365 días con
Jesús de Nazaret
Francisca Sierra Gómez
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Gómez, Francisca Sierra
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ISBN: 978-84-2856-386-4
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Presentación
Cuando leemos los evangelios, sentimos que las palabras que Jesús dirige a sus discípulos están pensadas especialmente para nosotros. Y, en ocasiones, nos sorprende encontrar en un pasaje concreto la respuesta a algún problema que nos preocupa, el aliento necesario ante una desgracia y la llamada de atención en nuestros momentos de desidia.
Efectivamente, el Nuevo Testamento es un inmenso y rico compendio de sabiduría cotidiana que nada tiene que envidiar a los actuales libros de autoayuda. Su lectura diaria es como un faro que puede guiarnos en los días de tormenta, para decidir cuál es la actitud que, como cristianos, espera Jesús de nosotros.
La madre Francisca Sierra, autora de numerosos libros de comentarios evangélicos que han tenido una gran acogida, nos ofrece en esta ocasión la oportunidad única de pasar todo un año acompañados de las palabras de Jesús. Siguiendo un orden cronológico, la Madre va analizando los principales momentos de la vida del Nazareno, desde su nacimiento hasta su muerte y resurrección.
Las palabras de Jesús están acompañadas de un comentario de la autora, que nos da las claves para entender en profundidad el mensaje evangélico y lo lleva a nuestra vida cotidiana. En lugar de ofrecernos un erudito análisis exegético que muchas veces nada tiene que decirnos en nuestro día a día, la finalidad por la que parece haberse guiado la madre Francisca al escribir sus comentarios es: ¿qué me dicen las palabras de Jesús a mí, como persona concreta de este tiempo? ¿Cómo aplicar su mensaje en mi vida cotidiana? ¿Estoy viviendo mi fe de forma auténtica?
Los comentarios de la madre Francisca nos interpelan directamente y nos exhortan a ser auténticos seguidores de Jesús, aunque eso suponga andar el camino más difícil. Pero también nos animan en nuestros momentos de desesperanza y nos dan la fuerza necesaria para enfrentarnos a nuestros problemas.
Finalmente, este libro es también una invitación a la oración. Cada comentario termina con unas breves palabras dirigidas a Jesús y a su madre, María, para pedirles directamente su ayuda, su protección y su inspiración. Pero, lejos de plantearlas como oraciones definitivas, la autora nos ofrece la posibilidad de dirigirnos a Jesús con nuestras propias palabras, alentándonos a la oración diaria con confianza, con la naturalidad del hijo que se dirige a su padre para pedirle ayuda en los momentos difíciles.
Te invitamos a que te acerques a este libro con curiosidad, sin prejuicios, a que lo hojees y a que vayas leyendo algún comentario al azar. Estamos seguros de que eso te llevará a leer más, hasta que finalmente sientas la necesidad de acudir a las palabras de Jesús cada día, para preguntarle ante tus problemas cotidianos: ¿qué debo hacer, Maestro? En sus palabras hallarás siempre la respuesta.
El Editor
Enero
1 de enero La alegría de acoger
¡Qué bonito es acoger! Sí, ¡y qué triste y decepcionante es sentirse rechazado! La acogida genera alegría, paz y satisfacción.
Si observamos nuestras formas de actuar, verás con pena que tiendes y te dejas llevar por el gran mal que es no acoger a Jesús en tu vida. Él quiere estar contigo para hacerse caminante a tu lado, pero tú conviertes tu vida en rechazo, en indiferencia. Y con gran tristeza oyes: «Vino a su casa y los suyos no le recibieron» (Jn 1,11). Jesús siente una gran decepción porque tú tienes otras preocupaciones y otros quehaceres que te inquietan y te absorben.
Hoy el Señor, con enorme deseo y enorme amor, te pregunta: ¿eres capaz de acoger y recibir el gran regalo de dejarme compartir contigo la vida que actualmente vives? ¿Por qué no me dejas entrar en tu corazón? Piensa en tus rechazos.
Tú, que oyes y sientes estos interrogantes del Señor, ¿no serás capaz de obligarte a cambiar el rumbo de tu vida con una actitud de apertura, de escucha, de relación amorosa y de comunicación con él, tratándole en tu interior como un amigo?
Siente la alegría de acoger. Hoy no puedes por menos de repetirle: ¡Gracias, Señor, por quererme tanto! Ayúdame hoy a estar muy atento al paso de tu amor a través de las horas de mi vida. Que sepa acogerte en todas las personas y en todo lo que me ocurra hoy. Entra en mi corazón e inúndalo de tu amor. Madre de la escucha, enséñame a acogerte y a abrirte las puertas de mi corazón.
2 de enero Compañero de camino
Es para llenarse de alegría. Jesús habita en tu vida. Está inserto en tu historia. Vive contigo tus días.
¡Impresionante! Piénsalo con detenimiento. Él habitó, acampó entre nosotros y con nosotros. ¿Te has parado a pensar muy despacio en la profundidad de estas palabras: «El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,14)? Cuando valoras en pleno contacto con el Señor su amor, no podrás por menos de exclamar desde el fondo de la admiración: «Hemos contemplado tu gloria». ¡Qué asombro! Jesús se hace hombre como tú, débil y frágil como tú. Así es el amor de Dios.
Hoy te invito a reflexionar: ¿sabes valorar la inmensa ternura de Dios? ¿Sientes en tu vida personal la presencia del Dios que vive contigo? ¿Sabes contemplarle en las personas que tratas y en tu vida de cada día?
Llénate de amor, de asombro y de alegría. Dale vueltas en tu corazón a la maravillosa frase: «Habitó entre nosotros». Reflexiona lo que significa para tu vida que todo un Dios, por lo mucho que nos ama, ponga su tienda entre nosotros.
No dejes de exclamar: ¡Gracias, Dios-amor, por hacerte vida de mi vida! ¡Gracias por hacerte uno conmigo! ¡Gracias por ser presencia viva en mi historia! Que hoy sea consciente de la plenitud de tu amor y descubra tu gloria a lo largo de las horas del día que tú me regalas y pones en mis manos con amor. Gracias.
3 de enero Una historia sorprendente
Si rastreas la larga genealogía de Jesús, comprenderás cómo se enraíza profundamente en tu propia historia. Te llevará a pensar en la amorosa acción de salvación en la que Dios construye con amor nuestra propia existencia. Dios se mete en nuestra historia totalmente, encarnándose en nuestra vida y, así, nos propone su estilo de vida en amor y misericordia. «Y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo» (Mt 1,16).
Y a la luz del origen de Jesús, reflexiona: ¿cuál y cómo es tu historia personal vista desde el amor de Dios? ¿Cómo ha sido tu génesis? ¿Valoras a los seres queridos que han hecho posible que tú existieras? ¿Valoras a tu familia como un regalo de Dios? ¿Eres agradecido?
Hoy suplica al Señor ser consciente del don de la vida y del don de los tuyos. Pide al Señor por todas las personas que han intervenido en tu educación, en tu forma de vivir, en tu trabajo, en tu estatus. Pide también por las personas que