Expedición de Catalanes y Aragoneses al Oriente. Francisco de Moncada. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Francisco de Moncada
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 4057664186645
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por lo menos impidiera el no servirse de ellos en los cargos supremos: cosa indigna de lo que merecían sus servicios, nobleza y cargos administrados en paz y guerra. El segundo motivo, y el que mas le obligó á salir de Sicilia, fué ver al Rey imposibilitado de poderles sustentar con la largueza que antes, por estar la hacienda Real y Reino destruidos por una guerra de veinte años, y ellos acostumbrados á gastar con exceso la hacienda ajena como la propia cuando les faltaban despojos de pueblos y ciudades vencidas. Como entre ambas cosas cesaron hechas las paces, y fenecida la guerra, juzgaron por cosa imposible reducirse á vivir con moderacion.

      El Rey Don Fadrique, y su padre y hermano, con su asistencia en la guerra, y como testigos de las hazañas, industria y valor de los súbditos, pocas veces se engañaron en repartir las mercedes; porque dieron más crédito á sus ojos, que á sus oidos, y siempre el premio á los servicios, y no al favor. Con esto faltaban en sus Reinos quejosos y mal contentos, pero no pudieron dar á todos los que le sirvieron estados y haciendas, con que algunos quedaron con menos comodidad que sus servicios merecian. Pero como vieron que los Reyes dieron con suma liberalidad y grandeza lo que lícitamente pudieron á los mas señalados Capitanes, atribuyeron solo á su desdicha, y á la virtud, y valor incomparable de los que fueron preferidos, el hallarse inferiores.

      Estas fueron las causas que movían los ánimos en comun para tratar de engrandecer en nuevas empresas y conquistas. Los más principales Capitanes que animaban y alentaban á los demás, fueron cuatro, debajo de cuyas banderas, sirvieron Roger de Flor Vicealmirante de Sicilia, Berenguer de Entenza, Ferran Jimenez de Arenós, ambos ricos hombres, y Berenguer de Rocafort; todos conocidos y estimados por soldados de grande opinion. Comunicaron sus pensamientos entre sus valedores y amigos, y hallándoles con buena disposicion y ánimo de seguirles en cualquier jornada, se resolvieron de emprender la que pareciese más útil y honrosa. Para la conclusion de este trato se juntaron en secreto, y antes de discutir sobre su expedicion, quisieron darle cabeza; porque sin ella fuera inútil cualquier consejo y determinacion, faltando quien puede y debe mandar. Con acuerdo comun de los que para esto se juntaron, fué nombrado por General Roger de Flor Vicealmirante, poderoso en la mar, valiente y estimado soldado, práctico y bien afortunado marinero, persona que en riquezas y dinero excedia á todos los demas Capitanes; causa principal de ser preferido.

       Índice

      Quien fué Roger de Flor.

      Nació Roger de Flor, á quien los nuestros eligieron pro General y suprema cabeza, en Brindiz de padres nobles, su padre fué Alemán, llamado Ricardo de Flor, cazador del Emperador Federico su madre Italiana, y natural del mismo lugar. Murió Ricardo en la batalla que Cárlos de Anjou tuvo con Coradino, cuyas partes seguia, por ser nieto de Federico su Príncipe y señor. Cárlos insolente con la victoria, después de haber cortado la cabeza á Coradino, confiscó las haciendas de todos los que tomaron las armas en su ayuda. Con esta pérdida quedó Roger y su madre con suma pobreza, y con la misma se crió hasta la edad de quince años, que un caballero Francés, religioso del Temple, llamado Yassaill, se le aficionó con ocasion de asistir en Brindiz, con el Alcon nave del Temple, cuyo Capitan era. Navegó juntamente con él Roger algunos años, y ganó tan buena opinion en el ejercicio que profesaba, que la Religion le recibió por suyo, dándole el hábito de fray sargento, en aquel tiempo casi igual al de caballero. Con el Roger comenzó á ser conocido y temido en todo el mar de Levante, al tiempo que Prolemayde, dicha por otro nombre Acre, se rendió á las armas de Melech Taseraf Sultan de Egipto, Roger, como refiere Pachimerio, era uno de los asistian en un Convento del Temple; y viendo que la ciudad no se podia defender, recogió muchos Cristianos en un navío, con la hacienda que pudieron escapar de la crueldad y furia de los Bárbaros.

      No le faltaron á Roger enemigos de su misma Religion, que envidiosos de sus buenos sucesos, le descompusieron con su Maestre, haciéndole cargo que se habia aprovechado por caminos no debidos á su profesion, y defraudado los derechos comunes, y alzádose con todos los despojos de sacó de Acre; que como ya esta célebre y famosa Religion se hallaba en su última vejez, y cerca de su fin, sus partes se habian enflaquecido con los vicios de la mucha edad y tiempo. La envidia, la avaricia, y ambicion habian ocupado sus ánimos en lugar del antiguo valor, y de la mucha conformidad, y piedad Cristian, que los hizo tan estimados y venerados en todas las Provincias.

      Quiso el Maestre con esta primera acusacion prenderle, pero Roger tuvo alguna noticia de estos intentos, y conociendo la codicia de su cabeza, y ruindad de sus hermanos, no le pareció aguardar en Marsella, donde á la sazon se hallaba, sino retirarse á lugar más seguro, y dar tiempo á que la falsa y siniestra acusacion se desvaneciese. Retiroso á Génova, donde ayudado de sus amigos, y particularmente de Ticin de Oria, armó una galera, y con ella fué á Nápoles, y ofreciese al servicio de Roberto Duque de Calabria, á tiempo que se prevenia y armaba para la guerra contra Don Fadrique. Hizo Roberto poco caso de su ofrecimiento, y del ánimo con que se le ofrecía, juzgándole por tan corto como el socorro. Obligó á Roger este desprecio á que se fuese á servir á Don Fadrique su enemigo, de quien fué admitido con muchas muestras de amor y agradecimiento: efectos no solo de su ánimo generoso, y condicion apacible para con los soldados, pero de la fuerza de la necesidad de la guerra; porque no fuere cordura desechar al que voluntariamente ofrece su servicio en tiempos tan apretados, como en los que corren riesgo la vida y libertad, y cuando se apartan los mayores amigos, y obligados. El que llega á ser amigo en los peligros y cuando el Príncipe es acometido de armas mas poderosas, sin obligacion de naturaleza y fidelidad de súbdito, debe ser admitido y honrado, aunque le traiga su propio interés, ó algun desprecio, ó agravio del contrario, que cuanto más ofendido, más util y seguro será su servicio.

      Fuese luego encendiendo la guerra entre Roberto y Fadrique, y Roger acreditose en ella con importantes servicios, socorriendo diversas veces plazas apretadas del enemigo, y con la pequeña armada, que llevaba á su cargo, impidiendo la libre navegacion de los mares y costas de Nápoles, con que llegó á ser Vicealmirante, y en menos de tres años hizo cosas tan señaladas, que fué una de las mas principales causas de conservar á su Príncipe en Sicilia, alcanzando juntamente para sí nombre inmortal, y riquezas mas que de vasallo. En este estado se hallaba Roger cuando le tomaron los Catalanes y Aragoneses por General en la empresa que intentaban.

       Índice

      Determinan los capitales su jornada, y suplican al Rey les favorezca.

      Los Capitanes trataron con el nuevo General cual sería la más conveniente y provechosa empresa, y resolvieron de comun parecer de ofrecerse al Emperador de los Griegos Andronico Paleólogo casi oprimido de las armas de los turcos; porque á mas de que Andronico se tenía por cierto que buscaba socorros de naciones extranjeras, dudoso de la fidelidad de los suyos, era Príncipe que tenía poca correspondencia con el Papa, á quien Roger temia por haber maltratado en tiempo de guerra las Provincias de la Iglesia, y siempre vivía con recelos de que el Papa pidiese á Don Fadrique su persona como de Religioso Templario, para vengarse de él entregándole á su Maestre y Religion. Y aunque no se podia esperar de la grandeza de Don Fadrique hecho tan feo, pero como los Reyes alguna veces no miden sus intereses con lo que deben á su estimacion y fama, olvidan con facilidad los servicios por otras mayores conveniencias. Y pudiera ser que rehusando Don Fadrique el entregar á Roger, fuera ocasion de rompimiento y guerra; y así no quiso Roger poner á Don Fadrique en nuevos cuidados, ni su libertad en peligro si se quedára en Sicilia. Pachimerio dice que el Papa se le pidió á Don Fadrique, y que juzgando no ser justo entregar á quien tambien le habia servido, ofreció entonces de escribir y rogar al Emperador Andronico le trajese á su servicio; porque de esta manera saldria honrado de sus tierras, y el Papa no podria quejarse de que él amparaba los fugitivos de las Religiones. Pero en este caso me parece dar más crédito á Montaner; porque al principio de este capítulo escribe Pachimerio, que si en esta relacion se apartáre de la verdad, no tendrá la culpa el escritor, sino la fama de quien él lo supo, y como la que corria entre los Griegos