Caracterización agroecológica y resiliencia de sistemas citrícolas en el departamento del Meta, Colombia. José Alejandro Cleves-Leguízamo. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: José Alejandro Cleves-Leguízamo
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Математика
Год издания: 0
isbn: 9789587947212
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como León y Altieri (2010) consideran que la agroecología como ciencia tiene como objeto de estudio los agroecosistemas, y que analiza en ellos las interacciones ecológicas y culturales desde una mirada sistémica, siendo una expresión natural de las discusiones ambientales que han sido trasladadas al sector productivo primario (León, 2010b, 2014) (figura 1).

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      Fuente: elaboración propia con base en datos de León (2010a, 2014) y León y Altieri (2010).

      Como se indicó previamente, el enfoque agroecológico considera a los agroecosistemas como su unidad de estudio y analiza los ciclos de los minerales, las transformaciones de la energía, los procesos biológicos y las relaciones socioeconómicas (Altieri, 2010; Altieri y Nicholls, 2008).

      León (2014) los definió como:

      El conjunto de relaciones e interacciones que suceden entre suelos, climas, plantas cultivadas, organismos de distintos niveles tróficos, plantas adventicias y grupos humanos en determinados espacios geográficos, cuando son enfocadas desde el punto de vista de sus flujos energéticos y de información, de sus ciclos materiales y de sus relaciones simbólicas, sociales, económicas y políticas, que se expresan en distintas formas tecnológicas de manejo dentro de contextos culturales específicos, tanto desde el punto de vista de las interacciones ecológicas como culturales. (p. 53)

      La estructura de los agroecosistemas es una construcción sociocultural producto de la evolución del hombre con el resto de la naturaleza, cuyo dinamismo y complejidad se deben a su interacción con los factores ambientales. Su localización en un espacio geográfico es un factor que facilita su estudio (Altieri, 1999; León, 2014).

      El clima

      Para conceptualizar la VC es necesario abordar, en primer lugar, la definición de clima. Clima es el estado del sistema climático; es una red altamente compleja integrada por la atmósfera, la hidrósfera, la criósfera, la superficie terrestre, la biósfera y las interacciones entre estos elementos, que definen la influencia de las oscilaciones atmosféricas, al igual que las condiciones ambientales predominantes en un lugar.

      En este contexto cambia el sentido que los meteorólogos le atribuyen a la palabra “ambiente”, que se trata más como un referente climático que como las relaciones ecosistema-cultura a las que alude Ángel (1997) en su definición del concepto, que resulta mucho más extenso (figura 2):

      […] [el ambiente] no solo designa las condiciones abióticas del medio físico que rodea a los sistemas vivos e influye en su formación, sino también cualquier medio en el que se desarrolle la formación de cualquier sistema, como por ejemplo el ambiente social en el que se desenvuelve el individuo. (p. 51)

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      Fuente: elaboración propia con base en datos de Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC, 1992), IPCC (2007) y Semarnat e INE (2009).

      Sin embargo, puede afirmarse que el concepto de clima es también una construcción cultural que se elabora a partir de procesos materiales y simbólicos y que involucra el reconocimiento de los saberes, creencias y prácticas que tienen las comunidades con respecto a la incidencia física de las variables ambientales más importantes: temperatura, precipitación, humedad relativa y velocidad del viento, contribuyen al diseño de medidas de mitigación y adaptación ante la ocurrencia de eventos climáticos extremos (Correa, 2011; Mariño, 2011).

      Cambio climático (CC)

      El cambio climático (CC) se define como la variación del estado del clima durante largos periodos de tiempo. Se hace evidente en el aumento mundial del promedio de la temperatura del aire, del nivel del mar y en los constantes deshielos, y se origina tanto en procesos naturales como en cambios de origen antropogénicos asociados a procesos productivos industriales, agrícolas y mineros, expresados con cambios en el uso del suelo que afectan la composición química de la atmósfera (Hurtado, González y Valbuena, 2019; IPCC, 2007).

      Variabilidad climática (VC)

      La variabilidad climática (VC) se define como las fluctuaciones del clima durante periodos de tiempo relativamente cortos. Se mide por las desviaciones estadísticas de una variable meteorológica con relación a su promedio en un mismo periodo de tiempo, diferencia que se denomina “anomalía” (Montealegre, 2010a, 2010b; Pabón, 1997).

      La VC responde, entre otros fenómenos, al establecimiento y desarrollo de oscilaciones o fluctuaciones atmosféricas que pueden afectar amplias y lejanas regiones del planeta. Esta característica, llamada teleconexión, describe la estructura espacial de la VC y ayuda a entenderla en un amplio rango de escalas tanto espaciales como temporales (Ruiz, 2008).

      En América Latina, la VC ha impactado diferentes regiones, lo cual se evidencia con el incremento de la ocurrencia e intensidad de eventos climáticos extremos, cada vez más frecuentes e intensos. En Colombia, por su ubicación en la zona de influencia directa del calentamiento de las aguas del océano Pacífico, el impacto es mucho más significativo que en cualquier otro país de la región, afectando severamente los procesos productivos (Altieri et al., 2012; FAO, 2011; Instituto Nacional de Ciencia Agrícola [Inca] y Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, 2012; IPCC, 2001; Leblanc, Russo, Cueva y Subia, 2006; Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo [PNUD], 2011; Rodríguez, 2007).

      La VC y el CC se manifiestan por el incremento considerable de inundaciones, sequías, deslizamientos y pérdida de suelos (entre otros).

      La agricultura colombiana, en especial la de los pequeños productores, tiene una alta dependencia de las condiciones ambientales locales, que inciden sobre la fisiología de las especies cultivadas, la eficiencia de los sistemas productivos y la reducción del componente de subsistencia si no se dispone de medidas de mitigación adecuadas (Altieri y Nicholls, 2008; Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales [Ideam], Agropecuaria Somos Campo [Asocampo] y Asociación de Cabildos Genaro Sánchez; Cardona, 2010; Pabón, 2011).

      Escalas de la VC

      Las escalas de la VC incluyen variaciones temporales como estacional (escala semanal), intraestacional (escala mensual), interanual (escala anual, asociada a la ocurrencia de los eventos ENOS o ENSO —por sus siglas en inglés— El Niño-Oscilación del Sur) e interdecadal (escala multianual), que son las de mayor importancia en la determinación y modulación de los procesos atmosféricos (Ideam, 2005; Montealegre, 2010a, 2012; Montealegre y Pabón, 2000; National Oceanic and Atmospheric Administration [NOAA], 2003; Pabón y Hurtado, 2002; Rojas, 2011).

      La VC, valorada en escala interanual, está asociada con fenómenos locales como heladas, sequías, precipitaciones extremas, aumento en frecuencias e intensidad de huracanes, tornados y ventiscas que generan igualmente procesos de remoción en masa (derrumbes, avalanchas, coladas de barro), inundaciones y otros desastres (IPCC, 2001).

      Incidencia de la vc en el sector agropecuario

      El sector agropecuario es altamente sensible a cambios en los factores climáticos que impactan de manera diversa la base ecosistémica, la economía y la sociedad en general y que afectan principalmente a las poblaciones más pobres y vulnerables.

      Los efectos más significativos de las variaciones climáticas sobre el componente ecosistémico de los agroecosistemas se expresan en pérdida de la materia orgánica, disminución de la capacidad de almacenamiento de agua en el suelo, disminución de la cobertura