Pequeño circo. Nando Cruz. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Nando Cruz
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Зарубежная прикладная и научно-популярная литература
Год издания: 0
isbn: 9788418282126
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«La caja del diablo», tres o cuatro más y salías hecho un dios. No tenías delante un público exigente. Nadie conocía las canciones y la gente se movía por intuición o por la caña que dabas. Era como salir de fiesta: nos íbamos de viaje, teníamos camerino, compartíamos vivencias con otros grupos… Te sentías como una estrella del rock. Te sentías parte de una escena en la que siempre habías querido estar.

      FERNANDO ALFARO: En la gira del Alternative Tour, Los Planetas lo petaron. De hecho, nos merendaban. Técnicamente, nosotros sonábamos mejor, pero ellos estaban encendidos. Nosotros íbamos con el cuarto disco y el momento de apoteosis inicial había pasado. Nuestro público se había calmado, pero ellos estaban en su momento de romper, de ahora o nunca.

      FLORENT: De aquella gira tengo una imagen de Alfaro después de un concierto, con la frente apoyada en la pared, mirándola durante media hora o más, sin moverse, como si fuera el muro de las lamentaciones. Yo decía, «¿qué le pasa a este tío?». No entendía el porqué. Era por todo lo que llevaba encima y por su historia. Te llamaba mucho la atención, Alfaro.

      JOAQUÍN PASCUAL: Para nosotros era muy divertido. Llegabas a las pruebas de sonido, compartías un rato con los grupos, echabas unas risas… Tocábamos con grupos que ya parecían que iban a ser importantes y que estaban encantados de tocar con nosotros. Eso te hacía sentir bien. Estábamos en los camerinos con J y todos los demás fumando petas. Estaban todos superlocos… No es que montes un grupo para vivir esto, pero convivir con otros grupos está muy bien y apenas lo habíamos hecho con los Surfin’.

      El indie empezó a existir cuando nosotros ya acabábamos. Lo rascamos un poco de refilón.

      FERNANDO ALFARO: Me sorprendió mucho que los grupos que salieron luego nos consideraran algo suyo. Desde el principio me gustaron Los Planetas y muchos de aquellos grupos, pero yo tampoco me veía tan cercano. Cuando escuchamos el primer EP de Los Planetas, Joaquín decía, «esto es como los Surfin’», y yo le contestaba, «¡qué dices, tío! A mí no me lo parece».

      Cuando apareció Luis Calvo y el círculo de gente que montó Elefant, la revista Spiral y el festival de Benicàssim, en principio nos rechazaban. No teníamos buenas críticas en Spiral, donde ponían por las nubes cosas que con el tiempo se han desvanecido como hojas de otoño. Nunca me sentí parte de la escena indie cuando se referían a nosotros como los padres del indie. The Gun Club, los Cramps, los Violent Femmes, Dream Syndicate, Hüsker Dü… ¿Todo eso es indie o no? Para mí, sí. Hasta Nick Cave y Tom Waits lo son, pero entonces no existía esa etiqueta. Y más independiente que Robyn Hitchcock, no veo nada. Yo me identificaría más con los grupos del C86 tipo The Wedding Present que con grupos españoles posteriores.

      Hay una frase que sé que J dijo cuando Los Planetas llegaron a RCA. Les comentaron, «qué bien, estáis aquí con Surfin’ Bichos, un poco como la nueva generación». Y J dijo, «los Surfin’ Bichos ya están. Nosotros somos la nueva generación que venimos a partir la pana». Era un síntoma de esa actitud lógica de matar al padre, pero sirvió para cerrar el coto de caza, para que lo que hoy entendemos como «indie de los 90» sea algo muy reconocible. Definir el indie tuvo éxito. Sirvió para tener algo que poner en los medios, pero eso también tenía sus peligros. Eso empobreció el panorama.

      JOAQUÍN PASCUAL: Cuando grabamos El amigo de las tormentas, la compañía estaba un poco cansada de nosotros. Lo intentaron, no salió y eso repercutió en que Fernando sintiera presión para seguir. Él lo llevaba bastante en privado y no transmitía sensación de agobio. Solo en la última etapa vimos que estaba muy saturado.

      Lo que invirtió RCA, comparado con lo que pondrían para la Pantoja, sería ridículo. Pero vieron que no salió la jugada y debieron de pensar: «A tomar por culo». A partir de ahí, como había un contrato que cumplir, les salía más barato gastarse dos millones de pesetas, que grabásemos el disco y que acabásemos el contrato, antes que ponerse con abogados.

      FERNANDO ALFARO: Después de las expectativas over the top que hubo con Hermanos carnales, llegó el desencanto. En el grupo seguíamos siendo amigos y José Manuel72 se integró de puta madre, pero empezamos a distanciarnos. Con el tiempo entiendo por qué: Joaquín y José Manuel ya tenían hijos y tenían otros hábitos. Ellos dos crearon un núcleo, y por otro lado estábamos Carlos y yo. Yo con mis mierdas, y él con su vida.

      El disco de versiones y El amigo de las tormentas están dentro del mismo clima de retraimiento. En las fotos del último disco salimos muy tapados. Entre nosotros se puso de moda llevar doble chupa: chaqueta tejana y otra de cuero encima. «Doblechupismo», lo llamaba Joaquín. Para mí es un detalle muy gráfico: en las sesiones de Hermanos carnales salíamos sin camisa y, de repente, volvíamos a encerrarnos, volvimos a retraernos sobre nosotros mismos. «Si no nos habéis entendido, que os den por culo.»

      JOAQUÍN PASCUAL: La compañía influye cuando estás en un buen momento, pero también puede hacerte sentir un gusano y decirte, «lo tuyo no vale, lo tuyo ya no nos interesa, graba el disco porque lo tienes por contrato, pero, cuando lo acabes, adiós». Y eso marca una grabación. Hice ese disco yendo y viniendo de Albacete. Fui un par de días a grabar mis guitarras y teclados. Imagino que, entre otras cosas, porque no había dinero para nada más.

      Fue una sensación de abandono completo, como cuando cortas con alguien. En la época de Hermanos carnales, los de RCA llamaban todos los días al estudio, como una novia pesada. Cuando grabamos El amigo de las tormentas eso había desaparecido. La compañía no sabía ni dónde estábamos. No querían saber nada de nosotros. Era el vacío absoluto. Sabíamos que aquello estaba tocando fondo, pero nos negábamos a reconocerlo.

      Fernando tomó la decisión de separarnos una vez grabado el disco, pero estoy seguro de que él ya sabía que aquello se había terminado.

      FERNANDO ALFARO: Grabamos el disco y se precipitó el final. Nos separamos en verano, pero no dimos la noticia. Engañamos a la compañía porque, sin grupo, no hubieran fabricado el disco. Fue mi venganza. Lo sacaron a finales del 94, pero de El amigo de las tormentas ya no hubo gira.

      El final de Surfin’ fue cosa mía. La prueba es que ellos siguieron. Joaquín se había comprado un cuatro pistas, aunque ya teníamos el ocho pistas en el estudio. Yo le decía que trajera canciones, pero él ya no las traía, y yo estaba con la mosca detrás de la oreja. Es normal, yo había sido muy exigente. Mi teoría es que ya estaba pensando en montar otra cosa, y lo confirmé cuando salió Mercromina tan poco tiempo después. Me sorprendió y me jodió porque el primer disco de Mercromina me gustó muchísimo.

      JOAQUÍN PASCUAL: Mercromina barajamos dos sellos: Radiation y Subterfuge. Subterfuge contestaron en seguida, les gustó la demo y fichamos con ellos. Ni corto ni perezoso, le dije a Carlos Galán que queríamos ir a grabar fuera, y él se partía el culo. «Esos tiempos ya han pasado», me decía.

      En Subterfuge hablabas directamente con el director del sello, te fumabas un peta, te tomabas unas litronas… Todo lo que nos dio RCA fue increíble y no lo voy a poder a hacer nunca más, pero en Subterfuge aprendimos a tener los pies en la tierra y a saber bien lo que hay. Nada que ver con lo que habíamos dejado atrás. Todo empezaba otra vez desde cero.

      FERNANDO ALFARO: Cuando acabó Surfin’, volví a trabajar en la gasolinera. Cuando Chucho firmamos contrato con Virgin y todo pintaba optimista, dejé el trabajo otra vez. Y terminé volviendo al final de Chucho. Nunca he trabajado en otra cosa. Para mí era el trabajo más cómodo del mundo. Trabajaba día sí, día no, excepto los fines de semana, que no trabajaba. Pero cuando iba estaba desde las siete de la mañana a las diez de la noche. Ahí tenía la guitarra, libros… Tenía mucho tiempo libre. Y una persona del pueblo me sustituía siempre que lo necesitaba. Lo dejé definitivamente en 2005. Traspasamos la gasolinera poco después.

      JOAQUÍN PASCUAL: Nunca pensamos en términos de carrera. No digo que me sienta orgulloso de ello, pero fue así. Quizá porque supimos desde el primer momento que era un disparate absoluto tener un grupo en España y querer vivir de ello. Sabíamos