Confesiones de un pianista. Justo Sierra. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Justo Sierra
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9786070260995
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propios del momento). A estas inquietudes pueden sumarse los diversos intereses intelectuales del autor, orientados hacia la historia y la literatura, que le permitieron recrear hechos o ambientes no locales y dilucidar sobre el quehacer del escritor.

      No obstante la riqueza y variedad que exhiben todas sus narraciones, es posible observar en los escritos literarios de Justo Sierra ciertas características generales que les otorgan un rasgo de estilo y les confieren unidad. La primera es el diálogo con el lector. Tal vez parezca exagerado decir "diálogo", pues en todo autor siempre está presente la conciencia de escribir para alguien; sin embargo, Justo Sierra tiene plena conciencia del lugar de su receptor. El papel que asume el narrador en sus relatos no consiste únicamente en contar la historia, sino en concebirse como un guía para el lector, que recurre a las justificaciones necesarias para otorgarles verosimilitud a sus relatos. Otra característica es la exuberancia de las descripciones, que por momentos parece que desbordarán las páginas de sus narraciones, en las que el autor recurre a una técnica pictórico-descriptiva, procedente de las artes plásticas, cuyo propósito es bosquejar a sus personajes y recrear con acierto los escenarios por donde se desplazarán. Una característica más es la búsqueda de originalidad en las estructuras que utiliza, pues éstas van desde el uso de un doble marco —es decir, del relato dentro del relato, donde prevalece el punto de vista del narrador en primera persona del singular— hasta un texto que se construye con el argumento que proporciona alguno de los personajes, o bien aquellos cuentos y novelas donde se presenta una carta para completar una información dada o para disentir de la visión presentada por el narrador.

       III

      Confesiones de un pianista se publicó por vez primera en el periódico El Domingo entre diciembre de 1872 y febrero de 1873; a la luz de una lectura contemporánea ofrece más novedades de las que en su momento y en las primeras ediciones de esta narración pudieron apreciarse. En la novela corta pueden distinguirse ciertos aspectos que la alejan del género breve, porque aunque difícil de definir, la nouvelle, como se le denomina en Francia, presenta una serie de características que la deslindan tanto del cuento como de la novela. A saber: una mediana extensión, así como la división en capítulos que permiten el manejo de una trama central que puede tener diversas ramificaciones para ofrecer un tratamiento mayor de los personajes, del tiempo y del espacio, sin que el narrador descuide la intensidad y tampoco incurra en la dilatación ni en la morosidad, elementos más próximos a la novela. Estos elementos podemos apreciarlos en la novela de Justo Sierra.

      A mi juicio, tres son los aspectos que le otorgan a la narración de Sierra calidad literaria y un lugar sobresaliente en el devenir de la novela corta en nuestra literatura: la estructura, la configuración del personaje protagónico y la presencia de una serie de dicotomías características de la modernidad.

      Confesiones de un pianista consta de nueve episodios mediante los cuales el lector conoce la vida de Antonio, un joven músico que abandona su lugar de origen en la costa para trasladarse a la ciudad de México con el propósito de terminar su educación musical y consumar la aspiración de ser compositor. Para la factura de esta obra Justo Sierra acudió a dos elementos caros a la estética romántica: la música y la introspección del "yo". El quinto Nocturno de Joseph Leybach (l817-1891), compositor francés hoy prácticamente desconocido para nosotros, pero que gozó de cierta popularidad en el siglo XIX, es el leitmotiv que recorre la novela en la que el pianista, mediante el recurso de la confesión —palabra a viva voz como asevera María Zambrano—, expresa la historia de su fracaso, la historia de las "ilusiones que han partido, esperanzas que no volverán".

      Si bien las alusiones al Nocturno de Leybach no son frecuentes en el transcurso del relato, cuando aparecen son detonadoras de acciones, de sucesos que contribuyen a la disposición de la trama y establecen momentos decisivos en la narración. Así, en el episodio inicial de la novela, la interpretación del Nocturno, pieza romántica de tono lento y soñador, frente al lecho de muerte de Eduardo, propicia el desplazamiento del protagonista a la ciudad; tiempo después su ejecución, debida a un capricho de la veleidosa Emilia, trunca la promesa sagrada brindada por el pianista a su madre de sólo tocarla como expresión de un vínculo de unión con el pasado, con la vida sencilla, con la tradición. Esta circunstancia, entre otras, trae consigo la pérdida de lo más sagrado para el protagonista: la familia, el amor y la inocencia representados en la tía Victoria y en Luisa.

      Para contarnos la vida de Antonio, esa vida que necesita ser revelada, expresada, Sierra acudió a una estructura original y diversa en recursos narrativos. En Confesiones de un pianista, el autor hace del fragmento el elemento que cohesiona la narración; la historia que leemos hilvana confesiones, epístolas, pensamientos, notas de diarios, preponderantemente del narrador, aunque también se incorporan los escritos de sus amigos Félix y Ricardo, mecanismos a través de los cuales se va develando el "yo" del protagonista en plena conformación.

      La singularidad de esta novela reside en la utilización acertada de varios narradores y géneros literarios, porque permite al autor configurar no sólo la personalidad y el temperamento del protagonista, sino además manifestar las reflexiones y los conflictos del músico frente a una serie de dicotomías que le plantea la modernidad: la tradición frente a la novedad, el campo frente a la ciudad, el deber frente al deseo, la vida tranquila frente a la bohemia, la religión frente a la duda; inquietudes, como sabemos, que también fustigaron la sensibilidad del joven Justo Sierra. De esta aseveración, puede inferirse que la figura de Antonio sea, en parte, un alter ego del propio Sierra, pues basta atender, particularmente en los primeros episodios, las abundantes alusiones a diversas disciplinas artísticas para suponerlo; sin embargo, más allá de la sabiduría ostentada por el protagonista, lo que prevalece es la capacidad inventiva del escritor.

      En los primeros episodios, Antonio, narrador y personaje, transita de un pensamiento llamémosle tradicional a uno más complejo en el que se entabla una lucha entre el deber y el deseo. Al inicio de la novela, debido a las eficaces descripciones del entorno, vemos al pianista en un locus amoenus, en una sencilla casa, en un lugar idílico de la costa en compañía de su tía y de Luisa, las dos mujeres que le brindaron un hogar y le ayudaron a salir adelante luego de la muerte de sus padres; esta especie de trinidad sagrada será trastocada con el viaje a la ciudad de México. Desde la primera confesión del protagonista, observamos que posee una sensibilidad muy acusada, "un espíritu agitado", que obliga al piano, como él lo declara, a "interpretar mis emociones". De esta exacerbación del sentimiento se derivarán sus primeras e intuitivas apreciaciones de la ciudad que lo hacen concebirla como un lugar de "pasiones en guerra, inteligencias en combate, el placer y el sufrimiento disputándose el trono, el oro al lado de la llaga, la sombra y la luz repitiendo la lucha de Jacob y el Ángel". Posteriormente, y luego de vivirla, la ciudad será descrita en términos de los avances tecnológicos propios de las metrópolis: "este México me da idea de uno de esos aparatos electromagnéticos del doctor Duchesne, con cuyas corrientes estamos en perpetua aunque invisible comunicación, y que mantienen el sistema nervioso en un grado de excitación extraordinaria, a juzgar por lo que con ellos he sentido".

      Por otra parte, las reflexiones alrededor de la música, la poesía, el arte y la creación se entrelazan con los pensamientos del personaje que, conforme avanza la narración, experimenta una mayor perturbación por la vida que le ofrece la ciudad, con todas las oportunidades y las trampas que son propias de una sociedad en proceso de modernización.

      Uno de los pasajes sobresalientes de las Confesiones es aquel donde el autor recrea un cuadro de la bohemia en la ciudad de México, en el que se escuchan los ecos de La Bohème de Puccini, pues recuerda las ideas que Sierra había expresado en una serie de artículos titulados "Cristal de bohemia", publicados en El Renacimiento en 1869, donde apuntaba que:

      Porque siendo para nosotros la humanidad una especie de gitana de los siglos queriendo comprender a dónde va, sin poder saber de dónde viene, algunas veces la vida, con todo lo que tiene de amargo y de serio, nos parece una inmensa chanza; en el fondo de todas las cosas de este mundo se nos figura hallar un enorme hueco, y medio risueños, medio tristes, pero siempre poetas, nos lanzamos, vagabundos del sentimiento, por los caminos anchos y libres de la imaginación con nuestra alforja de ilusiones