POEMAS 13. Daniel Karl Göhler. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Daniel Karl Göhler
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9783844260984
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armas a todos e incluso torturar a los sospechosos – aplausos cuando nos concedamos el premio Nobel de la paz – ¡qué farsa tan ridícula! – no se lo entenderá jamás...

      La nuestra...

      La vida como laboratório, idiolatrar la superficie, dejarse pudrir la esencia

      Predicar al pueblo que el enemigo esté a miles de kilómetros en tierras lejanas, mientras que esté a dos pasos, caminando incluso

      La nuestra...

      La vida de la gente como un estudio psicológico, declarando los que en contra de la locura estén como enfermos mentales mientras los que lo diagnosticaron los verdaderos enfermos son

      La nuestra...

      Predicar un mundo unido, un mundo de la paz y del amor, sin diversidades, sin rencor, siguiéndo armándose hasta los dientes de una boca al que nada la quite el hambre nunca

      La nuestra...

      La vida de la gente que les sirve como batería, hasta que llegue el día en el que el ganado ya no les convenga más y lo faenen a todo

      La nuestra...

      Predicar que solamente quería lo mejor para nosotros, envenenando las comidas, el agua, el aire y hasta el cielo incluso

      La nuestra...

      La vida es mejor vivir en una libertad peligrosa que en una esclavitud pacífica

      La nuestra...

      va a sentir pronto lo que signfica levantarse el pueblo entero mundial para despedir a los establecidos con la gran esperanza que la revolución esta vez no se coma a su prole...

      Érase una vez la hipocresía...

      Se ubicaba en cada una de las cuatro esquinas redondas del mundo

      Se ubicaba en cada gobierno títere del mundo

      instalado hace ya muchos años de parte de los que se coronaron a los reyes a si mismos

      Se ubicaba en cada arenga para la paz

      Se ubicaba en cada sacudir manos con los aliados

      hasta que llegaba el día en el que no les servía más

      y los mataron a sus aliados, entre ellos los de toda la vida, otros de nomás un par días

      y uno de ellos les advertía a los demás aliados en una arenga poco antes de su asesinato

      "¡No crean que estén a salvos! ¡Justo cuando ustedes no les sirvan más, les tocará la última hora!"

      y se reían de él y de lo que les había dicho – ¡pucha! Ya nadie de ellos se reirá nunca jamás...

      Se ubicaba en los contratos de alimentos que al fin y al cabo solamente servían a saciar el hambre del oro de los reyes

      Se ubicaba en las guerras que soltaron, predicando ser miembros de una religión que rechaza y por ende no conoce a la violencia

      y nunca respetaban a los mandamientos por los que juraron miles y una vez en frente de la vista de todo el mundo

      con impudicia

      trataron de gobernar al mundo entero

      dividiéndolo en dos estratos

      y por muchos años se les fue maravilloso

      hasta que un día la gente decidía de acabar con esta pendejada tan absurda

      y había una última confrontación entre los reyes coronados por si mismos y la gente hecha sirviente

      que simplemente dejaba de participar en este juego malvado

      y con armas trataban de reganar el control sobre el rebaño suyo

      pero las ovejas se habían dado cuenta

      que ningún palo, ningún perro, ningún pastor malvado

      pueda con ellos

      todos

      unidos

      quietos

      no colaboraron más y con este pasito tan chiquito

      cambiaron el mundo y enterraron a la hipocresía

      en un lugar público a la vista de todos

      para que nunca jamás se olvidaran del mundo loco que dejaron atrás

      dicen que no sea una señal de buena salud, estar adaptado muy bien a una sociedad profundamente enferma

      pero ¿cómo sabemos de que la sociedad que nos forma tenga esa deficiencia?

      Al corazón hay que escuchar nomás y a la intuición además

      y cada uno se dará cuenta que precisamos de una última declaración a la

      hipocresía y sus hinchas – ¡qué descansen en paz para siempre!

      Érase una vez un luchador...

      Con su alma no aguantaba el yugo bajo el que vivían

      Con su espada pensaba en romper las cadenas

      Con su palabra juraba de acabar con la dictadura cuya raíz tenía en tierras lejanas

      Con sus dichos a los hechos no se demoraba mucho tiempo hasta que llegaron las tropas del padre abusivo

      Con sus manes les esperaba en la orilla con una bandera blanca izada, estrechándoles su mano de hermano

      Con sus primeras palabras de tratar de quitarles la hiel que les fue incrustada por parte de al quien solían decir "padre" quería que no se culmara la tensión a una batalla por el sólo hecho de anhelar del dulce sentir la libertad que ni sus hermanos lejanos sentían en su mundo tan civilizado

      Con el primer disparo le hicieron caer al luchador cuyas palabras no habían sido en vano

      resultaban la pepa de la resistencia de dentro de cada soldado que fue entrenado a obedecer cualquier órden dado

      resultaban la razón por la cual entre ellos mismos empezaron a dispararse, tratando de lanzar una bala que acabara con el asesino del luchador que todavía paradito seguía con su arenga

      A favor de mis hermanos aquí en esta tierra, y al favor a mis hermanos en la tierra detrás del horizonte – ¡bajen las armas y no sigan más al maluco que los mandó, que no les ama como yo!

      Con el último disparo de este día se caía un uniforme con medallas de plata, de bronce y de oro

      Con el último respiro se alegraba el luchador que vio a su misión como cumplida en su vida

      Con el último sonido de fusil posado en la tierra, el sonido al que a todos les amaba escuchar igual, se acabó la invasión

      y con ella el falso orgullo, la avarícia y el sueño equivocado del imperialismo

      y empezó una década de oro

      hasta que un día se repetía la historia

      pero como un ocho que no tiene fin, el destino le dio luz a otro luchador

      que vino, vio y al final de su jornada venció.

      Algunos cerraron los ojos de inmediato, otros veían bien hasta los cientoveinte años.

      ¡Qué el mundo y la esperanza y el espíritu libertador siempre siempre siempre den luz a así gran ejemplos!

      ¡Hasta la próxima, comandante!

      Érase una vez un pueblo...

      No podía creer al escuchar la noticia que había ganado este pendejo – ¡de nuevo!

      Que aparte de mucha plata no tiene agenda política – ¡de nuevo!

      salvo lo de "crear trabajo para el pueblo" y "acabar con el terrorismo" - ¡de nuevo!

      No podía creer a las voces de los que votaron por