El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos. Eliseo Vila. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Eliseo Vila
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Религия: прочее
Год издания: 0
isbn: 9788417131753
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HARDY [1618-1670]

      Vers. 20. En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre; los pondrás en un tabernáculo a cubierto de contención de lenguas. [En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre; los pondrás en un tabernáculo a cubierto de lenguas pendencieras. RVR] [De las conspiraciones de los hombres tú los escondes en lo secreto de tu presencia; en un refugio los pondrás a cubierto de los enredos de las lenguas. LBLA] [En lo secreto de tu presencia los esconderás de intrigas humanas. En un refugio los guardarás de las contiendas de la lengua. BTX] [Los escondes en el refugio de tu presencia, a salvo de los que conspiran contra ellos. Los proteges en tu presencia, los alejas de las lenguas acusadoras. NVI] [Tu rostro los ampara y protege de las conjuras humanas; los resguardas en tu Tienda de las lenguas pendencieras. BLP] [Los escondes en el refugio de tu presencia, a salvo de los que conspiran contra ellos. Los proteges en tu presencia, los alejas de las lenguas acusadoras. NTV]

      En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre. El orgullo es un arma de púas: la afrenta del soberbio es hierro que penetra hasta el alma; pero los que confían en Dios, están resguardados de forma segura en el Lugar Santísimo,157 la parte más interior en el cual nadie se atreve a entrar; y aquí, en la morada secreta de Dios, la mente del santo disfruta de una paz sagrada que el pie del orgullo no puede perturbar. Los que habitan al pie de la cruz de Cristo se vuelven indiferentes a la burla de los poderosos. Las heridas de Jesús destilan un bálsamo que cura todas las heridas que infligen las armas del desprecio; de hecho, cuando va armado y protegido por la misma mentalidad que había en Cristo Jesús,158 el corazón es invulnerable a todos los dardos del orgullo.

      Los pondrás en un tabernáculo a cubierto de lenguas pendencieras. Las lenguas son más temibles que los animales de presa, y cuando atacan, es como si toda una manada de lobos anduviera suelta. Pero el creyente está seguro y a salvo incluso de este peligro, porque el pabellón real del Rey de reyes le proporciona protección y refugio sosegado. El tabernáculo secreto del sacrificio y el dosel real de la soberanía, ofrecen para el pueblo del Señor una doble seguridad en sus peores aflicciones. Fijémonos en la inmediatez de la acción divina: “los esconderás”, “los pondrás”, el Señor está presente de modo personal en el rescate de sus afligidos.

      C. H. SPURGEON

      Los pondrás en un tabernáculo a cubierto de lenguas pendencieras. Esto es algo que nuestro amado y bendito Dios hace secretamente, de tal modo que ningún ojo humano pueda verlo ni percibirlo. Por tanto, los impíos ignoran por completo lo fuertemente protegido que está el creyente, en Dios, y en la presencia de Dios; de tal modo que no hay reproche o desprecio, ni lengua pendenciera en este mundo que puede causarle daño.

      JOHANN ARNDT [1555-1621]

      citado por WILLIAM WILSON [1783-1873]

      en “The Book of Psalms: With an Exposition, Evangelical, Typical, and Prophetical, of the Christian Dispensation”, 1860

      Vers. 21. Bendito sea Jehová, porque ha hecho maravillosa su misericordia para conmigo en ciudad fortificada. [Bendito sea Jehová, porque ha hecho admirable su misericordia para conmigo en ciudad fortificada. RVR] [Bendito sea el Señor, porque ha hecho maravillosa su misericordia para mí en ciudad asediada. LBLA] [¡Bendito sea YHVH, que hizo maravillosa su misericordia para conmigo como en ciudad fortificada! BTX] [Alaben al Señor, porque me ha mostrado las maravillas de su amor inagotable; me mantuvo a salvo cuando atacaban mi ciudad. NVI] [¡Bendito sea el Señor que me demostró su amor en momentos de angustia! BLP] [Alaben al Señor, porque me ha mostrado las maravillas de su amor inagotable; me mantuvo a salvo cuando atacaban mi ciudad. NTV]

      Bendito sea Jehová. Cuando el Señor nos bendice, nosotros no podemos por menos que bendecirle a él recíprocamente.

      Porque ha hecho admirable su misericordia para conmigo en ciudad fortificada.159 ¿Era esa ciudad fortificada Mahanaim, donde el Señor le dio la victoria sobre los ejércitos de Absalón?160 ¿O se refiere a Rabá de Amón, donde sacó un importante botín?161 ¿O quizá, y lo más probable, la misma Jerusalén, la ciudad fuerte donde experimentó la asombrosa bondad de su Dios más que en ningún otro lugar?162 La gratitud nunca se queda corta de motivos y temas; sus Ebenezeres163 quedan tan cerca unos de otros que forman una pared que bordea por ambos lados su camino al cielo. Ya sea en ciudades o en aldeas, nuestro bendito Señor se ha revelado a los hombres en numerosas ocasiones, y nunca olvidaremos algunos de estos lugares sagrados: el monte solitario del Hermón,164 la aldea de Emaús,165 los acantilados de Patmos,166 o el desierto de Horeb,167 son todos igualmente famosos cuando Dios se nos manifiesta en ellos con ropajes de amor.

      C. H. SPURGEON

      Vers. 22. Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos; pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba. [Decía yo en mi inquietud: Cortado soy de delante de tus ojos; pero tú oías la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba. RVR] [Yo alarmado, decía: ¡Cortado soy de delante de tus ojos! Empero tú oíste la voz de mis súplicas cuando a ti clamaba. LBLA] [Alarmado, me dije: ¡Cortado fui de tu presencia! Pero Tú oíste la voz de mis súplicas cuando clamé a Ti. BTX] [Lleno de pánico, clamé: «¡Me han separado del Señor!». Pero tú oíste que supliqué misericordia y respondiste a mi pedido de auxilio. NVI] [Yo, azorado, llegué a pensar: “Me has apartado de tu presencia”. Pero tú oías mi voz suplicante mientras a ti clamaba. BLP] [Lleno de pánico, clamé: «¡Me han separado del Señor!». Pero tú oíste que supliqué misericordia y respondiste a mi pedido de auxilio. NTV]

      Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos; pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba. La confesión de faltas y reconocimiento de errores siempre es un ejercicio oportuno; y en especial, cuando reflexionamos sobre la bondad de Dios, es momento adecuado para pasar revista a nuestras equivocaciones:

      Decía yo en mi premura.168 Por lo general cuando vamos con prisas farfullamos lo que no deberíamos; las prisas engendran el noventa por ciento de las equivocaciones. Las cosas dichas con precipitación se deslizan por la lengua muy rápidamente; pero a menudo permanecen en la conciencia durante años y años.

      Cortado soy de delante de tus ojos. Una afirmación absolutamente impropia; pero la incredulidad anida incluso en el corazón del creyente más firme, y desde su pequeño rincón, aprovecha para disparar contra el Señor cuanto rencor y malicia le sea posible cuando el curso de la providencia no es tan suave como desearíamos y las cosas no marchan como quisiéramos. Ningún creyente verdadero ha sido jamás, ni jamás podría serlo, cortado de delante de los ojos de Dios; y no obstante, que duda cabe, muchos han creído serlo, y más de uno se ha precipitado en afirmarlo, como hizo David. Semejantes sospechas, tan tenebrosas como erróneas. deben ser erradicadas definitivamente de nuestras mentes.

      Pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba. ¡Que misericordia tan grande es esta que, a pesar de nuestra incredulidad, Dios permanece fiel; y escucha nuestras oraciones incluso cuando nuestra mente está barajando dudas que deshonran su nombre! Si tenemos en cuenta los múltiples obstáculos que enfrentan nuestras oraciones en su camino al cielo, y la manera tan pobre en que las presentamos, es ciertamente maravilla de las maravillas que alcancen su destino y prevalezcan.

      C. H. SPURGEON

      Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos; pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba. ¡Quién habría pensado que las oraciones del salmista, mezcladas con tanta infidelidad en el corazón peticionario, tenían posibilidad alguna de prevalecer a oídos de Dios! Pues sí: “tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba”

      WILLIAM SECKER [¿?-1681]

      “The Nonsuch Professor”, 1660

      Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos. No, no, cristiano; una oración