El Fundador del Opus Dei. I. ¡Señor, que vea!. Andrés Vázquez de Prada. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Andrés Vázquez de Prada
Издательство: Bookwire
Серия: Libros sobre el Opus Dei
Жанр произведения: Философия
Год издания: 0
isbn: 9788432140044
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deducirse que en el curso 1909-10, cursaría la Escuela elemental incompleta. En el curso 1911-12 aparece inscrito en la Escuela de ampliación y el 11 de junio de 1912 aprobó la enseñanza primaria e ingresó en el bachillerato en el Instituto de Huesca. Consta también que durante los cursos 1912-1913 y 1913-1914 cursó el primero y segundo de bachillerato y que el semanario Juventud lo citó como uno de los alumnos más aventajados de los PP. Escolapios. En el Colegio no hay datos sobre su asistencia en el curso 1914-1915 en el que hizo el tercero de bachillerato (cfr. certificado extendido por el P. Vicente Moreno SchP, Rector del Colegio, en Barbastro, el 14-II-1984: AGP, RHF, D-04311-8).

      81 Cfr. J. Lecea Pellicer, Las Escuelas Pías de Aragón en el siglo XVIII, Madrid 1972, pp. 48 y ss. y 264 y ss.

      82 A. del Portillo: Monseñor Escrivá de Balaguer, instrumento de Dios (texto publicado en En Memoria de Mons. Josemaría Escrivá de Balaguer, Eunsa, Pamplona 1976), p. 34. Y en Camino, n. 882, se lee otra imagen escolar, autobiográfica, a lo divino: Ten compasión de tu niño: mira que quiero escribir cada día una gran plana en el libro de mi vida... Pero, ¡soy tan rudo!, que si el Maestro no me lleva de la mano, en lugar de palotes esbeltos salen de mi pluma cosas retorcidas y borrones que no pueden enseñarse a nadie.

      Desde ahora, Jesús, escribiremos siempre entre los dos.

      83 Cfr. Encarnación Ortega, AGP, RHF, T-05074, p. 90. « Josemaría tenía muchos amigos —refiere Esperanza Corrales, amiga de Carmen—: hijos de familias conocidas de sus padres y compañeros del colegio. Se reunían a veces en la casa de los Esteban —el padre era Notario—, propietarios del inmueble en el que estaba el negocio “Juncosa y Escrivá” . Vivían en el primer piso de la misma casa de la calle del general Ricardos. Allí se reunían con Josemaría y los hermanos Esteban, los Cagigós, los Sambeat, los Lacau, los Fantoba» (Esperanza Corrales, AGP, RHF, T-08203, p. 10).

      84 Martín Sambeat, Sum. 5681. Y añade Martín Sambeat que «era buen compañero de todos, y jugaba como todos a los juegos habituales de aquellos tiempos, tales como la peonza, las bolas, la pelota, el aro y los toros» . Pascual Albás, primo de Josemaría, refiere que «sacaba unas calificaciones estupendas; era muy inteligente. En casa, siempre nos ponían como ejemplo las buenas notas que obtenía Josemaría. Tenía muy buen humor, era muy alegre y constante en sus obligaciones, piadoso: se le notaba ya su gran personalidad» (Pascual Albás, AGP, RHF, T-02848, p. 1).

      85 Cfr. Álvaro del Portillo, PR, p. 88; Javier Echevarría, Sum. 1774 y 1775.

      86 Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 62; Javier Echevarría, Sum. 1775.

      87 Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 18; Javier Echevarría, Sum. 1774.

      88 Cfr. Javier Echevarría, Sum. 1793.

      89 Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 31.

      90 El año 1898, en que se casaron los padres de Josemaría, se cerraba una etapa de la historia de España. El 10 de diciembre de ese año, con el Tratado de París, terminaba el imperio colonial español. La pérdida de Cuba, Puerto Rico y las Filipinas tuvo desastrosos efectos en la moral de toda la nación; pero produjo al mismo tiempo una resurrección crítica de los espíritus y de las ideas de algunos intelectuales, a los que se conoce como la generación del 98.

      Igual que en el resto de Europa, se agudiza también por entonces el problema obrero, que había estado latente durante los últimos veinte años. Es decir, desde que, con la restauración monárquica de 1874 y la flexible Constitución de

      1876, se había logrado un largo periodo de paz y orden, en el que se alternaban en el poder político conservadores y liberales. Sin embargo, las tensiones existentes en la vida española eran de orden más profundo: reformas sociales, exigencias económicas y reivindicaciones obreras.

      91 “La Cruz del Sobrarbe” era de inspiración carlista y se fundó hacia 1889; “La Época” era conservador; “El País” , de la corriente liberal de Sagasta; “La Defensa” , fundado en 1887 como independiente, se pasó luego a la corriente liberal de Castelar; “El Eco del Vero” era republicano; y “El Cruzado Aragonés” , fundado en 1903, católico; “Juventud” , en fin, fundado en 1914, era de la diócesis. Sobre Barbastro a final del siglo XIX, cfr. P. Riera y Sans, Diccionario Geográfico, Estadístico, Histórico... de España, Barcelona 1882, vol. II, pp. 48 y ss.

      92 Un intento de este tipo fue la empresa apostólica social del Cardenal Cascajares, Arzobispo de Valladolid. Esta iniciativa política tuvo muy escaso éxito. Su corta experiencia no fue satisfactoria y produjo fuertes reacciones anticlericales (cfr. G. Redondo, La Iglesia en la Edad Contemporánea, en AA. VV., Historia de la Iglesia , vol. III, Madrid 1985, p. 173).

      León XIII, con su encíclica Graves de communi, publicada el 18-I-1901, renueva la llamada hecha con la Rerum novarum (15-V-1891) en favor de la acción conjunta de los católicos; y nombra al Cardenal Primado de Toledo y a sus sucesores como directores de esta acción. De particular importancia fue la carta que el Cardenal Primado envió a los obispos el 16-X-1909. Sus indicaciones fueron, a su vez, recogidas por Mons. Isidro Badía y Sarradell, obispo de Barbastro, para sus diocesanos por Carta Pastoral publicada el 9-II-1910.

      93 Cfr. “Boletín Eclesiástico Oficial del Obispado de Barbastro” , año LVII, nº 5 (22-III-1910), pp. 96-105. Los Estatutos del Centro Católico Barbastrense se presentaron al Obispo A.A. de Barbastro que los aprobó en un decreto del 8-XII-

      1908. Unos días después, el 16-XII-1908, se presentaron también en el Gobierno Civil de Huesca. Firmaban la presentación 14 personas, entre las que figura en sexto lugar don José Escrivá, padre de Josemaría. Eran también fundadores de este Centro, don Juan Juncosa, socio del negocio del padre de Josemaría, Juncosa y Escrivá, y su cuñado, don Mauricio Albás.

      El Centro Católico Barbastrense tuvo, desde su fundación, un carácter marcadamente social. Un año después de su constitución, en cumplimiento de lo que prescribía el art. 7º, se creó la Mutualidad Católica que incluía: una Caja de Socorros Mutuos, una Caja de Ahorros y un Monte de Piedad (cfr. “Boletín Oficial de la Diócesis” , LVII, nº 6 (1-IV-1910), pp. 107-130, en que se publica el Reglamento de la Mutualidad Católica con la aprobación del Obispo A.A. y del Gobierno Civil).

      En 1910 el Obispo constituyó el Consejo Diocesano de las Asociaciones Católico-Obreras, para coordinar todas las iniciativas sociales de la diócesis, y nombró justamente a los mismos que formaban la Junta del Centro Católico Barbastrense.

      94 Cfr. Javier Echevarría, Sum. 1761; Joaquín Alonso, PR p. 1648; José Ramón Madurga, PM, f. 269.

      95 “Aetas discretionis tum ad Confessionem tum ad S. Communionem ea est, in qua puer incipit ratiocinari, hoc est circa septimum annum...” (en A.A.S., II, nº 15, 15-VIII-1910, p. 582).

      96 Álvaro del Portillo, Sum. 42. Cfr. Javier Echevarría, Sum. 1778, que añade:

      «Guardó siempre un recuerdo de particular afecto al viejo Escolapio que le enseñó la comunión espiritual. Desde que era niño, cuando se preparaba para recibir la Primera Comunión, repitió constantemente esa fórmula. Le he oído predicar muchas meditaciones sirviéndose de esa oración, repitiéndola palabra por palabra. Decía que llena el alma de paz y de sosiego, aun en los momentos de sequedad o de escrúpulo, cuando el alma se ve tan pobre y tan cargada de miserias frente a la maravilla de un Dios que se nos entrega sin reservas» . Cfr. también Jesús Alvarez Gazapo, Sum. 4278.

      Sobre el P. Manuel Laborda: cfr. AGP, RHF, D-04311-7. El P. Manuel Laborda de la Virgen del Carmen había nacido en Borja (Zaragoza) en 1848 y tenía 64 años. Era profesor de Religión, Historia, Latín y Caligrafía, y apuntaba datos de los alumnos en cuadernos que se han conservado en parte. Murió en Barbastro en 1929.

      97 Cfr. Álvaro del Portillo, Sum. 18; Javier Echevarría, Sum. 1781; Encarnación Ortega, AGP, RHF, T-05074, pp. 45 y 140.

      98 El 28 de marzo de 1950,