Esta travesía permite de manera visual estimular la reflexión sobre la evolución histórica de la más bella de las bellas artes, la cual ha permitido a la especie homínida lubricar su existencia a partir de actos de cuidado que han delineado a través de la historia las expresiones artísticas y científicas de la enfermería como profesión.
Un viaje a través del cuidado de lo humano, pretende establecer las relaciones del saber y el quehacer de la actividad de incidir a lo largo de los siglos, desde las prácticas cuidadoras, en el control de la enfermedad y la muerte y en el valor otorgado a los elementos del cuidado desde una perspectiva social, económica y religiosa.
Este viaje se realizará también con un enfoque ético filosófico que permita una reflexión para revisar, reconstruir y reanimar el sentido de la existencia, con la perspectiva de una vida moral pensada en términos de responsabilidad por el otro y de disponibilidad para atender, cuidar y cargar con el otro, rescatando categorías ético filosóficas del “sí mismo como otros”3
El libro es una pregunta, que se convierte en una hipótesis histórica sobre la actividad de cuidar; propone una reflexión a lo largo de la historia, desde la perspectiva de la beneficencia, en tanto el establecimiento de una mutua y libre relación de proximidad y afinidad entre cuidador y sujeto de cuidado, interactúan con fines benéficos, asumiendo, la obligación moral de “cuidar” como posibilidad existencial, responsabilidad histórica y apertura de trascendencia ontológica.
Se hace una mirada a enfoques en los cuales a la enfermería se le ha considerado como la más antigua de las artes y la más joven de las profesiones; “la enfermera sin formación es tan antigua como la raza humana; la formada es un descubrimiento reciente. La diferencia entre ambas solo sería producto del comentario agudo sobre las insensateces y los prejuicios del género humano”4
De igual manera se comparte la idea propuesta en muchos textos, según los cuales la génesis de la enfermería se considera como un episodio ligado a la historia de la mujer. Un historiador ha descrito este fenómeno con una afirmación clara y categórica: “La enfermera es el espejo en el que se refleja la situación de la mujer a través de los tiempos; durante los períodos en que la mujer estuvo rigurosamente confinada al hogar por imposiciones sociales y sus energías se dirigieron exclusivamente a la vida familiar, la enfermería debió adoptar un carácter de arte doméstico”5
El reflejo de este espejo, nos permite realizar una travesía por diferentes episodios de la historia de la humanidad, en los cuales el concepto de enfermería se hace partícipe de la cultura de las diferentes épocas y momentos históricos. Como todo viaje lleno de sinuosidades, de éxitos y frustraciones al unísono con la historia, la enfermería hace su aporte indispensable a la humanidad, impulsada por “un grado de consideración hacia los desvalidos y oprimidos, benevolencia y compasión para con los desgraciados y los que sufren, tolerancia hacia aquellos de religión, raza o color diferentes, etc, tiende a promover actitudes fundamentalmente humanitarias”6
Así, el significado de la enfermería ha evolucionado desde una connotación de actividad humana innata de amamantar a un niño hasta otros de naturaleza más compleja y elaborada como lo veremos en esta travesía.
Podemos tener en cuenta que “La enfermería tiene su origen en el cuidado materno de los niños indefensos y tiene que haber coexistido con este tipo de cuidado desde los tiempos más remotos. La palabra inglesa Nursery deriva del latín “Nutrire” que significa nutrir. El término inglés Nurse también tiene sus raíces en el latín “Nutrix” que significa madre que cría. Los vocablos latinos fueron la base de la palabra francesa Nourrice y de la española Nodriza, que se referían a la mujer que amamantaba a un niño en especial al hijo de otra”7 .
Este origen de la enfermera asociado al instinto maternal la invistió de un fuerte componente de género, pero la historia de la enfermería refleja que también los hombres poseen una tendencia natural a responder frente al desamparo o la vida amenazada por la enfermedad o el mal. Hombres y mujeres han ejercido como enfermeros y enfermeras a lo largo de la historia.
El papel de la enfermera se fue ampliando desde el rol de madre hasta el cuidado de enfermos, ancianos, personas desvalidas o débiles minusválidos, junto con la promoción de la salud; su acción se convirtió en un componente vital de la enfermería como concepto global.
Además, con el tiempo el cuidado también pasó a abarcar el afecto, preocupación, solidaridad y responsabilidad hacia los necesitados8
Con el desarrollo de las civilizaciones, los cuidados brindados a los que sufrían y a los desvalidos, requerían como componentes imprescindibles: la motivación, el altruismo, el humanitarismo, el fervor religioso, considerados como las formas más nobles de amor y bondad.
Sin embargo, con el transcurrir histórico el desarrollo de la enfermería requirió de otros ingredientes esenciales: habilidad, experiencia y conocimientos. El conocimiento de los hechos y principios proporcionaría el impulso para que la enfermería se convirtiera tanto en un arte como en una ciencia. Citando a IM Stewart,9 Patricia Donahue afirma que “La cabeza, el corazón y las manos se unieron firmemente para asentar los poderosos cimientos de la enfermería moderna. Estos tres elementos esenciales corresponderían a la ciencia, el alma y la habilidad de la enfermería, e incluso, en otro contexto, serían sinónimos de los aspectos teórico, práctico y ético moral de la misma. La negligencia o preponderancia de cualquiera de estos elementos daría como resultado un desequilibrio en los cuidados”10
Para abordar la evolución de los cuidados a través de la historia, se retoman las etapas de las distintas formas de identificación de las prácticas de cuidado descritas por Colliére, MF11. Estas etapas no tienen unos límites temporales definidos, pero es posible visualizar con nitidez grandes momentos de la evolución de la cultura y sus conceptos sobre salud, y enfermedad y como éstos influyen en los cuidados de enfermería. Es de aclarar que se realizarán algunas modificaciones que pretenden mostrar las prácticas de cuidado desde una perspectiva latinoamericana las cuales muestran fenómenos particulares propios de nuestras regiones y por esta razón tendrán una denominación particular en los capítulos del libro.
-Etapa doméstica: se propone el concepto de ayuda a los demás y la salud como mantenimiento de la vida. En ella el cuidado se centra en el hogar, derivado de los cuidados de la mujer. Corresponde al capítulo denominado “Erase una vez un mundo mágico y encantado”
-Etapa vocacional: Desde la perspectiva Europea estaría claramente asociada con el nacimiento de la religión cristiana, la salud considerada como designio de Dios y por lo tanto definido el cuidado como una práctica de salvación eterna, Colliere12, plantea la figura de la mujer consagrada y el cuidado derivado del servicio, la religiosidad, la obediencia, la sumisión y la preparación en manos de la inspiración divina. Sin embargo desde la perspectiva americana se resalta el cuidado desde la tensión derivada de las prácticas indígenas frente a las impuestas por otro mundo mediante la conquista y colonización. Por lo tanto, esta etapa se describe en el segundo capítulo con el nombre de “idolatría y politeísmo vs salvación eterna”.
-Etapa técnica: En esta etapa la salud es entendida como lucha contra la enfermedad, el cuidado centrado