Elogio del profesor. Jorge Larrosa Bondia. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Jorge Larrosa Bondia
Издательство: Bookwire
Серия: Educación: otros lenguajes
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788418095115
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comunicación y renovación del mundo. Además, al explicitar una idea de mundo, Larrosa también atribuye a la escuela tanto su salvaguarda como su autoridad.

      En “Notas al margen”, la segunda parte de este libro, los textos son resultado de ejercicios de lectura de los libros de Jorge Larrosa citados anteriormente. Hacen comentarios y dirigen preguntas a su autor, los cuales son respondidos en una invitación a una conversación que no se cierra.

      Gláucia Dias da Costa, en “Manos de maestro. Una conversación con Jorge Larrosa”, discurre acerca de El profesor artesano y destaca lo que ella llama los dos movimientos del texto. Por un lado, el desarrollo reflexivo de un curso tras su finalización y, por otro, los caminos recorridos por el propio profesor a partir de la pregunta: ¿qué es eso de ser profesor?”.

      “Elogios y elegías”, primera parte de Esperando no se sabe qué, recibió la atención de Ana María Preve y de Maximiliano López. A partir de una cierta tristeza al mirar para el aula, la escuela y la universidad, Ana María Preve escribe “Hacer que alguien se dé cuenta de algo. Notas reflexivas” y observa lo poco que queda después del enorme esfuerzo destinado a cumplir las obligaciones que tienen que ver con lo que debe ser presentado por un profesor. Al mismo tiempo, destaca el papel del estudio y de los ejercicios en la forma particular como el autor “canta el oficio dándole existencia”. En “Gratuidad y promoción” y en “Lo inapropiable”, Maximiliano López parte de la observación atenta de la sala de aula para revisitar ideas constitutivas de la noción de skholé como la de separación, la de cultivo de una relación estudiosa, y la de igualdad.

      Luiz Guilherme Augsburger se dedica a la segunda parte de Esperando no se sabe qué, “Incidencias y coincidencias”, y considera las conversaciones sostenidas por Jorge Larrosa en tres meses de cursos y conferencias por América Latina sobre el oficio y sobre el modo de vida que se constituye a partir de maneras particulares de ser. A partir de ahí, en “Philia, phylum y el oficio de profesor. Pensar de nuevo viejas palabras”, se atiene a las palabras “amistad” y “linaje” para repensar y ejercitar el combate (o no) por el sentido de las palabras. Esas mismas conversaciones y los temas que las atraviesan interesaron a Fernando Bárcena que, en “La novela (camuflada) de un profesor andante” nos invita a compartir un itinerario formativo bastante personal.

      La tercera parte de este Elogio, “Una skholé para profesores”, consiste en diversas anotaciones sobre el oficio de profesor a partir de lecturas y vivencias compartidas. El tema abordado por Caroline Jaques Cubas en “Notas sobre las prácticas en la formación de profesores. La preparación en un oficio intransitivo” es la formación inicial de profesores. Ahí, la autora trata de las prácticas supervisadas como de una skholé para profesores, en la medida en que esta etapa inicial de su recorrido de formación permite transformar el oficio en materia de estudio. Por tanto, destaca la relevancia de un diálogo efectivo y horizontal entre escuela y universidad, situando en él la única posibilidad efectiva de atender a las materialidades del oficio y a sus gestos fundamentales.

      Karen Christine Rechia, en “Hay todo un mundo debajo de ti. Breves anotaciones sobre la escuela y las preguntas e imágenes que la atraviesan”, hace una operación de aproximación con la película Encuentros en el fin del mundo, del cineasta Werner Herzog, con la intención de formar una cierta mirada hacia la escuela y sus sujetos, así como hacia el sentido que se le da a la formación docente en su interior. Destaca la posibilidad de producir algunas imágenes en el mundo escolar, vislumbrándolo desde un encima y un debajo del hielo, como portadoras de, al menos, esas dos miradas.

      En “Cuando el mundo nos mira. Sobre el privilegio de haber tenido profesores”, Fabiana Olarieta habla de una cierta nostalgia del lugar de alumna, de “alguien que se quedó sin profesores”, y utiliza esa idea de pérdida para pensar el oficio de profesor. Al mismo tiempo, afirma que sólo a partir de los propios profesores es posible formar un cierto mirar para el mundo y un cierto hacer-se profesora.

      La última de esas conversaciones, mediada por Adriana Fresquet, intenta aproximar dos concepciones de “plano” a partir de dos áreas como el cine y la educación. Con el título de “Plano de cine / plano de aula”, el cineasta y profesor de cine Cristiano Burlan y el filósofo de la educación y profesor Jorge Larrosa cotejan elementos del cine y del aula, así como las diferencias y semejanzas entre el saber y el hacer en los dos oficios.

      La cuarta y última parte del libro, “Ejercicios”, presenta una serie de actividades distintas que tuvieron lugar en momentos diferentes y con grupos diversos. Todas ellas se encuentran en la medida en que tratan de dedicar atención y, así, posibilitar un pensamiento detenido y cuidadoso sobre el oficio de profesor.

      Melissa Ferreira inicia su “Ejercicios escolares para impedir que el mundo se deshaga” deteniéndose en los distintos sentidos atribuidos a la palabra ejercicio. Después de tratarlo como una especie de gimnasia de la atención, presenta una colección de ejercicios realizados durante un curso impartido por el profesor Jorge Larrosa en septiembre de 20186. Entre ellos destacamos “historias invisibles”, “cartas de amor” y “retrato de profesor” como representativos de una cierta disciplina de la mirada. Una mirada que, cuando es atenta, interesada y disciplinada, permite la apertura de mundos, la tarea insoslayable que caracteriza al oficio.

      El segundo ejercicio que se presenta fue realizado a partir de los preparativos del II Seminario Internacional “Elogio de la escuela. Sobre el oficio de profesor” que tuvo lugar en el 2018. Durante un año, de 2017 a 2018, un grupo de docentes de educación básica del Colegio de Aplicación (Universidad Federal de Santa Catarina), de educación superior (Universidad del Estado de Santa Catarina) y de estudiantes y ex-estudiantes de prácticas, se reunió para producir ejercicios y pensamientos sobre el oficio docente, en una escuela que forma profesores. Cada participante se dedicó a perseguir un gesto, un espacio habitado, una serie de objetos, un modo de ser profesor, y se propuso estudiarlo y hacerlo público para el estudio de los otros. El resultado de dichos ejercicios fue una exposición de fotografías y videos. Los textos que la acompañaban pueden ser leídos en “Elogio al oficio docente. Una exposición”.

      La última parte de estos ejercicios está centrada en el libro P de profesor, de Jorge Larrosa y Karen Rechia. El diálogo con la obra fue “encargado” a Thereza Cristina Bertazzo Silveira Viana que lo llamó “Profesora y estudiante. Una conversación con Jorge Larrosa y Karen Rechia”. La autora dice que aceptó el desafío desde el lugar que ocupa como profesora de sociología en la educación básica y en una escuela pública. En el proceso, entre una y otra palabra del “vasto diccionario”, como ella dice, se dio cuenta de que la exigencia de decir algo inteligente o inspirador sobre la obra le impedía seguir adelante en la lectura. De ese modo, el ejercicio que ella se propone es leer el libro como una estudiante, anotando palabras, subrayando el libro, dialogando con el texto. En sus propias palabras, “volví al inicio del libro y comencé una nueva lectura. En cuanto leía, despidiéndome de mi papel de profesora y convirtiéndome poco a poco en estudiante, fui dejándome llevar, despreocupadamente aunque no desatenta, por la lectura de cada palabra”. Su texto, más que ofrecer consideraciones sobre la obra, registra y refleja un (bello) recorrido formativo.

      Seamus Heaney observa desde la ventana a su padre cavando. La manera como su cuerpo se mueve y produce ciertos gestos encadenados e incorporados hace que el hijo admire el saber hacer del padre: “por dios, el viejo sabía usar una pala. Igual que su padre”. Y así, a través de la ventana de la memoria, evoca una escena de infancia con el abuelo, en el pantano, cuando cortaba cubos de turba. Al mismo tiempo en que, por medio de esa operación, coloca los oficios del padre y del abuelo a distancia, observándolos y describiéndolos, presenta esos oficios como modelos de inspiración de una forma de ser y de actuar. Su viejo “sabía usar la pala”, su abuelo cortó más turba “que cualquier otro hombre en el pantano de Toner”.

      Arar, escribir, enseñar, son modos de hacer que envuelven materialidades y gestos que hacen perdurar, todavía en estos tiempos, un cierto tipo de trabajo arduo y constante, portador de un cierto tipo de responsabilidad, herederos de un cierto mundo común y compartido.

      Entre el dedo y el pulgar, la pluma pesada descansa.