1. INTRODUCCIÓN
«En la Asturias del siglo VIII, un monje llamado Beato redactó unos comentarios con tal éxito que el libro acabó recibiendo su nombre, Beato. San Beato nació en el 730 y murió en el 785. Fue abad del monasterio de San Martín de Liébana y capellán de Osinda, mujer de Silo, rey de Oviedo desde el 775 al 783. Se puede decir que fue el que modeló espiritualmente a la España de fines del siglo XIII, siendo, como ha sugerido el padre Pérez de Urbel, el gestor principal del culto a Santiago de Compostela» (Garrido-Ramos, 2014, p. 56).
El fragmento anterior permite afirmar que la figura de Beato de Liébana1 fue, sin duda, una de las más importantes y relevantes del momento y, en consecuencia, marcó una época de vital importancia tanto a nivel peninsular como europeo, partiendo de la base del culto al apóstol Santiago y del propio Camino de Santiago como eje vertebrador del mismo a distintos niveles, como el histórico, el económico y el religioso, entre otros.
Sin pretender abordar el tema de una forma exhaustiva, es conveniente recordar que el Camino de Santiago (también conocido como Camiño das peregrinacións, Ruta Xacobea o Camino Francés) se fija en el siglo XI, en tiempos de Alfonso VI2 el Valiente de Castilla y León, Sancho el Mayor de Navarra y Sancho Ramírez de Aragón, monarcas clave para la internacionalización de la causa de Santiago.
Se debe exponer que con el Camino se asistió a la exención de portazgos y peajes. Existieron unas garantías de seguridad, se repararon/ modificaron caminos (como en Navarra, zona especialmente importante en el propio Camino) y puentes, se crearon también hospitales y aumentó el protagonismo de un gran número de ciudades por las que pasaban los peregrinos.
Hablar, por tanto, del Camino conlleva referirse también al sentimiento religioso y a la misión desempeñada por los caballeros de las órdenes3, que velaban por la protección de las personas que lo realizaban a través de las distintas rutas de peregrinación, no solo a escala peninsular, sino europea (Chartres, Cluny, etc.). Recuérdese a este respecto que la peregrinación a Santiago llegó a ser la tercera en importancia de la cristiandad, tras Roma y Jerusalén.
En definitiva, las órdenes militares combinaron a partes iguales aspectos religiosos4 (voto de castidad, pobreza y obediencia) y componentes militares (defensa del territorio y del peregrino), y es por ello por lo que las consideramos fundamentales para una mejor comprensión de la época y de todo lo que, al igual que en el propio Camino, giró en torno a ellas. Gracias a ambas cuestiones llegaron a la Península un sinfín de influencias culturales, institucionales, espirituales y económicas procedentes del resto de Europa, las cuales merecen ser analizadas, centrándonos para ello en la cultura material y recurriendo a una nueva aproximación teóricometodológica como es la de las Humanidades Digitales (en adelante HD).
__________________
1. Beato no estuvo exento de polémica, como demuestra en el siglo VIII la disputa en torno al adopcionismo mantenida entre él y el metropolitano Elipando de Toledo, arzobispo de Toledo, cuestión fundamental a la hora de explicar el origen de los Comentarios de Beato. Se trata de una doctrina que defendía que Cristo, «en cuanto hombre, era hijo de Dios no por naturaleza, sino por adopción del Padre (según la RAE)». «Aparentemente, la polémica fue iniciada por Elipando, que acusó a Fidel, Eterio y Beato de herejía» (Rucquoi, 2017, p. 29). Además, dentro de la controversia, Elipando se refirió a Beato como «discípulo del anticristo, maloliente por la inmundicia de la carne, alejado del altar de Dios, falso Cristo y falso profeta» (Rucquoi, 2017, p. 30).
2. «El gobierno de Alfonso VI coincidió con un período de avance económico y cultural que benefició el desarrollo del Camino de Santiago. Al mismo tiempo, esta vía se convirtió en privilegiada puerta de entrada de las nuevas corrientes artísticas francesas en la Península. Es en este tiempo cuando la Ruta comienza a destacar como la gran arteria europea de relación e intercambio que llegaría a ser en los siglos XII y XIII. En este proceso fue muy significativa la definitiva conquista de La Rioja por este monarca, lo que despejó el paso del Camino por el nordeste peninsular». Fuente: https://xacopedia.com/Alfonso_VI
3. La Orden de San Juan o del Hospital (Raymundo de Puy, 1120), la de los Caballeros del Temple o templarios (Hugo de Payens, 1118) o la de los Caballeros Teutónicos (en Alemania) son algunos ejemplos de órdenes normalmente asociadas a las cruzadas y con un fuerte sentimiento religioso y defensivo.
4. «La Iglesia influyó, fundamentalmente desde el siglo XI, en la forma del espíritu caballeresco, dirigiendo los afanes guerreros de sus miembros hacia la defensa de la fe cristiana frente a los enemigos musulmanes, surgiendo de esta manera el soldado de Cristo (miles Christi). Pese a todo, la caballería conservó su carácter militar y guerrero, constituyendo el combate la principal ocupación de sus miembros» (Donado y Echevarría, 2009, p. 239).
2. CONTEXTO HISTÓRICO Y GEOGRÁFICO
El contexto que aborda el presente trabajo se centra en la península ibérica en época medieval. Los acontecimientos que se han tomado como base para el estudio han sido la figura de Beato de Liébana, su obra Comentarios al Apocalipsis5, así como las principales copias (Beatos, cuyas ilustraciones o miniaturas se considera que influyeron decisivamente en la escultura románica de las iglesias y catedrales a lo largo del Camino de Santiago) creadas a partir de él, el surgimiento del Camino de Santiago y el auge y desarrollo que experimentaron las zonas que se encontraban en su entorno.
Se ha analizado el fenómeno de las peregrinaciones a Santiago a raíz del descubrimiento del sepulcro del apóstol, así como el papel de las principales órdenes militares existentes en aquel momento a nivel peninsular6 (Calatrava, Santiago, Alcántara7 y Montesa), que se encargaron de velar por los viajeros que, procedentes de diversos lugares de Europa e incluso más lejos, movidos por la fe y un profundo sentimiento religioso, optaron por realizar ese trayecto. Igualmente, se debe recordar que las órdenes castellanas8 tuvieron un destacado papel a nivel territorial, influyendo también en la tan debatida «repoblación»9 del centro y sur de la Meseta.
Por todo ello, el análisis se ha centrado a nivel histórico y geográfico, completándose con un nivel iconográfico en relación a las principales obras surgidas en dichos territorios a colación de los Comentarios de Beato, puesto que aportan otra información de interés y han contribuido en conjunto a extraer un mayor número de conclusiones sobre el tema objeto de estudio.
Figura 1. Órdenes militares más importantes existentes en el territorio peninsular en la Edad Media. Las de Calatrava, Santiago y Alcántara surgieron en el siglo XII (en las Coronas de León y Castilla) y la de Montesa en el siglo XIV (en la Corona de Aragón).
__________________
5. Para consultar la obra digitalizada: http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000047185
6. Véase la capa 8 del mapa de Google My Maps para conocer la ubicación de cada una.
7. Al igual que la Orden Teutónica, «se centraron en la lucha contra el infiel en sus respectivas áreas de asentamiento, sin por ello menospreciar el carácter universal que toda orden militar tenía» (Donado y Echevarría, 2009, p. 308).
8. «En Castilla, las órdenes de Santiago, Calatrava y Montesa habían conseguido acumular un peso económico y patrimonial verdaderamente extraordinario. Ello les permitía, entre otras manifestaciones, el mantenimiento de unas fuerzas de caballería especialmente poderosas y efi-caces. Por eso, durante muchas décadas, los maestres de estos grandes institutos militares habían sido los verdaderos árbitros del panorama político castellano» (Álvarez Palenzuela, 2002, p. 894).
9. Véase al respecto la teoría de Sánchez Albornoz sobre la despoblación y repoblación de la Meseta, así como la discusión posterior por