Bahía Kismet. Dawn Brower. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Dawn Brower
Издательство: Tektime S.r.l.s.
Серия:
Жанр произведения: Современные любовные романы
Год издания: 0
isbn: 9788835401940
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amigo y estaría a su lado durante todo el sufrimiento.

      "¿Esa es una cafetería?", Nicholas señaló a la tienda. "¿Witch’s Brew? ¿Qué clase de nombre es ese?".

      Gabriel se encogió de hombros. "No sé. Ha pasado un tiempo desde que estuve aquí. ¿Por qué no entramos y vemos que tienen?".

      Se dirigieron a la entrada, pero Nicholas no tuvo tiempo de llegar a la puerta. Esta se abrió de golpe y una morena chocó contra él. El café caliente se derramó sobre su camisa de vestir azul y gritó al quemarse la piel. "¿Qué te pasa?". La ira brotó de su voz mientras hablaba. Realmente estaba empezando a odiar esta ciudad, y la gente tampoco parecía tener mucho que ofrecer.

      "Lo siento mucho". La joven dio un paso adelante y colocó su mano sobre su pecho. Chispas lo atravesaron ante su toque y él la miró a los ojos. Eran del color del océano al mediodía. Su cabello no era marrón común. Los reflejos rojos recorrían los rizos de chocolate y casi brillaban a la luz del sol. Ella era hermosa…

      "No es nada". Él apartó su mano. Haberla tocado le había producido algo y él no estaba seguro de que le gustara. "Estaré bien".

      "¿Holly?". Gabriel dio un paso al lado de él. "¿Qué ocurre?".

      Ella miró a Gabriel. Sus labios se inclinaron hacia arriba en la sonrisa más brillante que Nicholas había visto en su vida. Fue como un puñetazo justo en el centro de su pecho. Donde ya molestaba la quemadura que le había dado su café. ¿Qué había en ella que lo hacía sentir cosas que nunca antes había tenido en toda su vida? Todavía no quería que esas emociones estuvieran rodando a través de él y quería poner algo de distancia entre ellos.

      Rodeó a Nicholas y abrazó a Gabriel. Holly dio un paso atrás y casi se topó con Nicholas nuevamente. Él extendió la mano y la estabilizó antes de que ella perdiera el equilibrio. Ella lo miró y dijo: "lo siento. Prometo que generalmente no soy tan torpe".

      "Está bien", respondió él con brusquedad.

      Holly volvió su atención hacia Gabriel. "Escuché sobre tu lesión". Agitó sus manos de una manera emocionada. “Bueno, vimos cuando ocurrió. Es el deporte del que toda la gente hablaría. No nos perdemos ninguno de los juegos de los Runaways”. Ella apartó la vista de Gabriel y miró la manga de su chaqueta, luego comenzó a tocar alguna pelusa imaginaria o tal vez un hilo perdido. Nicholas no pretendió entenderlo. "Me refiero a toda la familia…". Holly dijo eso como si esa última declaración aclarara todo. Ciertamente no había sido por Nicholas.

      No parecía perturbar a Gabriel. Él asintió con la cabeza y dejó que ella actuara confundida. "¿Cómo está Ivy?", le preguntó. Eso despertó la curiosidad de Nicholas. ¿Quién demonios era Ivy?

      "Um…", Holly miró todo, menos a Gabriel. "Ella está bien. Muy bien. No necesitas preocuparte por ella". Metió las manos en el bolsillo y sacó el teléfono. "Si me disculpan me tengo que ir. Ya que están en la ciudad, deberían ir al Cocoa Crawl. Será divertido". Con esas palabras, se alejó rápidamente de ellos y se metió en lo que parecía ser una florería. Lugar que también tenía un nombre igualmente peculiar: Blooms of Destiny. ¿Qué pasaba con los negocios en esta pequeña boscosa ciudad?

      "Cocoa Crawl?", Nicholas levantó una ceja.

      "No tenemos que hacerlo si no quieres. Compramos una taza de Santa Claus en alguna de las tiendas y luego podemos probar todas las variedades de cocoa que ofrecen las tiendas”. Gabriel se encogió de hombros con indiferencia. “Los ingresos van a la organización benéfica local que ayuda a las familias necesitadas de la comunidad. La familia Strange ha estado dirigiendo la organización benéfica casi desde la fundación de la ciudad. Es una tradición".

      "¿La familia Strange?" Si volvía a levantar la ceja, volaría de su frente para siempre. "¿Eso es un eufemismo o es su nombre real?" [Nota de la traductora: Strange, significa en español ‘extraño’].

      "Nunca inventaría algo así". Gabriel le dio una ligera palmada en el hombro. "Los Strange prácticamente manejan esta ciudad. El alcalde está en …”, echó un vistazo a la florería a la que Holly había entrado. "Holly es una de ellas".

      "Y esta misteriosa Ivy, ¿también?", Nicholas no pudo evitar su curiosidad. A menudo su amigo no se interesaba en las mujeres que lo rodeaban, a menos que quisiera pasar una noche ocasional con alguna, e incluso esas eran pocas y distantes.

      Gabriel suspiró. “Sí, y puedo decirte que tienes preguntas. Tu interés está en Holly. Si quieres conocer sobre los Strange, entonces tendremos que acudir al Cocoa Crawl. Créeme. Todos vendrán y participarán de alguna manera”. Hizo un gesto hacia él. "Vamos, vayamos a una de las tiendas y compremos nuestra taza de Santa. Todas las tendrán".

      Nicholas se resignó a hacer lo que Gabriel sugirió. De todos modos, ¿qué más tenía que hacer en este pequeño pueblo?

      CAPÍTULO TRES

      Holly llevó las flores de nochebuena a Serendipity Lane y las dejó sobre el mostrador. Ivy debía estar en la trastienda porque no estaba al frente. No tenían clientes y el timbre la habría alertado sobre la entrada de Holly. Debía aparecer en cualquier momento para ver si alguien necesitaba su ayuda. Holly miró la puerta y se mordisqueó el labio inferior. Su hermana no iba a ponerse feliz de que su ex novio estuviera de regreso a la bahía Kismet.

      Gabriel había sido el amor de su vida, pero la había abandonado por la promesa de fama y fortuna. Ahora se encontraba lastimado y era posible que no pudiera volver a jugar fútbol profesionalmente. Ella no quería comentar eso con Gabriel. Sería un asunto doloroso para él. Debía haberle preguntado por qué había regresado y cuánto tiempo planeaba quedarse. Si su amigo no hubiera movido algo loco dentro de ella, pudo haberlo hecho. Ni siquiera se había molestado en averiguar su nombre. Tan extraño la hizo sentir. Holly no podía creer que le hubiera derramado todo su café encima. ¿Qué debía pensar el hombre acerca de ella?

      "Oh", dijo Ivy mientras se acercaba al mostrador. "Eres tú. ¿Ha comenzado el Cocoa Crawl?".

      "Sí", respondió ella. "¿Son esas las tazas de Santa?". Cada tienda tenía un suministro limitado para vender a las personas que querían participar. Las tazas daban acceso al chocolate caliente que se ofrecía en cada tienda. Todos podían beber tanta cocoa como podían aguantar. "¿Por qué no las has sacado? Pensé que estarías haciendo eso mientras yo estaba fuera". Debía haberse quedado y renunciar al café. "Vamos, déjame ayudarte".

      "¿Qué te pasa?", Ivy levantó las cejas. "Estás actuando extraño".

      "Estoy bien". En silencio comenzó a trabajar y colocó las tazas en filas ordenadas en el estante. La mayor parte de su cocoa caliente estaba en una olla grande en la trastienda, pero habían pasado una cantidad a un dispensador en un mostrador cercano. Los clientes que ya tenían su taza podrían entrar y servirse ellos mismos. Aquellos que necesitaban la taza de Santa podrían ir al registro y comprarla.

      “Te fuiste por un rato. ¿Qué te tomó tanto tiempo?”. Ivy recogió las flores de nochebuena y las llevó al escaparate. Las colocó a cada lado de una pintura que habían encargado a un artista local. A menudo mostraban trabajo local y ayudaban al artista a venderlos. Serendipity Lane tomaba un pequeño porcentaje de la venta.

      "Tuve un pequeño incidente fuera de Witch’s Brew". Holly no miraba a Ivy. Todavía seguía bastante avergonzada de haber derramado su café sobre el hombre guapo con el que se había topado. Nunca había visto a un hombre más hermoso. Tenía el pelo tan oscuro como el cielo nocturno y ojos azules que eran tan oscuros que casi parecían negros. Su ceño solo los había oscurecido aún más. No era jugador con los Runaways. No pudo evitar preguntarse cómo era que Gabriel lo conocía.

      "¿Oh? ¿Eso es todo lo que vas a decir?".

      Holly fue salvada por el timbre o, más bien, por la puerta de la tienda que se abrió al entrar los participantes. Todos tenían sus propias tazas de Santa Claus, así que ella les indicó dónde podían encontrar la versión de Serendipity Lane de la bebida de chocolate. Esperaba que les gustara …

      "¿Qué estás mirando?", le preguntó un hombre. Casi salió de su piel. ¿Cómo, demonios,