Los que amamos en real bondad y cuidamos nuestro seguro ser, complementamos la significante astucia de entretenernos siempre, involucrando al que más amamos para recorrer solo a los que se mencionan como los que nos encuentran seguros, por sentir eso en el alma, un permanente sentido que da lo guardado para sí como para el amor de nuestras vidas.
Amigos para toda una vida
Los amigos son los que se quedan en su bendición de considerarse como los que proveen de sensaciones, que buscan combinar con quien se elige como ser importante.
Lo que cumple un convenio entre ambos es cualidad de los que se siguen conscientes de sentirse vinculados, por esa alegría en el alma y cuidado que nutre, con el que anda buscando su encuentro interesante, al perseguirse mutuamente, teniendo en este claro proseguir una adecuación de sus ayeres o teniendo haceres juntos, que de otro modo no sería un fundamental encuentro de alguien que no nutre esa alma que puede en su adorar e invitar a alguien a ser amigo.
Y esto es tan serio e importante en la vida que se niegan, algunos siguen entendiéndose como seres inmersos en un sentimiento que en realidad no está posicionando su cualidad de nutrirse y se van desentendiendo, dado la distancia u otras características de cada cual, en unirse como símbolo de segura convivencia.
No se puede unir a alguien en una distancia que impide un cercano poder anunciarse que se aman, aunque sea segura la instancia en la que se comunican, pues se quiere atentar sobre un vínculo que es un equipo, como un aparato nutrido de energía eléctrica y no de ciertas características que demandan un sentimiento amoroso entre dos que serían en este, un caso importante.
Es un bondadoso reencuentro nutricio de ciertas instancias que se ven reflejadas en miradas discretas y a la vez una señal de vínculo exquisito de sensual estar unidos y tocar su sencilla y tierna figura, como lo es andar juntos combinándose como pareja y soltar todo lo que une en un sensual encuentro de sí con lo que es el otro ser amado.
Por decir así, no se puede hacer lo mismo con lo que andamos tocando a veces, ese encuentro entre parejas que es solo de todo lo que une un apreciado significado y no de lo que es ese significado en su alma al sentirlo y tenerlo unido a nosotros como lo que es en lo físico.
Los que aman por siempre
Cuando se ama en un por ciento más que otro por ciento, se desequilibra la acción que determina una entrega total en una relación, no combinan dos seres que se enuncian un amor que no se siente.
No se hace formidable al conseguir que el otro se anuncie como el que sí se ama a sí mismo y no puede enunciar su amor en otro ser que siente otro considerado poder abundar en lo que sí ama y, no es que lleve la misma consigna el otro, si no puede amarse a sí mismo.
Hay controles que se indagan para seguirse y no pueden hacerse de uno lo que puede ser conferido para conectar un rumbo juntos, no seguiremos siendo pareja si estamos entregados a otros factores que regulan nuestro compromiso mutuo.
Seguimos en la sociedad amorosa que, después de sentir algo, nos impide una entrega total si nos engañamos con deberes qué cumplir que mandan los que no tienen nada qué ver en lo que se puede llegar a amar por siempre, unidos solo por querer sentirse felices al combinar sus vidas.
Con lo que ahora continuamos, se nos da la forma de sentir que amamos al otro ser, y le invitamos a seguir involucrado en un tiempo y luego percibimos que no hay una entrega total, por lo que convenimos dejarle solo, pero a veces combinamos el gusto de quedarnos y enseñar con un ejemplo el poder enorme de seguirnos amando.
Los ejemplos cumplen un objetivo muy claro, es el de continuar unidos en un plan benévolo para uno y el otro, o se unen por decir así, en combinación con sus haceres distintos y a la vez comprobando que se unen y continúan por un encuentro tan desalentador que integra a solo enfermos que quieren un mal, entendiendo la señal de abundar en el loco amor que solo daña.
No nos hagamos ese daño que causa señales de deterioro de imagen entre sí, cualidad que nunca debe continuar siguiéndose, ya que nutre un símbolo de desequilibrio que enlaza los estragos que dejan experiencias que se siguen en un patrón inútil, en conseguir otro ser más capaz de un amor puro de cualidades unidas en él y en una relación finita e infinita.
Hay conciencia de traernos a la vida el poder impregnarnos de ciertas festividades como formas nutridas de continuar unidos y entendernos hasta fluir a la vez que bendecirnos en una señal sustancial de voz y voto de amor y respeto, unidos por voluntad única, que solo el que sí se ama a sí mismo es capaz de amarse en realidad en pareja.
Continuar generaciones simbólicas
En la medida que vamos consiguiendo lo que nos han enseñado otros seres, conferimos por siempre a concederles un movimiento interno, como sería enseñanza y no como lo que andamos logrando, por ejemplo, lo que buscamos como modelo de lo que sí abunda en nuestro ser.
Mentimos a veces con decir que seguimos una enseñanza al tener en claro lo que debemos hacer, por lo que se rige en nuestro interno enseñar a las personas lo que creemos que fue bueno en alguien de nuestra vida, y no ahora puede ser seguro que algo que haya funcionado bien en otros tiempos, pueda seguir siendo igual.
Nada que pueda servir de unión en lo que traes como enseñanza, no es falso, sino hasta que dices sí a alguien que te invita a ser unidos en un logro de entrar en vidas propias y del que sería un encantador ser que impone un uso de sus modelos a seguir.
Luego llega el desencanto por ser lo que no es, es decir, lo que le enseñaron a ser, unido a un poder de cualidades que a la vez se vuelven formas distintas para alguien, que en real distancia de generación ya no puede sugerir en lo actual que forma parte nuclear de solo dos seres y no de los que ya andan en otros tiempos y sobre todo que ya no están en vida.
Cuando tenemos la conciencia clara de esto que añado, en lo que surge entre ambos, problemas que deben resolverse y de un poder para continuar unidos sin lacerar la relación, así consideramos cuándo sí es recomendable poder hacernos a un lado del otro o quedarnos por el poder que añadimos al sentir y actuar como individuales que somos.
La figura que empleamos para continuar una relación, a pesar de una tempestad, solo debe ser la auténtica, se hace ver al conducirnos por lo que sí amamos ser y no por lo que otros nos dicen que debe ser.
Cuando estamos en peligro de ser una ofensa en otro y de que el otro ofenda nuestro ánimo de vida, continuaría así, y esto quiere decir que no habría más formas de convivencia si nos quedamos, porque correríamos el riesgo de unirnos en un patrón negro, en lo usual para hacernos daño.
Es seguro que damos la oportunidad y eso hará que se nutran conductas que siguen lastimando a un ser que valía más si se unía a alguien capaz de reconocer sus propias cualidades y las del otro, para continuar siendo fieles en sustancia y en el sentimiento que los une, para continuar siendo como les gusta.
Somos seres importantes si nos saben mostrar una capacidad enorme de amarnos como somos, sin pretender un cambio que una a otros seres que imploran, un parecido en los que infunden un proceder que los invita al error en la elección de todo ser que sé que se une por siempre en un amor de sólidos enamorados.
Planes que unen por siempre