El periplo del Ángel. LΩbΩ Fantasma

Aurah fue el único capaz de amarla realmente, él no vio a una emperatriz implacable y sanguinaria, ávida de muerte. Vio a la auténtica Inanna y empatizó con ella, pues ambos vivieron destinos muy parecidos, solo que uno fue más fuerte que la otra.

      —No entiendo, ¿cómo es posible que sintieran amor puro el uno por la otra si eran asesinos despiadados?

      —A eso le denominamos «Amor Impío». Porque aunque su procedencia venga de corazones oscurecidos por el mal, es un amor devoto, sincero y fiel.

      —¿Aun siendo malvados?

      —Arsenio no era malvado. Su amor por Inanna era tan grande que en vez de intentar cambiarla, se unió a ella en el mal. Porque así nunca más estaría ni se sentiría sola o repudiada.

      —Sacrificó su bondad por ella...

      —No sólo su bondad, su alma también. Lo sacrificó todo por hacerla feliz y que alcanzara la redención.

      Me quedé pensativo unos segundos para reflexionar sobre el sacrificio tan grande que ese nefilim hizo por Inanna y caí en que hacía poco había desobedecido las órdenes de Dios. Ella me notó tenso.

      —¿Estás tenso por tu enfrentamiento con Rasgothz? —interrogó

      —¿Rasgothz? —pregunté en un vano intento de disimular.

      —Ya sabes… el emisario de Asmodeo —agaché la cabeza con sumisión y pena—. Hiciste lo correcto, no entiendo por qué te atormentas por algo que no debes.

      —Pero tú me dijiste que…

      —Te dije que no podías intervenir de forma directa en la vida de Julie, pero en ningún momento te dije que no pudieras enfrentarte a un demonio que pretenda hacerle daño. Esa es una de las funciones para las que fuiste creado y en este caso prevaleció tu instinto más primario: eliminar a una amenaza demoníaca. Siempre deberás enfrentarte a ellos, tanto si te gusta como si no, tu voluntad debe ser férrea ante ellos y no titubear al enfrentarte contra uno o contra miles.

      Comprendí entonces en ese momento que podía desahogar toda mi frustración, aniquilando a todo demonio que intentara dañar a Julie y sonreí confiado.

      —Por cierto, si quieres saber más acerca del amor impío, te aconsejo que prestes más atención cuando vuelva a soñar Julie con Arsenio.

      —¿Cómo sabes que volverá a soñar con él?

      —Simplemente, lo sé…

      Y volvió a marcharse dejándome allí con un remolino de dudas sobre aquel tema del amor impío. A continuación seguí el consejo de nuestra madre y creadora. No sé cuánto esperé para que acudiera de nuevo a su mente onírica el recuerdo de Arsenio Aurah, pero puedo jurar y perjurar que a mí me pareció una verdadera eternidad. Aunque la recompensa llega para los que tienen la virtud de la paciencia. Cuando por fin ocurrió, presté atención con todo el detenimiento posible el sueño de los tres hechos verdaderamente importantes entre Inanna y Arsenio.

      El primero fue su primer encuentro en un campo de batalla. Una contienda que finalmente se convirtió en un campo sembrado de muerte sólo para ellos dos; fue tan nefasta aquella lucha, que tan sólo ambos quedaron en pie. Pero la verdadera crudeza de la guerra la desataron con su enfrentamiento singular. Fue un choque de titanes, una cruenta pelea una contra otro, sin piedad alguna por parte de sendos combatientes.

      El segundo hecho fue el de las consecuencias del combate entre ambos, que casi los llevó a caer en las garras del ángel de la muerte. Los dos cayeron uno al lado de la otra. Arsenio la miraba con dureza a los ojos, su mirada no perdió un ápice de su esencia implacable y combativa, hasta que vio surgir dos finas lágrimas desde los ojos de Inanna. Entonces el gesto del nefilim se ablandó y suavizó un tanto. Ella le confesó mientras lloraba que era tan implacable y malvada porque estaba frustrada, puesto que nunca nadie la había amado, siempre la habían tratado como a un perro desde el momento en que nació. La manipularon, la engañaron, jugaron con sus sentimientos, la maltrataron y casi la mataron. Nunca tuvo a nadie a su lado, ella siempre estuvo sola.