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En una ciudad pequeña y acogedora del este levantino, cabecera de la industria del calzado, vivían dos hermanos: el Zapato Derecho y el Zapato Izquierdo. Ambos eran de color rojo.
Su dueño, el muchacho Dias, cuidaba con más esmero al Zapato Derecho, y sobre Izquierdo se olvidaba constantemente. El Zapato izquierdo se ofendía y con lágrimas en los ojos, solía quejarse amargamente al hermano: «Huiré del amo, él por mí no se preocupa, no me cuida, no me limpía, no me lava… Hasta el perro Aktos y el gato Syrbas ni siquiera me dejan en paz: todo el tiempo me muerden y me roen. ¿Por qué a mí? ¿Por que?»… ¿Acaso soy diferente a ti?… se lamentaba.
«¡No puedo sufrir mas! ¡Me iré!…» dijo el Zapato Izquierdo, al tiempo que escapaba hacia la calle…
Mientras caminaba, observó multitud de pares de zapatos diferentes. Unos, marcaban el paso ceremoniosamente, otros saltaban, otros marcaban el paso majestuosamente por las aceras… Los hermosos de cuero, los de tacón alto, los medianos y planos, los deportivos, los de bailarina y sandalias. Variedad de formas y colores, todos diferentes: negros, blancos, anaranjados, azules, violeta – para todos los gustos y tamaños.
