Género y juventudes. Angélica Aremy Evangelista García. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Angélica Aremy Evangelista García
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9786078429325
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etnia y clase en la construcción de lo juvenil en las experiencias migratorias de mujeres y hombres indígenas.

      Adscritos a una perspectiva antropológica, definimos el concepto de juventud como una construcción histórico-cultural cuyos límites, contenidos y valores difieren en el tiempo y el espacio. Por ello, es relevante asumir la enorme diversidad que cabe en el concepto de juventud y coincidir en que desde el campo cultural se caracteriza por sus sentidos múltiples, dado que se incorporan, desechan, mezclan e inventan símbolos y emblemas en continuo movimiento, lo que hace al concepto difícilmente representable por su ambigüedad. Es decir, como afirma Carles Feixa: “la juventud no es homogénea ni estática: sus fronteras son laxas y los intercambios entre los diversos estilos, numerosos” (Feixa, 1999: 3). En este sentido, no podemos definir el concepto de juventud como unívoco, lo que ha dado pie a utilizar el término en plural, “juventudes”, para dar cuenta de la multiplicidad y diversidad de experiencias que se intentan aunar en este concepto (Duarte, 2000).

      Sin embargo, hablar de juventudes no es lo mismo que hablar de jóvenes.6 Esta última es una categoría social y, por tanto, relacional, lo que implica una delimitación contextual en el tiempo y el espacio, la caracterización de los distintos espacios de interacción y una importante reflexión sobre las relaciones de poder en las que se construyen las juventudes y los jóvenes. Se conforma así una estrategia que nos permite establecer una condición social que podemos definir como condición juvenil, ésta igualmente construida en el tiempo y el espacio. Al respecto, Valenzuela explica que:

      La condición juvenil es polisémica y se le define a partir de múltiples criterios que expresan su diversidad histórica o regional, las disímiles condiciones entre las ciudades y los campos o entre hombres y mujeres. […Aunque] la recreación de las relaciones juveniles desde las perspectivas dominantes pondera y minimiza, focaliza o invisibiliza y, por lo general, excluye a las mujeres, a los campesinos y a los indígenas [de tal condición] (Valenzuela, 2009: 59).

      En síntesis, nos referimos a la construcción de lo juvenil como un espacio sociocultural en el que se define qué es ser joven, tener una condición juvenil y experimentar la juventud.

      Hasta hace tres décadas más o menos, las etnografías sobre pueblos indígenas proponían que estas sociedades no reconocían nítidamente un estadio diferenciado entre la dependencia infantil y la autonomía adulta, afirmando entonces que las personas indígenas no tenían juventud. Si bien se reconocía la presencia de los jóvenes en el entramado social, no tenían un papel central en las investigaciones sobre pueblos indígenas (Feixa, 1998). Hoy podemos considerar que la concepción antropológica de lo juvenil en los pueblos indígenas partía de una visión homogeneizada de la cultura, de lo indígena y de lo juvenil, la cual invisibilizó por largo tiempo a los jóvenes indígenas, así como sus experiencias. En este sentido, se ha producido un cambio en los paradigmas teóricos sobre la cultura, que dejaron de concebir a la juventud como autocontenida y homogénea (Urteaga, 2011), lo que permitió estudiar las culturas y sociedades indígenas como espacios heterogéneos y hasta desiguales en su composición social. Esto hizo necesario matizar la afirmación de la no existencia de lo juvenil en el ciclo de vida7 de las personas consideradas como indígenas, asumiendo que la existencia o no de la juventud indígena depende de:

      1 las características culturales, sociales y hasta geográficas de cada pueblo indígena,

      1 las transformaciones en el ámbito rural y la relación de las comunidades indígenas con la vida urbana,

      1 el tipo y nivel de contacto con otras culturas indígenas y no indígenas,

      1 los procesos que desencadenan las migraciones indígenas tanto pasadas como contemporáneas,

      1 las formas de poder y dominación que se dan al interior de los grupos familiares y comunitarios,

      1 la organización de género y la relación de éste con los procesos de socialización en cada familia y comunidad,

      1 las concepciones filosóficas y de las prácticas involucradas en la constitución del ser un infante y una persona adulta plena,8

      1 las formas de poder y dominación que se establecen desde el Estado-nación, el mercado laboral y el sistema de mercado nacional e internacional (Pérez, 2008a; López, 2012).

      A partir de estas consideraciones, algunos de los estudios sobre los jóvenes, lo juvenil y la juventud indígena han problematizado e identificado cinco grandes condiciones en la emergencia de lo juvenil en los diferentes grupos indígenas contemporáneos de México: a) el peso demográfico actual de los jóvenes en los grupos indígenas; b) su participación en los flujos migratorios y en la denominada cultura migrante; c) la extensión de la obligatoriedad educativa en el nivel secundario y, ahora, en el bachillerato; d) la relación y el impacto de los medios de comunicación y las tecnologías, y e) la percepción sobre los hombres y mujeres jóvenes como sector estratégico dentro de la multidimensionalidad de los procesos sociales, económicos, políticos, culturales, religiosos y tecnológicos en los cuales son actores centrales y protagonistas (Pérez, 2002, 2008a y 2011; Urteaga, 2010 y 2011). En este contexto, las principales preguntas que se plantean en las investigaciones contemporáneas sobre los jóvenes indígenas son:

      De qué modo se expresan los procesos de globalización, la desigualdad y la diferenciación económica y cultural en los pueblos indígenas, qué repercusiones está teniendo el acceso de los jóvenes a los medios masivos de comunicación y las redes sociales, cuál es el impacto de la educación y la migración en sus vidas cotidianas y las de sus pueblos de origen. Asimismo, se ha explorado cómo se construyen las ciudadanías y las membresías étnicas en contextos de profundo cambio en las comunidades indígenas, o cómo se expresa la participación política, social y cultural de los jóvenes indígenas tanto en sus comunidades de origen como en las de destino migratorio, entre lo más relevante (Valladares y Pérez, 2011: 3).

      A partir de lo mencionado en la cita anterior, resulta significativa la relación entre los actuales procesos migratorios y la configuración de lo juvenil indígena. Esta relación, articulada con las categorías de género, etnia y clase, nos permite potencializar el análisis para:

      Iluminar cómo los actores juveniles están estructurando y reconfigurando, a través de sus prácticas sociales y culturales, y representaciones sobre las mismas, nuevas realidades y significados de clase, de género y de etnia, y cómo éstas, reconfiguradas, estructuran la condición juvenil contemporánea (Urteaga, 2010: 15).

      En particular, cuando nos referimos a la presencia de los jóvenes indígenas en contextos urbanos es para señalar un “fenómeno en crecimiento [por la cantidad de jóvenes indígenas que se establecen en ellos] que […] los expone, a ellos y a sus comunidades, a nuevos estilos de vida, prácticas y culturas juveniles” (Saraví, 2010: 7). De ahí:

      […] la importancia de atender las particularidades culturales de los migrantes y de los grupos culturales con los que entran en contacto, sus posiciones sociales, su inserción laboral, su toma de decisiones, así como las subjetividades desde las cuales se enfrentan tales procesos, y que están asociadas, entre otros, con factores de organización social, edad y género (Pérez, 2007: 71).

      Los motivos de la migración contienen un sustrato económico, pero no es éste el único factor que propicia la migración indígena y juvenil en los diferentes contextos. Intervienen también otras cuestiones