y la primera y remotísima advertencia del auténtico fin de la vida.
Goffredo Parise
También esta es una extraña pregunta, cuya respuesta podría parecer inútil o sin sentido y, sin embargo, tiene su importancia.
El uso de los ordenadores, tabletas y smartphones para leer y escribir no cambia solo capacidades del cerebro como la atención o la concentración, sino también la actividad y las conexiones cerebrales se modifican.
En los niños se ha demostrado, por ejemplo, que escribir una carta a mano activa determinadas áreas del cerebro, mientras digitarla sobre un teclado no consigue el mismo efecto.
Además, tener un bolígrafo "enciende" áreas motoras cerebrales activadas incluso por la lectura, en una sinergia positiva probada con experimentos dirigidos por Karin James de la Universidad de Bloomington, en Indiana.
Según James "en los adultos, las zonas que se activan leyendo son las mismas que vemos encenderse en los niños cuando observan una letra individual que han aprendido a escribir a mano; en los pequeños que solo saben digitar en el teclado este fenómeno no se produce".
Es decir, la escritura sobre un papel enseña a leer mejor, porque contribuye a reforzar las áreas del cerebro donde se reconoce la forma de las letras o en las que se asocian los sonidos con las palabras.
Está claro que esto no sirve para realizar los deseos, pero es uno de los motivos por los que es importante escribir a mano.
Tomar notas a mano usando papel y bolígrafo ayuda a interiorizar y recordar mejor la información en un segundo momento, según los resultados de una reciente investigación de la Universidad de Princetown.
A quien le gusta el esoterismo debería saber ya que la tinta usada para escribir se "empapa" de nuestra esencia, dejando una marca nuestra a un nivel de "alma" o "espíritu".
Evito entrar en estas cuestiones espirituales porque no tienen que ver con el tema del libro y, sobre todo, no son nociones que perjudican a la obtención de la técnica; solo nos hace falta saber que es mejor escribir y en la era que estamos atravesando esto es más importante que nunca, porque es una costumbre que estamos perdiendo.
Escribir nos pone en contacto con nuestro inconsciente que, aunque todavía no haya sido citado, tiene un papel determinante en esta técnica.
Escribir o dibujar traza una dirección que nuestro inconsciente se encontrará más adelante.
Llegados a este punto la pregunta es:
¿POR QUÉ DEBERÍA FUNCIONAR?
En la vida existen dos tragedias:
La primera es la falta de realización de un íntimo deseo,
la segunda es su realización.
George Bernard Shaw
La que estoy a punto de presentaros es una técnica muy antigua, de origen budista y me doy cuenta de que ello podría provocar perplejidad ya que, generalmente dicha religión se asocia normalmente principalmente en la renuncia, el abandono de cualquier comodidad y riqueza material para obtener la iluminación.
Una piedra angular del budismo afirma: aquello que siembras, recogerás; lo que otros llaman ley del Karma, algunos, más modernos, lo llaman la ley de la atracción; mientras otra serie de personas la llama la ley de la causa y efecto.
Otra piedra angular es la flor de loto nacida del barro, metáfora que equivale a decir que incluso el más grande los sufrimientos se puede convertir en alegría, incluso empezando en el lugar más ínfimo, como el barro.
Otro concepto básico, aunque no es muy conocido, es el que afirma que los deseos terrenales son iluminaciones, es decir, realizándote obtienes tu recorrido espiritual.
En el Budismo se cree, simplificándolo y sin demostrarme demasiado experto, en un Universo Creador o Energía Universal, de la que formamos parte, siendo también parte de ella. La Energía Universal es la Creación pero también nosotros mismos somos la Energía Universal y la Creación; no existe separación, también nosotros somos "creadores".
Este es el papel que nos proponemos asumir en relación a nuestros deseos, nosotros somos nuestros deseos, existen y somos sus creadores, creadores tanto del deseo como de la realización del mismo.
Hemos citado la parte inconsciente, que tiene un papel determinante en todo ello, pero ¿por qué?
Sobre todo, si debiésemos comparar entre la parte consciente o lógico-racional de un individuo y su parte inconsciente, la imagen del iceberg encaja perfectamente. Aunque un iceberg flotante en el mar pueda parecer enorme, debéis saber que lo que veis es solo una décima parte del total del bloque de hielo, el restante noventa por ciento está bajo el agua, escondido, pero es mucho más imponente.
Por lo tanto, la mayor parte de los procesos que se producen en nuestra mente son inconscientes, es decir, independientes de nuestra voluntad.
Entre estos, la respiración, todo lo que afecta al mecanismo corporal, pero también todo lo que se ha aprendido, todos los recuerdos, etc.
También en este caso me abstendré de profundizar en el tema (porque me haría falta un libro o quizá más, solo para ello...), el objetivo es solo el de dar cualquier breve indicación.
Todo se puede resumir de esta manera, es decir, que poner en práctica esta técnica hace que se agiten fuerzas y mecanismos internos en nosotros que también consiguen modificar, inexorablemente, lo que se produce en el exterior y todo lleva a que el individuo realice elecciones, comportamientos y acciones que alcanzan el objetivo, el deseo exprimido.
Para hacer funcionar el mecanismo de los modos, hacen falta las "cualidades", los modos de pensar y de ser que facilitan enormemente todo, pero no tengáis miedo, el hecho de practicar la técnica os llevará a cultivar dichas cualidades, a desarrollarlas y, a lo largo del tiempo, a reforzarlas.
La primera cualidad la podremos definir naturaleza, y la podemos resumir como el comportamiento adapto para creer que no puede ser de otra manera lo que queremos; con otras palabras, creer que la cosa tiene que suceder porque debe.
La segunda se vincula a la precedente y la podremos definir como la espontaneidad, el hecho de que es tan natural lo que deseamos que lo conseguimos de manera espontánea, como reír con un chiste o rascarnos cuando sentimos picazón.
La tercera es la confianza, seguridad a la hora de creer que el deseo, antes o después, de una manera u otra, se realizará.
La cuarta la podremos definir ingenuidad o inconsciencia, sin dar connotaciones negativas a estos términos, viéndolas simplemente como estados mentales donde no se nos pregunta si es justo o si es el momento de desear ciertas cosas determinadas, se desean y punto.
La inconsciencia no es necesariamente sinónimo de estupidez, aquí hablamos de no dejarse bloquear por el miedo, especialmente si el miedo