Ánima Au
Encuentro con otro / Ánima Au. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2019.
82 p. ; 21 x 15 cm.
ISBN 978-987-87-0360-2
1. Ensayo Argentino. I. Título.
CDD A864
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail: [email protected]
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
A mis padres, Olga y Carlos;
mis hermanos, Carlos y Matias;
a mis sobrinos, Florencia y Juan Bautista.
Ancestros y descendencia. Y a los que vengan.
A mis queridos alumnos,
inspiradores y buceadores en el mar de las dudas y certezas.
A la Argentina, donde he podido desarrollar y responder
a las necesidades básicas de vivir.
Al país donde el lector este leyendo,
porque aceptó la propuesta de este humilde libro.
A vos, lector, para quien fue escrito este libro,
porque (parafraseando) si brilla más el autor que los lectores,
solo brillará el autor; si brillan los lectores, en ellos brillará el autor.
PrÓlogo
En los libros de afamados escritores, normalmente los prólogos lo escriben otros distinguidos invitados. En este caso quise invitar a algún amigo para que realizará él el prólogo, pero entendí que yo no soy afamado y mi amigo es distinguido, pero no es famoso.
También reflexione que tal vez este libro no pueda ser presentado por otro que no sea yo, pues quiere ser frontal. Pero en ese ser frontal, tampoco puedo ser yo solo. Por eso te invito, amigo lector, a que, en este plano de la intimidad, descubramos juntos este nuestro fruto.
Cuando estaba terminando el libro, ya en la edición y todo el proceso de ultimar detalles, una amiga me pregunto ¿de qué se trata tu libro?, y yo con una respuesta que consideré a la altura de las circunstancias creí responder a su consulta. Esta amiga es médica, y escuche su respuesta, de alguien muy práctica y expeditiva, quien me dijo: con lo que me decís, solo comprare tu libro por la amistad que tenemos, pero así no entusiasma a nadie. Luego de escuchar esta respuesta de Mí desfachatada amiga (ja, me digo: ¿cómo me respondió así?) me puse a pensar, que, claro, el libro debe querer ser leído ni bien se vea el título. Leer qué le ha sucedido a otro y tener empatía con él, sentir que cada uno de nosotros vivió alguna situación parecida y compartir juntos lo que se sintió, como se resolvió y como creíamos que se debería resolver. Ante esto, le respondí a mí desfachatada amiga, que el libro quiere ser una narración de experiencias para buscar respuestas a esta vida, para ser felices; ahí entendí y entendió ella, que el libro busca ayudar a ser felices.
Pero no una felicidad de armado, de imposición o de mostrar. Es buscar la felicidad mirándose adentro y reconocerse como se es. Y desde allí, buscar con otro la construcción de una felicidad que dé paz y lograr erigir todos juntos lazos fraternos.
Sea que nos machucamos un dedo o la traición de un amigo, la ruptura de pareja o el fracaso profesional, todos dolores que se sienten muy adentro; la pérdida de un ser querido y el desconsuelo de no saber para dónde ir. La felicidad es entender que somos únicos e irrepetibles. Ahí radica el punto de partida para entender de donde viene el estado de bienestar. Ver injusticias y actitudes desenfrenadas, no deben ser una oportunidad perdida. Es justamente la oportunidad. No hay mejor momento en la historia que vivir hoy. Hoy nos tocó vivir. Y en ese vivir es seguir desafiando que queremos vivir, no que solo existimos. Cada uno de nosotros existe porque es. Somos esos que no se resignan a una vida de risas que tapan lágrimas. Si tenemos lágrimas, las debemos soltar para que ellas cumplan su misión, lavar el dolor. Somos los que sonreímos porque nos gusta la vida aun en el peor de los momentos, pero no con una sonrisa que tape la injusticia, no somos burlones. Somos nosotros, vos y yo. La comunidad de los hombres de buena voluntad, que no aceptan que le pongan un black berry (no me refiero al producto de comunicaciones, sino a la creencia popular de la cereza negra que se les ponía a los esclavos negros en Estado Unidos).
¿Cómo decirle a alguien que se va a morir? O peor ¿que se le va a morir o murió un hijo o un padre? O tal vez cosas aún peores. No debe haber dolor más fuerte que sufrir en el alma. Pero yo veo muchos muertos en vida que viven para el afuera; el desafío es resucitar a esa muerte interna. No sé cómo se puede dar respuestas a las preguntas que empiezan este párrafo, pero lo que si se es que juntos podemos buscar una propuesta. Sacar al alma de la terapia intensiva, sacar la mente de un estado de auto compasión, sacar al cuerpo del shock y juntos suavizar el existir y hacernos cargo de lo que somos, y junto con lo que nos rodea, construir un mundo más vivible.
Nace un niño, encontramos un amor, nos bañamos en el mar o disfrutamos una caminata, cualquiera sea la situación de felicidad, es el otro matiz de la misma felicidad que nos desalienta. Y podemos caer muchas veces, pero hay que seguir, no como un súper hombre, sino como miembro de comunidad que no abandona.
Estas líneas buscan ser un libro que brinde la posibilidad de un dialogo donde compartir y sentir intimidad, confianza y cercanía (como quien charla con un amigo una tarde, tomando algo, mirando un paisaje). El encuentro se da cuando se brinda lo que hay dentro y le puede servir a otro.
No se puede leer este libro apurado, o con la intensión de llegar al final. Se debe querer seguir leyendo como quien invita a bucear dentro de sí mismo. Hechos que ayudan ver y verse.
Este libro no se termina, no es la línea de llegada, sino que es la línea de continuación.
Hechos que nos ayuden a asumir la realidad y ser parte de la transformación desde y lo que esté a nuestro alcance, donde este libro no tendría un buen final, si no tuviera una propuesta positiva, pero creo que ahí radica lo positivo, nada está definido, solo un paño en blanco que debe ser escrito cumpliendo nuestro fin último, ser felices.
Encuentro con otro I
Reflexiones de idiosincrasia
Idea I
Quiero hacer: Y si…
Me levanto y veo el sol a la mañana desde la ventana
Y no desde la imagen de la tele.
Me mojo con la lluvia en el centro
Y no me quedo en casa porque no sé cómo estará el tiempo.
Me subo a un árbol a ver más allá
Y no veo solo desde abajo el más acá.
Juego con un palo soñando que soy un espadachín
Y no desde un cuarto mirando una pantalla tocando botones.
Corro la carrera ganándole al que va en bicicleta
Y no la carrera de los que huyen del que se cayó de ella.
Te voy a visitar con una docena de facturas
Y no te pido disculpas porque hace mucho que no te veo.
Llamo por teléfono para saber cómo estás