Viento Joven
ISBN edición impresa: 978-956-12-2956-3.
ISBN edición digital: 978-956-12-2188-8.
25ª edición: abril de 2019.
Obras Escogidas
I.S.B.N.: 978-956-12-3145-0.
26ª edición: abril de 2019.
Editora General: Camila Domínguez Ureta.
Editora Asistente: Camila Bralic Muñoz.
Director de Arte: Juan Manuel Neira Lorca.
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ÍNDICE
PALABRAS PRELIMINARES
Federico García Lorca.
El universo femenino en tres obras de García Lorca
El escritor español Federico García Lorca (1898-1936) fue una de las grandes figuras de la llamada Generación de 1927. Hijo de un hacendado granadino, estudió Letras y Derecho en Granada y Madrid, donde se estableció en una Residencia de Estudiantes en 1919. Al igual que los poetas de su generación, fue gran admirador de Góngora y redescubridor de la poesía popular. Además, fue dibujante, músico y excelente recitador. En su primer intento dramático, El maleficio de la mariposa (1920) se refleja la influencia de Juan Ramón Jiménez y de Rubén Darío, dominantes en la literatura de ese tiempo. El lirismo domina también su romance popular Mariana Pineda (1927), estrenado por la actriz Margarita Xirgú, con decorados de Salvador Dalí.
La poesía popular andaluza está presente en sus farsas para guiñol y para actores: Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita, Retablillo de don Cristóbal (1931), La zapatera prodigiosa (1930), Amor de don Perliplín con Belisa en su jardín (1933). Hacia finales de la década de los 20, García Lorca había alcanzado una gran popularidad con su libro de poesías Romancero gitano (1928). Viaja entonces a Nueva York y Cuba. Una corriente surrealista comienza entonces a reflejarse en parte de su obra, como en el libro Poeta en Nueva York y en la creación dramática Así que pasen cinco años, sobre el tema del paso del tiempo.
En 1932 participó en la creación del grupo teatral La Barraca, que viajó por las provincias españolas con un repertorio clásico. Desde 1933 fue promotor de los Clubes Teatrales de Cultura, cuyo objetivo era «hacer arte al alcance de todos». En ambas empresas fue director, autor y escenógrafo.
En 1933 estrenó Bodas de sangre, considerada como la primera parte de una trilogía dramática de la tierra española, caracterizada por ser una mezcla entre drama popular, realismo y poesía, a la que pertenecen Yerma (1934), Doña Rosita o el lenguaje de las flores (1935) y La casa de Bernarda Alba (1936), considerada su obra maestra, escrita poco antes de estallar la Guerra Civil y que jamás vio representada y que solo se estrenó en 1945. García Lorca fue asesinado en Granada a los pocos días de comenzada la guerra, cuando tenía 38 años.
Como se puede observar en los títulos de sus obras de teatro, hay en García Lorca una fuerte inclinación a retratar el mundo femenino de la España de su época. Y dentro de esa temática, la mayoría de sus obras giran en torno a una situación dramática básica, profundizada y enriquecida y que alcanza su punto más alto en La casa de Bernarda Alba: el conflicto entre el principio de la autoridad y el principio de la libertad. Estos preceptos básicos pueden tomar diversas encarnaciones, según cada una de las obras. Así nos encontramos ante una lucha donde por una parte están el orden, la tradición, la colectividad, y, por otro, el instinto, el deseo, la imaginación, la individualidad. Sus distintos elementos van tomando caracteres simbólicos como la tierra, el agua, la luna, los toros, la sangre, una navaja, ya que dentro de este teatro el factor poético anima desde su esencia a los personajes y sus historias.
La acción de La casa de Bernarda Alba transcurre en un espacio cerrado, hermético, y está enmarcada por la primera y última palabra que Bernarda pronuncia: silencio. Aquí, la autoridad (el autoritarismo, en rigor) está encarnado en esta mujer de férreo carácter, y la libertad está representada por las hijas. Bernarda Alba impone a los demás un universo cerrado, vigilante, sostenedor de una moral tradicional, al punto de convertirla en un personaje frío y despótico, dueña de todo el poder. El instinto natural de sus hijas, su anhelo de amor y afecto será lo que ponga en peligro dicha dominación.
Representación de la obra La casa de Bernarda Alba.
Al comenzar la obra viene de enterrar a su segundo marido. Debido al duelo, Bernarda impone en el hogar un luto que debe durar ocho años, donde no entrará «ni el viento de la calle». Profunda, aunque silenciosamente, sus hijas se rebelan ante la medida, ya que están en edad de tener novio y hacer vida social. Solo la mayor, Angustias, única hija del primer matrimonio, es rondada por Pepe El Romano, quien en realidad va tras el dinero dejado por el primer marido de Bernarda y que corresponde a la joven. Pronto se inicia una sorda lucha entre Angustias, Martirio y Adela por Pepe, hasta que esta última logra mantener con él una relación clandestina. Poco antes del matrimonio entre Pepe y Angustias se desata el drama: Bernarda descubre el amorío, dispara contra el hombre y Adela, creyéndolo muerto, se ahorca. La sentencia final de la madre cierra el círculo que se había abierto en el primer acto: «Y no quiero llantos. La muerte hay que mirarla cara a cara. ¡Silencio! ¡A callar he dicho! ¡Las lágrimas cuando estés sola! Nos hundiremos todas en un mar de luto».
Por su parte, Yerma es también otro drama de mujeres, en este caso encarnado por una protagonista incapacitada para tener hijos, como su nombre lo indica (árida, vacía, estéril son sus sinónimos). Ella se ha casado con Juan, un rico labriego al que no parece amar sinceramente y en quien ve más al padre de sus hijos futuros que a un esposo. Pero a medida que transcurren los años no logra el embarazo tan deseado. Yerma se siente excluida de una sociedad que la mira con ojos acusadores, culpándola de una infertilidad que se le vuelve insoportable. Ella espera, sueña, lucha, se recrimina y se va llenando de odio y de silencio, hasta que finalmente decide aceptar