonancia magnética, proporciona imágenes de alta resolución a partir de los átomos de hidrógeno activados por radiofrecuencia.
– Resonancia magnética ponderada por difusión, a través de la cual se permite determinar la tractografía a nivel cerebral, pudiéndose obtener índices como la anisotropia factorial y la difusividad media.
– Resonancia magnética funcional, donde se observa el cambio de flujo del oxígeno en sangre en las zonas activas del cerebro
– Tomografía por emisión de positrones, donde se observa la actividad cerebral mediante un reactivo que se administra vía intravenosa.
– Electroencefalografía, que evalúa la actividad eléctrica del cerebro a nivel del cuero cabelludo empleando para ello electrodos.
– Magnetoencefalografía, que evalúa los campos magnéticos de las corrientes eléctricas (@fisicagrel, 2020) (ver Ilustración 4).
Ilustración 4 Tweet sobre Magnetoencefalografía
Igualmente se puede realizar una distinción entre las técnicas directas e indirectas del cerebro, siendo las primeras aquellas que trabajan directamente con el cerebro, ya sea empleando métodos invasivos o no invasivos, es decir, se refiere a todas las técnicas comentadas en el apartado anterior.
Las técnicas indirectas por su parte dan cuenta del funcionamiento cerebral sin necesidad de su observación directa o inferencial, y no tanto de las estructuras cerebrales, es decir se trata de estudiar a través de ellas el desempeño en las diferentes tareas y con ello comprobar el funcionamiento cognitivo.
Evaluaciones que se convierten en imprescindibles, cuando las técnicas directas no proporcionan una información clara al respecto, tal y como sucede en los primeros estadios de algunas enfermedades neurodegenerativas, como la del Alzheimer (Ocaña Montoya, Montoya Pedrón, & Bolaño Díaz, 2019).
Algunas de estas técnicas son genéricas, en cuanto a la exploración de problemas neurológicos, mientras que otras buscan comprobar si se ha producido un deterioro o no en determinadas funciones cognitivas, ya sea la atención, memoria o el lenguaje entre ellas, como por ejemplo con la prueba de Stroop.
Con respecto al Test de Colores y Palabras, hay que indicar que es una de las pruebas más utilizadas para la detección de problemas neuropsicológicos, daños cerebrales y evaluación de la interferencia.
Por su parte el Screening del Deterioro Cognitivo en Psiquiatría, es una prueba breve dirigida a evaluar la presencia de déficits cognitivos que más frecuentemente presentan los adultos con algún tipo de alteración psiquiátrica: memoria, atención, funciones ejecutivas y velocidad de procesamiento.
Anatomía del cerebro
Para abordar la temática del cerebro hay que comprender de qué partes se compone y cómo funciona, así lo primero que hay que indicar y explicar es que existen términos que se usan coloquialmente de forma similar pero que anatómicamente no lo son, así se suele hablar de la cabeza, el cerebro o el encéfalo indistintamente, que para cualquier otro ámbito es adecuado y correcto, pero dentro de las neurociencias es necesario distinguirlo. El encéfalo se divide en el tronco encefálico, el cerebelo, el diencéfalo y el cerebro, que junto a la médula espinal, conforman el sistema nervioso central. Estando formado el sistema nervioso periférico por los nervios que surgen del primero.
Con respecto al tronco encefálico, este consta de tres partes, bulbo raquídeo (donde se regulan funciones como la respiratoria, el diámetro vascular y los latidos cardíacos; además del hipo, la tos o el vómito); protuberancia (participa en la regulación de la respiración); y mesencéfalo (contiene la sustancia negra, y participa de la regulación de la actividad muscular).