Crimen, locura y subjetividad. Héctor Gallo. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Héctor Gallo
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789587149319
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href="#ulink_7952da80-0e9d-584a-9138-bd18e371940b">8 El uso en el conjunto del texto del término “goce” debe entenderse como una satisfacción que las personas llamadas normales no sienten como tal en la consciencia, pues se localiza más allá del placer, sentimiento que se define desde el psicoanálisis como un principio de unión, equilibrio y tranquilidad, que sirve de soporte a la orientación del yo racional hacia el bien de sí mismo y del otro. La satisfacción propia del placer mantiene al resguardo la integridad del individuo, quien no tiene inconveniente en aplazarlo si pone en riesgo la seguridad y la vida. En cambio, la satisfacción propia del goce es imperativa e inaplazable, y entre más riesgoso sea obtenerla más atractiva se vuelve, de ahí que sirva como soporte de la compulsión a repetir acciones que ponen en riesgo la vida del individuo o que minan el buen vivir. En el caso de los criminales seriales, no diremos que ellos experimentan placer al matar a sus víctimas, sino que más bien gozan, y este goce en ellos tiene la particularidad de ser una satisfacción que los empuja a no detenerse frente a la posibilidad de atacar repetidamente a quien se ha convertido en su víctima, por cumplir las condiciones que requiere para obtener satisfacción en su aniquilación, cuestión que es llevada hasta las últimas consecuencias.

      9 Tendlarz y García, ¿A quién mata el asesino?, 126.

      10 Miguel Ángel Linares, Mala gente. Las 100 peores personas de la historia (Madrid: Edaf, 2010), 23.

      11 Ibid., 22.

      12 Ibid., 24.

      13 Ibid., 54.

      14 Ibid., 55.

      15 “Asesino”, 161.

      16 Linares, Mala gente, 55.

      17 “Asesino”, 161 y 157.

      18 Dresdner, Psicópatas seriales, 73.

      19 Ibid., 69.

      20 Horacio Vommaro, “La psicopatía. Una perspectiva”, en Psiquiatría y psicoanálisis 2. Perversos, psicópatas, antisociales, caracterópatas, canallas, Jacques-Alain Miller et al. (Buenos Aires: Departamento de Estudios sobre Psiquiatría y Psicoanálisis (CICBA), Grama Ediciones, 2008), 60.

      21 Citado en ibid., 61.

      22 Citado en ibid.

      23 Citado en ibid.

      24 Citado en ibid.

      25 Ibid., 62.

      26 Ibid., 61-62.

      27 Ibid., 62.

      28 Ibid.

      29 Ibid.

      30 Ibid.

      31 Jacques-Alain Miller, Conferencias porteñas, t. 2 (Buenos Aires: Paidós, 2009), 63.

      32 Ibid.

      33 Mientras el placer es del yo racional, el goce es pulsional, y por este motivo es compulsivo.

      34 Miller, Conferencias porteñas, 64.

      35 Ibid., 70.

      36 Ibid., 63.

      37 Ibid., 64.

      38 Ibid., 65.

      39 Dresdner, Psicópatas seriales, 177.

      40 Ibid., 178.

      41 Ibid., 183.

      42 Miller, Conferencias porteñas, 66.

      43 Ibid.

      44 Ibid.

      45 Tendlarz y García, ¿A quién mata el asesino?, 112.

      46 Ibid.

      47 Ibid., 105.

      48 Miller, citado en Tendlarz y García, ¿A quién mata el asesino?, 112.

      49 La pulsión es un concepto opuesto al de instinto, ya que este define en el individuo biológico sus necesidades, cuenta con un objeto específico para satisfacerse y se inscribe en una programación orientada hacia la adaptación por parte del organismo. La pulsión, contario al instinto, no se define a partir del individuo sino del sujeto, del lenguaje y la palabra, se opone a la adaptación y no cuenta con un objeto específico para satisfacerse, sino que cualquier objeto externo, si tiene o no vida, le puede servir. La pulsión se define por ser insaciable, por estar siempre empujando para ser satisfecha, sin importar los medios ni las maneras. La pulsión se resiste a ser domesticada por el Otro de la ley, aunque bajo ciertas condiciones puede sublimarse y regularse. Individuo e instinto están en una relación de correspondencia. Por su parte, pulsión y sujeto entran en una relación compleja. El sujeto es siempre responsable de sus pulsiones sexuales y agresivas, las cuales lo incitan hacia la satisfacción en la transgresión de la ley. Esto significa que la pulsión está hecha para poner al sujeto en conflicto con la ley y con sus semejantes. A la pulsión no le interesan los deberes, la moralidad ni el respeto y la convivencia en paz, pues lo más atractivo para ella es el goce de acabar con el otro como individuo, e incluso, después de darle muerte, tal como lo indican los criminales seriales, seguir con su cadáver. “El criminal radical quiere alcanzar no solo al otro en el nivel de la vida del cuerpo individual, sino también en la materia