Wolk, Leonardo
Coaching para coaches: teoría y práctica de la supervisión / Leonardo Wolk. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Gran Aldea Editores, 2020.
(Profesional)
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-1301-93-5
1. Coaching. 2. Management.
CDD 658.8
Diseño de cubierta e interior: Michelle Kenigstein
Cuidado de la edición: Estela Falicov
Diagramación: Claudio Perles
Fotografía de cubierta: Fernando Paredes
Edición en formato digital: junio de 2020
1a. edición: mayo de 2013
© 2013, 2020 Gran Aldea Editores SRL
Tel: (5411) 4584-5803 / 4585-2241
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ISBN 978-987-1301-93-5
Conversión a formato digital: Libresque
A Valentín
Gonzalo
Tatiana
Ramiro
Hijos de mis hijos, dos veces hijos.
AGRADECIMIENTOS
A Elena Espinal, una maestra que no se cansa de aprender, por la generosidad de honrarme con su prólogo.
A Estela Falicov, mi editora y maestra, y a Michelle Kenigstein, directora de arte, por el amor, entrega y dedicación que infunden en Gran Aldea Editores.
A Celia Riskin, nuevamente, y nunca será suficiente, por la amorosidad que manifiesta aun siendo mi más implacable crítica.
A Roberto Hirsch, Ana Maria Rossato, Renata Friaça, Tânia Macedo, Cleiane Weinmann, aliados en el desafío de enseñar y aprender.
A Graciela Goldfeld y Dorit Felner, entrañables amigas y soportes de vida.
A Jorge Fernández y Titina Castro, quienes me honran con su incondicional amistad; a Daniel Rodríguez, por la heterodoxia con la que indaga y escucha.
A mis coacheados, supervisados, pacientes, colegas, alumnos, quienes con su confianza ennoblecen y le dan sentido a mi tarea.
A todos aquellos que generosamente abrieron sus corazones compartiendo conmigo sus historias de vida.
Escribir es una maldición que salva. Es una maldición porque obliga y arrastra, como un vicio penoso del cual es imposible librarse. Y es una salvación porque salva el día que se vive y que nunca se entiende a menos que se escriba.
¿El proceso de escribir es difícil? Es como llamar difícil al modo extremadamente prolijo y natural con que es hecha una flor.
No puedo escribir mientras estoy ansiosa, porque hago todo lo posible para que las horas pasen. Escribir es prolongar el tiempo, dividirlo en partículas de segundos, dando a cada una de ellas una vida insustituible.
Escribir es usar la palabra como carnada, para pescar lo que no es palabra.
Cuando esa no-palabra, la entrelínea, muerde la carnada, algo se escribió.
Una vez que se pescó la entrelínea, con alivio se puede echar afuera la palabra.
Clarice Lispector
Notas sobre el arte de escribir
¿POR QUÉ ESCRIBO?
¿PARA QUÉ ESCRIBO?
Por necesidad. Porque es una manera diferente de sentirme vivo. Para testimoniar. Para enseñar y compartir aprendizajes, porque hacerlo es otra de las formas de mi vivir. Por envidia. (Sí, también yo fui mordido alguna vez por el vampiro de los celos, la competencia, la rivalidad.) Porque es una manera de meditar. Por el éxtasis que me provocan las palabras. Las hay llenas y las hay vacías. Para trascender. Por narcisismo y vanidad. Por ser como Dios creador y, a su imagen y semejanza, diseñar mundos posibles. Para pensar. Para recordar. Por el dolor y el placer. Para provocarme y soplar mis propias brasas. Porque soy parco. Porque disfruto de estar solo y porque escribir es también un modo de negar la soledad. Para obtener respuestas. Para compartir mucho de lo que generosamente me es dado. Para servir. Para que me quieran (impulsado por aquellos que me escriben agradecidos por la ayuda que para ellos significó habernos encontrado personalmente o a través de mis libros, dándome así una razón y un estímulo para continuar haciéndolo). Porque me apasiona, y la pasión mueve, al igual que el amor y el deseo. Porque me conmueve y en el mismo acto de escribir tomo mayor conciencia de todas y cada una de mis emociones. Por el desasosiego y la ilusión. Porque me invita a estudiar y aprender. Por “ser” en el lenguaje. Porque me gusta. Porque me conviene (viene conmigo). Porque el acto creador humaniza, sensibiliza y enriquece. Porque mis antepasados migraron para ir más allá, y esta es, para mí, también una forma de migrar. Porque me atrapa el desafío de las travesías. Porque –en el decir de Nietzsche-, “todo lo que es dicho, es dicho por alguien quien, al expresarse, revela quién es”.
PRÓLOGO
Me siento honrada de haber estado entre las primeras personas en leer este libro. Creo que fue una lectura plural, acompañada por muchos, algunos hasta olvidados en el diario vivir.
Durante mis veinticinco años de profesión de coach, cuando aún no se utilizaba esa palabra, sino que se hablaba de procesos de transformación, me he cuestionado sobre la poca inocencia de las preguntas y juicios de un coach. Cómo hacer cuando un coacheado habla de su padre, para que nuestro propio padre no entre a jugar la escena, aun desde nuestra escucha más generosa. Este escuchar maravillosamente descripto por el autor, nos permite ser responsables de que no escuchamos solos: escuchan nuestra historia, nuestros personajes, nuestra cultura, nuestro mundo y su interpretación. Estar atentos a las voces internas que dialogan al leer es un ejercicio de descubrimiento poderoso. Todas son mías, aun cuando los personajes han caminado por el mundo, según mis ojos y mis recuerdos. Todas hablan juntas o separadamente y filtran la información con ingenuidad o malicia para que ese mundo siga más o menos igual.
Me he preguntado qué tamaño tendría que tener el mundo de un coach, para incluir los mundos de sus coacheados. Cómo se puede coachear sino desde nuestro propio paradigma, nuestras propias distinciones, nuestro propio modelo. Incluso cuando hablamos de escucha generosa… ¿cuán generosa es esa escucha? ¿Cuán generosamente nuestras voces nos dejan escuchar? ¿Cómo sabemos del punto de generosidad que tenemos al escuchar? ¿Será suficiente para nuestro coacheado?
En nuestro “nosotros”, hemos leído juntos el libro mis ancestros, mis sucesores, mis arquetipos y modelos, mis propias historias vividas y fantaseadas. He evocado claramente a mi padre en algunas frases, y a mi madre y su “deber ser” en otras. He encontrado los momentos en los que busqué desesperadamente tener alguna respuesta, me he reconocido en un coaching donde he buscado quedar bien o ser muy buena. He encontrado las pequeñeces y las grandezas, las posibilidades de aprender y de trascender. También me emocioné en el reconocimiento del duelo. La mayor parte de mis transformaciones estuvieron unidas a ellos.
Tuve claro al leer el libro que escuchamos desde quienes estamos siendo, desde nuestra base cultural, desde lo que ya sabemos. No podemos dejar de escuchar desde nuestras miles de voces que nos constituyen como escuchas.