“¡Vamos!" espetó su madre, haciendo temblar los rodillos en su cabeza. “¿Por qué te quedas ahí parada?"
Vivian sintió una sonrisa en la comisura de la boca. Muy lentamente, dio otro paso hacia su madre. Cuando habló, su voz era fría y sin emoción.
"No voy a ir a la fiesta de los Sandersons."
Su madre le devolvió la mirada, su mirada estaba llena de odio.
“¿Que no vienes?", exclamó. "Esa no es una opción, señorita. Este es uno de los eventos más importantes en el calendario de este año. Si no vienes, va a empezar a correr todo tipo de rumores. Ahora, date prisa, sólo tenemos una hora antes de que llegue el coche. ¡Y mira tus uñas! ¡Parece que te hubieras estado arrastrándose en la tierra! "
La miraba con una incredulidad, mezclada con desconfianza y vergüenza.
La ira de Vivian sólo se profundizó. Pensó en la forma en que su madre la había tratado durante toda su vida, siempre colocando primero sus compromisos sociales, y sólo se interesaba en Vivian cuando encajaba con la imagen perfecta que quería proyectar al mundo. Odiaba a esta mujer, más de lo que podría afirmar.
"No voy a ir a la fiesta de los Sandersons," Vivian gruñó, mientras daba un paso para estar más cerca de su madre.
Entonces, se dio cuenta de que había una palabra para lo que estaba haciendo: acecho. Es lo que los animales de caza hacen en la naturaleza cuando se están acercando a sus presas. Un estremecimiento de anticipación corrió por ella mientras observaba el cambio de expresión de su madre: de la frustración al miedo.
"No voy a ir a la fiesta de los Sandersons", dijo Vivian de nuevo “o a la de los Johnson, o los Gilbertons', o los Smythes '. No voy a ninguna otra fiesta nunca jamás.”
La expresión en los ojos de su madre era algo que Vivian nunca querría olvidar.
"¿Qué te pasa?", ella dijo, esta vez había un temblor nervioso en su voz.
Vivian se le acercó más. Se humedeció los labios y chasqueó el cuello.
Su madre dio un paso hacia atrás, estaba horrorizada.
"Vivian …", comenzó.
Pero no pudo terminar.
Con las manos extendidas, Vivian se abalanzó hacia ella, mostrando los dientes. Agarró a su madre, le tiró la cabeza hacia atrás, y hundió sus dientes en su cuello. Sus gafas de sol Prada volaron al suelo y ella los pisoteó bajo sus pies.
El corazón de Vivian empezó a latir más rápidamente mientras el sabor metálico de la sangre llenaba su boca. Y cuando su madre cayó inerte en sus brazos, Vivian sintió una abrumadora sensación de triunfo.
La soltó y el cuerpo sin vida de su madre cayó al suelo, no era más que un montón de miembros retorcidos y ropa de diseño. Sus ojos muertos miraban directamente a Vivian, sin ver. Vivian le devolvió la mirada y lamió la sangre de sus labios.
"Adiós, Madre," dijo.
Se dio vuelta y atravesó el jardín de sombras, corriendo cada vez más rápidamente, y enseguida estaba volando, en el aire de la noche, sobre su residencia impecable, hacia la noche fría, fría. Ella encontraría al hombre que le había hecho eso, y le desgarraría miembro por miembro.
CAPÍTULO QUATRO
La luna llena brillaba arriba de Kyle, haciendo que los árboles que se alineaban en la calle suburbana de la casa de Vivian se vieran como esqueletos. Se lamió la sangre seca de los labios, saboreando su sabrosa caza, recordando la expresión de miedo y terror de Vivian. Y eso le dio fuerza. Ella, decidió, sería la primera de muchos, la primera víctima en el ejército de vampiros que estaba a punto de crear.
La preparatoria. Sería su próxima parada. Tenía un deseo ardiente de encontrar a la chica que lo había convertido -Scarlet. Tal vez estaría allí, o alguien podría saber dónde estaba.
Si no, estaría bien de todos modos pues habría un suministro sin fin de chicos para convertir. Desde el banquete con Vivian, se había engolosinado con el sabor de los adolescentes, y le gustaba la idea de tener un pequeño ejército obediente que lo siguiera. Más que eso, le gustaba la idea de causar estragos en esa ciudad y en el mundo.
Kyle comenzó a correr por la banqueta, y luego se detuvo en seco y se rió para sí. Se acordó de que ahora era un vampiro, con la fuerza y la habilidad por encima de lo que un humano podría soñar, y lo más importante, tenía la capacidad de volar. Era lo único que no había probado todavía. Y ahora quería sentirlo todo, y sentirlo completamente. Quería elevarse al cielo y mirar hacia abajo a esas insignificantes hormigas con sus pequeñas vidas sin brillo. Quería precipitarse hacia ellos y cazarlos como un águila capturando su presa.
Sonrió para sí mientras daba dos pasos grandes y se elevaba en el aire.
Fue estimulante. El viento pasaba junto a él, revolviéndole el pelo mientras volaba más y más alto en el cielo. Debajo de él, podía ver las pequeñas luces parpadeantes de la ciudad. Pensó en todas las personas en sus hogares, ignorantes del infierno que estaba a punto de desatar. Se rió para sí, imaginando el caos que estaba a punto de crear. Nada le daría más alegría que destrozar todas y cada una de sus vidas.
Pronto Kyle vio la escuela preparatoria a lo lejos, muy por debajo. La policía había establecido un bloqueo alrededor de un área grande de la zona, incluyendo cada camino que llevaba a la escuela. Cada camino estaba lleno de patrullas de la policía.
Idiotas, Kyle pensó mientras volaba directamente sobre ellos sin ser notado.
Eran presa la ignorancia por sus limitaciones. Era claro que la idea de un vampiro asesino suelto era demasiado para sus pequeños cerebros, por lo que en lo había bajado de categoría a sólo un asesino suelto. No tenían ni idea.
Cuando Kyle se acercó a la entrada de la escuela, vio los trozos de cinta policial aleteando con el viento donde los dos hombres habían tratado de dispararle. Vio su propia sangre sobre el cemento. Apretó los puños y pensó en que ahora nadie podía detenerlo. Ahora, era inmortal. Ni coches, ni balas, nada podía detenerlo.
Entonces, decidió entrar por la entrada trasera. Bajó sobre el campo de atletismo, donde había una práctica de fútbol bajo el resplandor de los reflectores, y se escondió entre las sombras. Usando su vista súper aguda, enfocó en las patrullas de policía aparcadas tan solo a la vuelta de la calle, con la idea de que estarían fuera de vista. Tal vez, Kyle pensó con una sonrisa, estaban fuera de la vista de un ser humano. Pero no de un vampiro.
El lugar estaba en completo desorden. Había vidrios rotos y basura desparramados por todo el pavimento. Se preguntó cómo pudieron convencer a los niños a permanecer en la escuela. Era que no quería saber, de nuevo, pensó.
Se paseó hacia las puertas cerradas del gimnasio, concluyó que era el mejor camino para entrar a la escuela. Allí, pudo notar, también había mayor vigilancia. Kyle vio que habían colocado a un tipo corpulento junto a las puertas, incluso era más grande que él. Era el tipo de guardia de seguridad que sería más fácil encontrar en un club nocturno del centro que en una escuela preparatoria. Kyle solo sonrió para sí, saboreando el reto de hacerse cargo del hombre.
Con confianza, se paseó hasta donde estaba el guardia de seguridad, mientras notaba cómo la mano del hombre se deslizaba hacia su cintura. Kyle supuso que estaría alcanzando ya sea una pistola o un walkie-talkie de radio para pedir refuerzos. Nada de eso perturbaba a Kyle. Las armas no podían matarlo e incluso ni un centenar de agentes de policía no podrían hacer nada para detenerlo.
"Tienes el descaro para volver", dijo el guardia de seguridad mientras Kyle se acercaba a él. “Te están buscando. Todo el personal de policía y de seguridad de la ciudad tienen tu foto. Toda la ciudad te está buscando.”
Kyle