Trayectorias históricas de la enfermería. Deibys Carrasquilla Baza. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Deibys Carrasquilla Baza
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Математика
Год издания: 0
isbn: 9789587601909
Скачать книгу
la agricultura y en general el estilo de vida sedentario constituyen, como ya lo han indicado varios autores, indicios del desarrollo humano y señales de un cambio en el estilo de la vida. A esta fase la historia de la enfermería la denomina civilizaciones antiguas, haciendo referencia a sociedades que alcanzaron un desarrollo cultural significativo. De ellas se han resaltado los egipcios, asirios, sumerios, persas y culturas milenarios como la india, china, griega y romana, entre otras, marcados por la exuberancia del desarrollo de la cultura material, pero poco a poco se ha ido reconociendo una mayor amplitud de sociedades con igual desarrollo cultural.

      El desarrollo de la escritura en egipcios y chinos, por ejemplo, ha permitido la evidencia de procedimientos avanzados que incluye no solo métodos empíricos de curación, sino también intervenciones quirúrgicas y manejo de vendajes. Este episodio de la historia del cuidado contempla el desarrollo paralelo de elementos mágico-religiosos, junto a métodos nacidos de la experiencia empírica, muchos de los cuales, se presentan como antecedentes de la ciencia.

      Etapa vocacional

      La vocacional se presenta como la segunda etapa del cuidado enfermero. Como su nombre lo indica, está marcada por el papel preponderante de la religión, no solo en términos de las concepciones de salud -enfermedad, sino del papel que estableció para definir el rol de género y sobre todo de la disposición altruista de las mujeres para cuidar. Para Donahue (1996), la etapa vocacional está marcada por la caída del Imperio romano y el ascenso del cristianismo, sin embargo, es necesario destacar que correspondió a un proceso de largo aliento, en el cual confluían diversas religiones, muchas de las cuales estaban ampliamente influenciadas por la tradición greco-romana.

      Para el cristianismo, sostiene Donahue, la vocación se inspira en la parábola del buen samaritano, la cual da ejemplo de caridad y misericordia. En Lucas 10:25-37 (La Biblia, citado en Donahue, 1996), Jesús cuenta que un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, los ladrones le arrebatan sus pertenencias y lo dejan herido y grave. Pasa un sacerdote y un levita y lo ignoran, pero un tercer hombre se conmueve de él, lo recoge, venda y dispone al mesonero dos monedas para su recuperación. La caridad y misericordia expuesta en la parábola, se asemeja con las ideas presentadas por Watson cuando se refiere al cuidado transpersonal y la identificación con la persona necesitada.

      La etapa vocacional se ubica en la Edad Media (siglos V-XV). Para Martínez y Chamorro (2011), las precursoras de la enfermería en esta etapa fueron las diaconisas, viudas, matronas romanas y en la baja edad media los monjes. La etapa moderna, por su parte, se caracterizó por la consolidación de organizaciones que, con vocación religiosa se encargaron de aspectos relacionados con la salud y la enfermedad, tales como la Orden Hospitalaria de los Hermanos de San Juan de Dios, Hermanos Terciarios de la Orden Franciscana y la Compañía Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.

      Desde una perspectiva diferente, Colliere (2009) se refiere a esta etapa como la mujer consagrada/condenada. Identifica sus roles, en el marco de una variedad de matices que influyeron en la dinámica de la labor femenina de la época, en la que se resalta su posición en rituales vinculados con ciclos de la naturaleza, pero también se evidencian las alternativas que la sociedad le ofrecía, marcadas por el desempeño doméstico y responsabilidad de la pareja; por otro lado, la virginidad se presenta como opción a este tipo de situaciones, en el sentido que las liberaba de la dinámica doméstica y las acercaba a la labor de las diaconisas. La autora resalta también que, durante el ascenso del cristianismo, la iglesia atacó las mujeres que tenían conocimiento de las plantas, catalogándolas como brujas, generando una estrategia más de control sobre el ser femenino.

      Etapa técnica

      La etapa técnica corresponde con lo que Colliere llama la mujer enfermera-auxiliar del médico (Colliére, 2009; Martínez y Chamorro, 2011) y con lo que otros autores tratan como el desarrollo de la enfermería moderna (Donahue 1996; Kozier, Erb, Blais y Wilkinson, 1999), guardando correspondencia con este período de la historia (siglos XV-XVIII). La etapa cobija una serie de hechos cruciales para el desarrollo de la humanidad, que, junto al descubrimiento de América, permitirían una ampliación del mundo conocido hasta el momento. Incluye también grandes cambios económicos y sociales, producto de revoluciones como la industrial y francesa. Está presente también la colonización y la consolidación de grandes potencias económicas y militares. En esta etapa hay grandes cambios para las mujeres, pero todavía existían grandes barreras para su incursión en actividades públicas reconocidas.

      Esta es la etapa clave en el desarrollo de la enfermería, porque es aquí donde Florence Nightingale y otro grupo de mujeres asumen la iniciativa que constituiría el antecedente de la enfermería profesional. Entre los cambios que se dieron entre la etapa vocacional y la moderna, la separación de los poderes políticos y religiosos fue uno de los aspectos que permitió que la enfermería emergiera (Martínez y Chamorro, 2011). Sin embargo, no se puede negar que el desarrollo histórico del cuidado enfermero se fundamenta en la continuidad de hechos del pasado y la manera en que las vírgenes-diaconisas, a las que se refiere Colliére como mujeres consagradas que escaparon al ámbito doméstico, sean varios siglos después una nueva forma de articular el oficio femenino con el cuidado, aunque con características diferentes y en el ámbito de la iglesia protestante.

      El Instituto de Diaconisas nació en Kaiserwerth, Alemanía, y tuvo en Florence Nightingale su alumna más adelantada. El trabajo del instituto inició en las cárceles y fue aumentando poco a poco el número de integrantes, extendiéndose por toda Europa hasta llegar a Estados Unidos, África del Norte, Asia y Australia (Kozier, Erb, Blais y Wilkinson, 1999). La participación en el instituto incluía una serie de requisitos que incluían valores éticos y votos religiosos; la formación duraba tres años, y en esta se incluían aspectos de ética, doctrina religiosa y farmacología (Martínez y Chamorro, 2011). El servicio obedecía a la lógica altruista, ya que no recibían salarios.

      La estudiante más famosa del instituto fue Florence Nightingale (1820-1910), conocida como la precursora en el proceso de profesionalización de la enfermería o del nacimiento de la enfermería moderna; también conocida como la dama de la lámpara2. Nacida en una familia de ricos e intelectuales, Nightingale fue preparada en el mundo de la filosofía, el lenguaje, la literatura y las artes. Se esperaba que asumiera el estilo de vida de las mujeres de su clase, pero ella sostuvo que había sido llamada por Dios a ayudar a los demás y mejorar el bienestar de la humanidad (Kozier, Erb, Blais y Wilkinson, 1999). Durante la guerra de Crimea, se le encomendó la tarea de reclutar enfermeras para que cuidaran los soldados y ella asumió la tarea adecuando las condiciones en las cuales se encontraban los enfermos, obteniendo resultados en los cuales la mortalidad descendió de 40% a 2% (Martínez y Chamorro, 2011).

      Al finalizar la guerra, Nightingale recibió reconocimientos por su labor e inició una serie de actividades que le permitieron replantear algunos aspectos de las condiciones sanitarias. De la mano de la estadística demostró que en tiempos de paz los índices de mortalidad eran mayores en la población militar que en la civil (Martínez y Chamorro, 2011). En 1860 creó la Nightingale Training School of Nursing, los graduados se trasladaron a otros lugares a organizar hospitales y dirigir prácticas de enfermería. Estos esfuerzos transformaron la imagen de la enfermería, alcanzando un reconocimiento respetable para la mujer (Kozier, Erb, Blais y Wilkinson, 1999). Del trabajo de Nightingale quedaron un significativo número de manuscritos de los cuales el más conocido es Notas sobre enfermería: qué es y qué no es.

      Etapa profesional

      En esta etapa la enfermería se consolida como disciplina académica a partir de los elementos teórico-conceptuales y metodológicos que han sido descritos al principio de este capítulo. Durante su desarrollo optó por el establecimiento de una mirada interdisciplinar que le permitió ampliar su panorama para la comprensión y explicación del cuidado. Esta etapa es relativamente reciente e involucra los desarrollos de las últimas décadas, marcados por los cambios tecnológicos y la dinámica que ha establecido la globalización, en términos de la circulación de la información y la posibilidad de comparación de experiencias enfermeras de diferentes lugares del mundo.

      El ámbito de actuación de la enfermería se desarrolla en cuatro actividades: la asistencial, pilar del ejercicio e identificación de la profesión. La actividad docente