Si estoy enfermo, en vez de automáticamente juzgar que la enfermedad es algo malo elijo transmutarla, pensar qué función le voy a dar, preguntarme qué me quiere enseñar y en qué puede hacerme evolucionar. |
Si tuve un problema con mi pareja, me separé y no le hallé sentido a la relación, viviré ese conflicto con todas mis relaciones de pareja y eso se convertirá en un patrón hasta que le dé sentido. |
RESUMEN
Toda verdad es un mito.
El iniciado elige sus mitos, el “desde dónde” se mueve hacia su objetivo.
Se incluyen las diferencias, no se busca la igualdad entre dos personas o ideas; se honran y respetan las diferencias entre ambos porque gracias a ellas yo crezco contigo y tú creces conmigo.
Integramos todas las verdades, no somos separatistas, pues entendemos que cada verdad es un nivel de comprensión.
Todo “desde dónde” iniciático ha de ser desde las ganas de crecer y no la necesidad o la intención de tapar un vacío.
El Anya nos permite entender que no existe bien ni mal, sólo el darle funcionalidad a cada experiencia.
Nos permite hacer todo desde lo sagrado.
La integración de dos verdades inferiores genera una verdad superior.
Para crear un mito ha de elegirse una verdad imaginaria y dos verdades reales que la sostengan.
EJERCICIOS
1. Escribe en una hoja los mitos en los que tu familia y amigos están atrapados.
Por ejemplo: “La calle es muy insegura, no se puede andar por ahí a altas horas”; “para tener éxito en el trabajo hay que sacrificarse”; “para realizarte como mujer tienes que ser madre” o “no puedes sanarte una enfermedad sin ir al médico”.
2. Escribe en una hoja en qué mitos estás atrapado tú y qué “desde dónde” rigen las diferentes áreas de tu vida, para luego poder modificarlos.
Por ejemplo: “Mi desde dónde en lo profesional es ayudar a la evolución de la humanidad” o “mi desde dónde en lo profesional es el miedo a la carencia económica”.
Escribe aquí tu autoevaluación:
MUNAY
El tercer código andino, Munay, es la combinación de tres factores, amor, deseo y poder, que nos permiten elegir cómo amar y/o desear las cosas en base a nuestra terceridad; intensifica las experiencias y nos ayuda a modificar la estructura molecular de lo que queramos, así como incluir a todos los procesos, personas y momentos de nuestra existencia como parte de nosotros. Para comprenderlo en su totalidad, debemos primero definir los conceptos de amor, deseo y poder desde la iniciación y lo sagrado.
El amor es una energía de brillo y expansión que sirve para dar forma a lo que tenemos, pues no podemos amar algo que no conocemos, no hemos visto y cuya existencia no reconocemos. Amamos lo que ya tenemos y reconocemos dentro de nuestro Universo: a la familia, el trabajo, los amigos, la Tierra, el Sol. El deseo, en cambio, se aplica a las cosas no reconocidas dentro de nuestro Universo; es la fuerza que precisamos para activar la energía sexual, que seduce a lo desconocido.
Si deseo conocer Madrid, he de activar mi energía de atracción para crear esa realidad e ir hacia allí. |
El deseo es la fuerza, la chispa que detona la energía sexual necesaria para crear lo no conocido. Cuando tenemos algo fuera de nuestro Universo, a través del deseo, la sexualidad y la seducción podemos integrarlo en nosotros y junto a ese otro Universo que está afuera dar a luz a algo nuevo. Uno siempre desea lo que no tiene: no podemos desear nuestro trabajo, casa o pareja porque ya forman parte de nuestro Universo, pero sí desear nos permite atraer, conseguir lo que no tenemos, seducirlo para que llegue a nuestra existencia. Cabe aclarar que cuando hablamos de energía sexual no se trata necesariamente de genitalidad, sino de una vibración a un nivel más elevado. Por caso, cuando yo converso con otra persona mis ideas están literalmente penetrando en su campo áurico y las suyas en el mío, dando eso a luz nuevas ideas. De todos modos, el del sexo explícito resulta un buen ejemplo para dar cuenta de que sólo con amor no se puede crear, ya que por más que dos personas se amen no por eso tendrán un hijo, mientras que pueden hacerlo a través del sexo, incluso sin que haya amor.
El poder es el siguiente requisito para estar en Munay. Es la fuerza con la que manejamos lo que amamos y lo que deseamos y a su vez elijimos cómo y de qué manera amar y desear. El poder es lo que provoca la alquimia.
Si me siento mal, tengo dolor y enfado, el Munay me permite transformar ese estado en brillo y enseñanza. A través de este código, elijo comprender el enfado y el malestar y ver de qué me sirve, sin rechazarlo ni oponer resistencia. Lo reconozco como parte de mí, lo abrazo y lo transformo en poder y deseo de transformación en lo que quiero. |
Como hemos visto, el Munay es el poder de transmutar todo y aquí es donde aparece el corazón, esa fuerza del ser humano que nos permite transformar las cosas en lo que se quiera. De hecho, hay iniciados que no trabajan con el corazón y no logran transformar las cosas, sólo bloquearlas, pero el corazón puede convertir lo que viene a su vida y no es afín a nuestro Universo, así podemos trascender. Aunque en la iniciación no existen el bien ni el mal, el Munay nos da la capacidad de transformar las cosas que aparentemente son malas en buenísimas, ya que la clave está en darle una función a la experiencia que estamos trabajando para que nos ayude a evolucionar.
Para aplicar Munay, entonces, tenemos que reconocer qué cosas en nuestra vida están en Sí y cuáles en No (lo que nos resulta fácil es porque lo tenemos en Sí y lo que nos resulta difícil, en No). Por ejemplo, si se nos da fácil ganar dinero es porque tenemos la abundancia económica en Sí, mientras que si siempre nos resulta complejo encontrar a un/a compañero/a en nuestra vida a esa área la tenemos en No. Una vez habiendo tomado consciencia de ello (recordemos que sólo podemos modificar aquello que reconocemos), a lo que tenemos en No lo hemos de sexualizar, seducir, atraer a nuestro Universo. Para lograrlo, una de las maneras es mediante la parte sacerdotal del mago, la representación: hemos de personificar, simbolizar y encarnar que seducimos y atraemos aquello que deseamos.
Si quiero tener casa propia, otra persona podría representarla, entonces pongo música y me pongo a bailar seduciendo a esa persona (es decir, a la casa que deseo). Una vez que haya logrado seducirla, para mi inconsciente la casa ya está en mi Universo. |
Sexualizar también es empezar a desear conscientemente a cada célula de nuestro cuerpo, porque eso va a incrementar el deseo personal y el poder de atracción. Aplicar Munay es, por tanto, comenzar a sentir placer al cien por cien con cada cosa que hacemos, desde respirar hasta caminar, hablar o comer. Claro que hay que diferenciar la energía sexual del sexo: la gente mantiene relaciones genitales con energía sexual pero eso es sólo un acto, mientras que la sexualidad es una energía con la que se mantiene ese acto y tantos otros:
La energía sexual es la fuerza de creación que tenemos.
Por eso, a lo no conocido lo integramos en nuestro Universo con la sexualidad. Cada resultado que deseamos es como un hijo nuestro, pues el sexo da vida a cosas; toda creación es fruto de la energía sexual, esa que nos permite interrelacionarnos o relacionarnos con el alrededor. Un iniciado sexualiza todo. Bebe agua con placer, canta, siente y disfruta de su propio Universo, del contacto con las cosas, de cada alimento que come y cada persona que lo rodea. La energía sexual es una chispa y provoca que todo nos resulte atractivo y nosotros le resultemos atractivo a todo.
Si quiero dinero voy a frotar dinero por mi cuerpo, voy a sentirme bien con él y entrar en conexión sexual con él. Así, mi inconsciente lo entenderá como verdad y seguiré atrayendo dinero. |
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